jueves, 24 de febrero de 2022

Armando: La historia de mi padre

Santiago Ochoa Abril

 

Armando Ochoa Loza –según acta de nacimiento folio 2487 del registro civil– nació el 26 de diciembre de 1975 en la ciudad de Mexicali, Baja California, mismo año en que se fundó la compañía Microsoft. Sus padres, aún vivos, se llaman Jorge Armando Ochoa Carrillo y María Carmen Loza Vera. Ellos residen en Mexicali desde hace muchos años. Armando tiene un hermano mayor, que vive en Guadalajara y su nombre es Jorge. Los dos llevan una muy buena relación.

Su vida como estudiante empezó a los cuatro años de edad, cuando entró al kínder, el cual concluyó en 1982 en la escuela Carmen Calderón. Su mamá lo llevaba caminando debido a que el plantel estaba muy cerca de su casa. Después terminó su primaria en 1988, en el Instituto Félix de Jesús Rougier, del que tiene gratos recuerdos, sobre todo de las convivencias. “Mi vida de estudiante fue muy divertida –recuerda–, porque, a pesar de que había ocasiones en que, la verdad, prefería estar con mis amigos que haciendo la tarea o trabajos, me fue muy bien”.

Tuvo una infancia muy feliz, ya que jugaba mucho en la calle con su hermano y sus amigos. También vivió la época de la entrada de las primeras consolas de videojuegos, como el Atari que se lanzó en 1977 y todos los que le siguieron. Por eso dice: “A mí me tocó jugar con lo mejor de los dos mundos: con los juegos de la calle y las nuevas tecnologías”.  

Armando y su familia tenían varias tradiciones, pero la que mejor recuerda es cuando pasaban los fines de semana en el rancho de una tía. Ahí jugaban entre las pacas de alfalfa, se metían a los corrales con las vacas y los caballos, andaban en bicicleta y también se iban a nadar a los canales que había cerca.

En su adolescencia entró a la secundaria en el Instituto Salvatierra y concluyó esta etapa en 1991. Afirma que esta es la escuela en la que hizo varios amigos, con los que se mantiene muy cercano hasta la fecha. Ahí mismo cursó la preparatoria, de 1991 a 1994, tiempo en el que formó parte del equipo de futbol americano, con el que ganaron campeonatos estatales en 1992 y 1994.

Comenta que se puso a pensar que, a pesar de que en la secundaria y la preparatoria tuvo momentos complicados por su inmadurez, descubrió realmente que no había tenido ninguna dificultad, solo los típicos problemas e inseguridades de ser un adolescente. “Muchas veces sentía que mis papás no me entendían y que eran muy exagerados conmigo –expresa–. Por eso recuerdo que a veces les decía a mis amigos que ‘mis papás no saben nada’, y también había ocasiones en las que ni yo sabía bien qué quería, y por eso a veces me frustraba”.

El mismo año en el que terminó la preparatoria, decidió entrar a sus estudios profesionales de la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Baja California. “Todo el tiempo me ha gustado ayudar a las personas, y elegí estudiar derecho porque creo que es una buena forma de hacerlo”, comenta.

Siempre le gustó mucho ir a la escuela y hacer trabajos en equipo, porque se la pasaba muy bien con sus compañeros. Considera que en ese tiempo hizo muchos amigos, tuvo muy buenos maestros y aprendió muchas cosas sin darse cuenta. Afirma que pasó algunos momentos en los que se le hacían difíciles las materias, especialmente en la universidad, pero con dedicación y con el apoyo de su familia y sus profesores todo salió bien. Guarda muy buenos recuerdos de su vida como estudiante.

Narra con agrado una anécdota: “En 1999 tuve la fortuna de ser invitado, junto con seis de mis amigos, a la casa donde se estaba quedando el famoso boxeador Julio César Chávez aquí en Mexicali, ya que tuvo una pelea en la plaza de toros Calafia. Recuerdo que Julio César fue muy amable con nosotros y pasamos toda la tarde con él y todo su equipo de entrenadores. Comimos con el boxeador, platicamos con él y lo acompañamos en su entrenamiento de preparación para la pelea. Tengo presente que me prestaron unos guantes que Chávez usaba para entrenar, me los puse y tuve la experiencia de que Julio César me pegara como juego”. 

