jueves, 24 de febrero de 2022

Un increíble y maravilloso ser humano

Darla Romina Arroyo Cortez


Noé Gilberto Arroyo Hernández nació el 15 de octubre de 1973 en Mexicali, Baja California. Su madre, Maurilia Hernández Raygoza, murió en la época de los ochenta y su padre, aún con vida, se llama Gilberto Arroyo.

Su vida laboral empezó a los nueve años, como pepenador; luego siguió como ayudante de mecánico y de electricista, barrendero... entre otros. En su adolescencia fue mecánico, hasta que se decidió por la carrera de ingeniería, la cual no ejerció, porque pagaban poco. Después fue camionero. Finalmente, la profesión que tiene es la de empresario en maquinaria.

Con los años, Noé adquirió nuevos conocimientos, de lo cual dice lo siguiente: “En lo personal, espiritual y económico he ido madurando, tomando importancia a cosas diferentes conforme va pasando el tiempo”.

Él dice que Mexicali es una ciudad de empuje, de mucho trabajo, pero que nos falta sentimiento de pertenencia, ya que está muy contaminada, muy sucia.

Sus palabras sobre la relación que tiene con sus descendientes son: “Amo a mis hijos sobre todas las cosas”. Y agrega: “Me enamoré y fasciné de cada nacimiento de mis hijos, cada uno diferente, pero con un amor incondicional siempre”.

Con 46 años de edad y siendo el mayor de siete, Noé siempre ha tenido una buena relación con su familia. Sus hermanos dicen que lo consideran como un segundo padre.

Su logro laboral de más orgullo fue consolidar siete empresas: dos en Estados Unidos y cinco en México, con alrededor de 130 empleados.

Los lugares que a lo largo de su vida ha visitado son: Texas, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, además de otros sitios de Estados Unidos, mientras que de México son: Sonora, San Felipe, Tijuana y La Rumorosa, entre otros. Expresa que “cada viaje te ilustra y te hace conocer diferentes personas, en las cuales puedes tener un montón de oportunidades”. Sin embargo, su lugar favorito es su casa.

Como lo dice su diploma, se graduó el 7 de marzo de 1997. En ese mismo año se casó con mi mamá, Verónica Cortez Castillos. Previamente a su compromiso, el 21 de septiembre nació la que sería su primera hija, de cuatro: Nelly Noemi.

A mi padre se le presentó, con el comienzo de la pandemia del covid-19 (el 11 de marzo del 2020), un cambio rotundo en su manera de vida, ya que no podía salir, por la restricción sanitaria. Durante este tiempo él ha estado en total preocupación por sus seres queridos.

Actualmente es un hombre trabajador, feliz y orgulloso de cada momento de su vida.

 Segundo grado de secundaria, 2021.


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