jueves, 24 de noviembre de 2016

Muros absurdos, segregaciones insensatas


Linda Danielle Plascencia Soto

www.lacronica.com
Tras haber sido electo el nuevo presidente republicano de los Estados Unidos, personas de distintas etnias, creencias y nacionalidades han expresado su opinión y descontento ante los resultados de dichas elecciones, efectuadas el martes 8 de noviembre; sin embargo, me gustaría mencionar una inconformidad que, además de ser propia, comparto, estoy segura, con muchos otros fronterizos.

El poder tan grande que posee un país como Estados Unidos repercute significativamente en el desarrollo de las demás naciones y sus habitantes, así como las decisiones que tomen sus líderes, y creo que es ésta la causa primordial de los conflictos que se han generado. Díganme cómo no preocuparse por los efectos que un país pueda provocar en otros; y no hablo únicamente de economía, política o estabilidad social, me refiero al desarrollo del ser humano en sí, y específicamente al de nosotros los mexicanos.

Frente a las distintas noticias, comentarios, rumores, promesas y propuestas hechas y pendientes por realizar del republicano, estamos de acuerdo en que las más atemorizantes son tres: deportar, prohibir el paso, construir un muro que divida la frontera mexicana de la estadounidense. Y es precisamente ésta última en la que me detendré para hacer énfasis en que no sólo me parece una idea de segregación absurda, sino que es más que una barrera física, un muro que se pueda tocar, ver, construir o demoler: es también un muro que afecta de manera personal y psicológica a los jóvenes visionarios y a quienes tienen la intención de superarse a sí mismos, casos como el mío y el de miles de personas más.

Bien sabemos todos que, como cualquier otro país, el nuestro tiene sus defectos y virtudes. Me atrevo a hablar por muchos jóvenes que muestran su preocupación, interés y angustia ante la problemática generada por prejuicios irracionales. El cómo se nos está juzgando y cerrando las puertas nos dice demasiado. El mexicano no es flojo ni mala persona, mucho menos delincuente Somos gente trabajadora, visionaria, emprendedora, en busca de mejores oportunidades. 

En lo personal, no me preocupan los posibles beneficios que como frontera podríamos perder; seguiremos siendo privilegiados, a comparación de muchos otros. Pero en verdad me desconciertan y, admito, me han quitado el sueño últimamente la decepción y el temor que muchos sienten, la tristeza que invade a muchas familias distanciadas y el qué pasa ahora con las esperanzas de aquellos que persiguen el “sueño americano”.

Hace unos días hablaba con un amigo, y él me expresaba el miedo que sentía al pensar en lo que podría o no pasar. El no sentirse seguro y el no poder superarse a sí mismo, son miedos mayores a perder las facilidades y beneficios que nos otorgan el ser frontera. 

El  estar a la moda o al borde de la globalización, no son el dilema de por qué la gente cruza la línea. Tener acceso a mejores tecnologías, servicios y educación para alcanzar la máxima condición de vida, ese sí es nuestro objetivo, y la verdadera complicación no es cómo atravesar un muro, sino cómo seguir avanzando, sin importar qué se nos atraviese o qué obstáculo nos pongan para alcanzar la vida que todos merecemos y anhelamos. Ir por algo mejor sin inmovilizarnos por segregaciones insensatas. 

Artículo participante en el concurso Generación del Cambio, organizado por el periódico La Crónica, de Mexicali, Baja California.

Tercer semestre de preparatoria (2016)

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