En marzo de 2000, Armando conoció a su hoy esposa, Alba Iscela Abril Herrera, en un gimnasio. Él iba todos los días a ejercitarse a las cinco de la mañana; saliendo de ahí se regresaba a su casa a bañarse y cambiarse para ir al trabajo. En una ocasión, cuando tomó vacaciones, siguió acudiendo al gimnasio, pero un poco más tarde (a las siete), y fue entonces cuando empezó a coincidir en los horarios con ella. “Me gustó mucho su bella sonrisa, su mirada encantadora y su cabello chino –dice–, así que me armé de valor y la invité a salir”.

Empezaron su noviazgo en julio de 2000. Vivieron una relación muy bonita y comenta que les ayudó mucho a conocerse. La fe representó algo muy importante para ellos. Les gustaba mucho ir al cine; además, compartían y hacían muchas cosas juntos con sus familias. Armando la acompañaba a sus torneos de boliche, luego ella le empezó a explicar y a enseñar cómo se practicaba ese deporte; al cabo de un tiempo, jugaban juntos en un equipo familiar. Se apoyaban mucho en sus metas profesionales y en sus trabajos, para seguir mejorando.

De acuerdo a su acta de matrimonio religioso en el libro 2, foja 161, acta 5894, con fecha 9 de octubre del 2004 contrajo nupcias con Alba Iscela. Después, el día 2 de agosto del 2007 (el mismo año en el que un tsunami devastó el sureste asiático), tuvieron a su primer y único hijo, de nombre Santiago. Armando asegura que estas fechas representan dos de los momentos más importantes y felices en su vida: la primera, porque fue cuando con su esposa empezaron a crear sus historias juntos; y de la segunda dice que la emoción y el miedo de tener un hijo es algo que nunca se le va a olvidar.

Comenta que generalmente le gusta estar haciendo ejercicio en sus tiempos libres. Desde chico siempre ha disfrutado la actividad física y aprender diferentes deportes. El futbol americano es el que más le atrae, porque lo practicó desde que tenía ocho años hasta que estuvo en la universidad; pero también le gusta jugar básquet, softbol, frontón y futbol. Asimismo, aprendió a andar en snowboard, a surfear y a jugar boliche.

Él ha participado en varias carreras de obstáculos. Su primera Spartan Race la terminó en 2011 y en 2013 finalizó una carrera de Tough Mudder. Después decidió, por unos años, llevar a cabo triatlones; se preparó y en 2015 logró un medio Ironman, donde nadó 1.9 kilómetros, anduvo en bicicleta 90 más y corrió 21. Recientemente aprendió a hacer CrossFit y ha tenido algunas competencias. Comenta que el ejercicio le ha ayudado en muchos aspectos de su vida, tanto física, social y emocionalmente. Dice: “Haciendo ejercicio he conocido a mucha gente; me relaja, me divierte y aparte es bueno para la salud”.

En 2018, Armando terminó su primera maestría en el Centro de Estudios de Postgrado. En diciembre de año siguiente, después de más de dos décadas de servicio, dejó de laborar en el Poder Judicial de la Federación. Ese mismo 2019 finalizó su segunda maestría en el Consejo de la Judicatura Federal, a la vez que iniciaba la pandemia por Covid-19. En mayo de 2020 se incorporó a un nuevo empleo.

Actualmente trabaja en la Comisión Federal de Electricidad. Comenta que está aprendiendo cosas nuevas y sorteando las dificultades debido a la pandemia, ya que necesita encontrarse de manera presencial, sin descuidar todos los protocolos establecidos para cuidarse y evitar contagios del coronavirus.

Se considera una persona tranquila, a la que le gusta escuchar a los demás y entender no solo lo que están diciendo o haciendo, sino el porqué dicen o hacen las cosas. Dice de sí mismo que es necio y calmado, pero exige que lo respeten. Comenta que algo en lo que puede mejorar es en la prudencia. “Soy muy sincero y a veces digo cosas que pude haber dicho de otra forma para que se entienda mejor lo que quise decir”, expresa.

La empatía y el tener una mentalidad optimista son parte de su personalidad. Asegura que las cosas van a tener un buen resultado y por eso es que considera que “una actitud positiva es clave para que las cosas salgan bien”.

Armando conserva bastantes recuerdos muy bonitos de su vida, pero sostiene que las fechas más importantes para él han sido las de su boda y del nacimiento de su hijo. Él quiere ser recordado como buen esposo, padre, hijo, hermano y amigo.

Segundo grado de secundaria, 2021.

 

Una mujer muy amada por todos

Andrea Guillén Nava

 

Una gran mujer llamada Gloria María Nava Tirado llegó a este mundo el 2 de julio de 1970, en el hospital del ferrocarril, el mismo día del primer mundial en México. Nació en Mexicali, Baja California. Sus padres son Gloria Elva Tirado Berrellez y Godofredo Carlos Nava Flores.

Unos años después se fueron a vivir a Hermosillo. Ahí nacieron dos de los hermanos de Gloria. En 1985, se regresaron a Mexicali y aquí nació su última hermana, un año más tarde.

Aunque eran una familia no de bajos recursos, no se podían dar muchos lujos. Desde pequeña, ella se iba caminando de su casa a la escuela y de regreso también. Además, cuidaba a su hermana pequeña e iba a hacer los mandados.

En el año de 1985 ingresó a la preparatoria. Para poder ayudar a su familia empezó a trabajar en un despacho contable, en el que laboró por cinco años. Al salir de ahí entró a su empleo actual, que es el Registro Agrario Nacional (RAN).

En el despacho conoció a su actual cuñada, Claudia. En ese momento se hicieron amigas de trabajo.

Pasado un tiempo, Claudia la invitó a su boda. Ahí fue donde conoció a quien sería mi papá, Abelardo Guillén Bautista, porque estaba en el lugar de la familia del novio; sin embargo, no pasó nada después.

Tras unos años nació la primera hija de aquel matrimonio de mis actuales tíos y mi mamá fue a conocerla. Ahí, mi tía le dijo que le iba a presentar a su cuñado (que es mi papá) solo para que se conocieran, y, si pasaba algo más, pues mejor. Después de conocerse y pasar un tiempo en citas, se pusieron de novios el 13 de septiembre de 1996. Estuvieron dos años en noviazgo, en los que hubo algunas peleas, que casi terminaron en separación, pero al final todo salió bien y se comprometieron. Su boda fue el 20 de noviembre de 1988.

Al ya estar casados se fueron a vivir a la casa de mi abuela paterna. Ahí permanecieron por seis años. En ese tiempo mi mamá estuvo intentando volverse madre de muchas maneras, como inseminaciones artificiales, tratamientos hormonales, etcétera. Sin embargo, los dos embarazos producidos de esas formas los perdió.

Cuando quedó encinta de mi hermano, por fin, empezaron a construir su propia casa, en el mismo lote en el que vivían mis abuelos y mis tíos.

Luis Antonio nació el 13 de septiembre del 2004. Un año antes –más exactamente, en febrero del 2003–, a mi tío Pipo, como le decíamos (hermano de mi mamá), se le diagnosticó un tumor en la cabeza. Desgraciadamente, no sobrevivió a la lucha y falleció en diciembre del 2005.

Para el año 2007 nací yo (la autora de esta biografía), Andrea, exactamente el 23 de marzo. En el transcurso del tiempo desde mi nacimiento hasta la actualidad no pasaron muchos hechos importantes, solo ocurrieron cosas como el terremoto en Mexicali el 4 de abril del 2010, y también cómo mi madre vio crecer a sus hijos.

En la actualidad, pese a la pandemia por el coronavirus, somos una familia unida y Gloria es una mujer muy amada por todos.

Segundo grado desecundaria, 2021.

Una gran mujer

 Hevick Alejandro García Pérez


En su primer cumpleaños.
Una gran mujer llamada Liliana Pérez González llegó a este mundo el 25 de diciembre de 1972 (como se registra en su acta de nacimiento), un regalo de navidad para sus papás, Víctor Manuel Pérez Méndez y Graciela González Solorio, en Mexicali, B. C.

Su niñez fue inolvidable, entre la ciudad y el valle. Sus fines de semana eran muy felices, porque iban a visitar a sus primos y a sus abuelos. 

En la casa de estos se divertían conviviendo con los animales. Una de sus actividades favoritas era meterse al corral de los conejos.

Otra forma de divertirse era hacer una casita en uno de los árboles más grandes, sacar langostinos del canal, colectar fruta del huerto para comérsela (ahí podías encontrar naranjas, mandarinas, diferentes tipos de limones, etcétera).

Meses antes de que Liliana entrara a la primaria nació su hermano menor, Víctor Manuel (Chiquillo), el 27 de mayo en 1979.

En las vacaciones de cuarto a quinto grado la familia fue a las olimpiadas de Los Ángeles, California (el 28 de julio de 1984), juegos en los que México ha ganado más medallas.

En el año de 1986 concluyó la primaria y entró a la secundaria 18 de Marzo. Ahí conoció grandes amigos. Al terminar ingresó a la preparatoria del COBACH. Meses más tarde sucedió la caída del Muro de Berlín (el 9 de noviembre de 1989).

Un año después de la muerte de Colosio (ocurrida el 23 de marzo de 1994) finalizó la carrera de administración pública.

Tras graduarse anduvo viajando, conociendo y explorando el mundo, hasta encontrar al amor de su vida, mi papá: Rodny Alejandro García Fernández.

El 15 de abril de 2005 se casaron. Sus padrinos fueron Diana Tur y David Villareal, así como Miriam Pérez y Miguel Ángel Delgado, según su acta de matrimonio.   

El 17 de junio de 2007 nací yo, Hevick. Actualmente soy su único hijo, ella es ama de casa y vive en su ciudad natal, Mexicali.

Segundo grado de secundaria, 2021.


Ana María Durán Saborit, positiva y determinada hasta el final

Íker Santiago Cibrián Durán

 

Ana María Durán Saborit nació el 11 de enero de 1971 en Benjamín Hill, Sonora, el mismo año en el que más adelante ocurriría en la Ciudad de México la matanza del Jueves de Corpus Christi. Ella llegó a una gran familia integrada por su padre, José Ángel Durán Méndez, y su madre, Eloísa Raquel Saborit Gómez, así como su hermano José Ángel, solamente un poco mayor que ella. Pronto también nacerían sus otros tres hermanos: Judith, Eduardo y Cecilia.

Su padre era de profesión maquinista y un gran ejemplo para sus hijos: recto, pero de buen corazón, que le encantaba pasar tiempo a su lado y hacerlos reír. Su madre siempre fue una ama de casa cariñosa y comprensiva con ellos, aunque sí les educaba valores importantes con seriedad.

Desde temprana edad a Ana María le gustaba bailar, la música, la oratoria y se le inculcó un gran amor hacia la naturaleza. Sus diplomas y boletas de calificaciones de primaria y secundaria muestran que era una niña bastante estudiosa y aplicada. En la escuela fue muy sociable, como ella me dijo: “Me gustaba mucho ayudar a las demás personas y hacerlas reír, sin quitar mi concentración en estudiar”.

Como se aprecia en una foto escolar, vivió una niñez bastante normal y feliz, al lado de sus amigos y su familia. Pero de pronto todo eso cambió, cuando terminó la secundaria: precisó emigrar hacia Mexicali por motivos de estudio, por lo que tuvo que despedirse de su hogar natal para residir con sus tíos en la mencionada ciudad.

Ingresó a la preparatoria del Instituto Salvatierra en 1985, justo el año del aniversario número treinta de su fundación. Al entrar estaba nerviosa, puesto que era un nuevo entorno para ella, por lo que debió adaptarse y hacer nuevas amistades, divertirse y seguir estudiando.

Se inscribió en la UABC en 1988, en el área de ingeniería, y conoció a una persona que posteriormente sería de vital importancia en su vida: Ramón Cibrián. Tras haberse conocido en el salón de clases, porque estudiaban la misma carrera, empezaron a ser grandes amigos. “Fue amor a primera vista”, comenta él. “Aunque en ese momento no lo haríamos evidente, había una chispa entre los dos”.

Luego empezaron a salir. Tenían amigos en común, pasaban el tiempo después de clases; compartían muchas cosas y pronto darían un gran paso en sus vidas…

Después sucedió un evento muy peculiar, pero a la vez emocionante en su familia: la madre de Ana, al ver que tres de sus cinco hijos habían emigrado hacia Mexicali y habían prosperado aquí, decidió  también mudarse, trayendo consigo a los otros dos hermanos que quedaban en Benjamín Hill. Eso le permitió estar más cerca y en contacto con ellos.

Ana María siguió estudiando arduamente y obtuvo su primer trabajo en la Secretaría de Salud en 1992. Esto la ayudaría para adquirir experiencia profesional y ganar más confianza en sí misma y en sus capacidades.

Posteriormente, ella y su pareja se decidieron y por fin se casaron, en mayo de 1999, por lo civil y la religión (ya que comparten las mismas creencias).

Ambos empezaron a vivir en una casita juntos, muy cerca de sus recién mudados padres, y fueron felices hasta cierto punto. Pero, con el nacimiento de su primer hijo, Íker, en 2007, optaron por mudarse a una casa más grande, en la que aún residen.

A continuación nació su segundo hijo, Aldo, en 2009. En el mismo año en que ella conseguiría un mejor trabajo en la industria de manufactura de dispositivos médicos (2010), un terrible terremoto de 7.2 grados azotó la ciudad de Mexicali y sus alrededores; pero no pasó nada grave que ella y su esposo no pudieran superar.

Aunque al principio los rumores de un supuesto virus a finales del año de 2019 no la preocuparon tanto, ahora, en la actualidad, sabe que debe acostumbrarse a la nueva normalidad y trabajar y hacer lo posible para seguir manteniendo a su familia junto a su marido. Aunque esté en las peores situaciones y adversidades que le lance la vida, ella se levantará y buscará lo mejor para sus seres queridos, porque es una persona que se mantiene positiva y perseverante.

En la actualidad, Ana se ha dedicado al servicio de su trabajo y su familia. En sus labores le ha ido bastante bien, subiendo de rango y siendo una pieza importante en su área. Asimismo, también tiene el tiempo suficiente para convivir con sus seres queridos y pasarla de lo mejor.

Segundo grado de secundaria, 2021.

 

Biografía de mi padre

 Joseph Iván Borbón Leal

 

Luis Bernardo Borbón García nació el primero de noviembre de 1971 en Mexicali B. C., el tercero de cuatro hijos del matrimonio de Bernardo Borbón Vilches y Martha Celina García Cano.

Sus padres se conocieron y se casaron en la ciudad de Navojoa, Sonora; en ella nació su hija mayor, Mayté, el 27 de mayo de 1968. Después cambiaron su residencia a Ciudad Obregón, donde nació su segunda hija, Celina, el 22 de junio de 1970. De ahí se mudaron a Mexicali, Baja California, lugar de nacimiento de Luis Bernardo. Posteriormente se movieron a Ensenada, donde tuvieron a su hija menor, Carina, el 9 de agosto de 1977. Tiempo después regresaron a Mexicali.

Luis Bernardo vivió con su familia durante toda su niñez y adolescencia. En todo momento estuvo ambientado por una economía próspera, habitando una casa blanca de dos pisos, con un pequeño jardín pero con muchas plantas y varios árboles. Su padre era un funcionario de gobierno y su madre ama de casa.

Estudió en la primaria Gabriela Mistral. Siempre tuvo buenas calificaciones y buena conducta. Recibió un diploma de “segundo lugar en aprovechamiento” y se graduó en 1983.

En el Instituto Salvatierra realizó sus estudios de secundaria. La preparatoria también la cursó en la misma institución, en el periodo de 1986 a 1989. En 1988 ingresó al equipo de voleibol.

Tras dos años de haber egresado tuvo su primer empleo formal, como auxiliar de inventarios, en la refaccionaria Accesorios del Pacífico.

Posteriormente, en 2004, conoció a Cecilia Leal, con quien se casó en el 2006. Un año más tarde tuvieron a Joseph Iván.  

Realizó sus estudios universitarios en el periodo de 2008 al 2012.

Tiempo después ingresó a Masimo, donde en 2017 fue promovido a gerente.

El año en que la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia el brote de coronavirus COVID-19, por la cantidad de casos de contagio y de países involucrados, y emitió una serie de recomendaciones para su control, entre ellas el uso de cubrebocas (en 2020), Luis concluyó su primer diplomado.

Actualmente se encuentra con planes de realizar estudios de maestría en administración de negocios, una vez que se regrese a clases presenciales.

Segundo grado de secundaria, 2021.

Un increíble y maravilloso ser humano

Darla Romina Arroyo Cortez


Noé Gilberto Arroyo Hernández nació el 15 de octubre de 1973 en Mexicali, Baja California. Su madre, Maurilia Hernández Raygoza, murió en la época de los ochenta y su padre, aún con vida, se llama Gilberto Arroyo.

Su vida laboral empezó a los nueve años, como pepenador; luego siguió como ayudante de mecánico y de electricista, barrendero... entre otros. En su adolescencia fue mecánico, hasta que se decidió por la carrera de ingeniería, la cual no ejerció, porque pagaban poco. Después fue camionero. Finalmente, la profesión que tiene es la de empresario en maquinaria.

Con los años, Noé adquirió nuevos conocimientos, de lo cual dice lo siguiente: “En lo personal, espiritual y económico he ido madurando, tomando importancia a cosas diferentes conforme va pasando el tiempo”.

Él dice que Mexicali es una ciudad de empuje, de mucho trabajo, pero que nos falta sentimiento de pertenencia, ya que está muy contaminada, muy sucia.

Sus palabras sobre la relación que tiene con sus descendientes son: “Amo a mis hijos sobre todas las cosas”. Y agrega: “Me enamoré y fasciné de cada nacimiento de mis hijos, cada uno diferente, pero con un amor incondicional siempre”.

Con 46 años de edad y siendo el mayor de siete, Noé siempre ha tenido una buena relación con su familia. Sus hermanos dicen que lo consideran como un segundo padre.

Su logro laboral de más orgullo fue consolidar siete empresas: dos en Estados Unidos y cinco en México, con alrededor de 130 empleados.

Los lugares que a lo largo de su vida ha visitado son: Texas, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, además de otros sitios de Estados Unidos, mientras que de México son: Sonora, San Felipe, Tijuana y La Rumorosa, entre otros. Expresa que “cada viaje te ilustra y te hace conocer diferentes personas, en las cuales puedes tener un montón de oportunidades”. Sin embargo, su lugar favorito es su casa.

Como lo dice su diploma, se graduó el 7 de marzo de 1997. En ese mismo año se casó con mi mamá, Verónica Cortez Castillos. Previamente a su compromiso, el 21 de septiembre nació la que sería su primera hija, de cuatro: Nelly Noemi.

A mi padre se le presentó, con el comienzo de la pandemia del covid-19 (el 11 de marzo del 2020), un cambio rotundo en su manera de vida, ya que no podía salir, por la restricción sanitaria. Durante este tiempo él ha estado en total preocupación por sus seres queridos.

Actualmente es un hombre trabajador, feliz y orgulloso de cada momento de su vida.

 Segundo grado de secundaria, 2021.