lunes, 11 de febrero de 2019

Judith Ham Corrales: biografía en progreso

Mariela Judith Gutiérrez Ham

Judith Ham Corrales nació el día 10 de junio de 1970 en Mexicali, B.C. Sus padres se llaman Elba Judith Corrales Ibarra y Roberto Ham Terán, quienes son también nacidos en Mexicali.

Ella es la mayor de cinco hermanos; al año de su nacimiento nació su hermana Laura; un año después, Lizeth; en 1975, Diana, y cuatro años después, el menor y único hombre, Roberto.

Durante su infancia había carencias entre la población; sin embargo, a ella no le tocó sufrir de esto. Siempre ha descrito su infancia como feliz, mientras que me ha tocado escuchar que otras personas de cercana edad describen una infancia llena de hambruna y pobreza.

En 1973 Judith entró al jardín de niños Eva Sámano, donde estudió sus tres años de preescolar.

Tres años más tarde ingresó a la primaria Venustiano Carranza, pues su papá trabajaba ahí; pero solo estudió en esa escuela hasta segundo grado. En tercer grado se cambió a la escuela Coronel Esteban Cantú, donde terminó su primaria. 

Mientras cursaba sexto grado –allá por el ochenta y uno– participó en el Concurso Rotario Saber. Ella y todos sus compañeros llegaban una hora antes de entrar a clases y se quedaban una o dos horas después de la jornada, para estudiar. En el concurso quedaron en segundo lugar. Ella narra: 
El premio fue un viaje al Zoológico de San Diego. Pero nuestra maestra, la profesora Sonia Ramírez Alfaro –a quien quiero y admiro mucho, y quien años después llegó a ser mi compañera de trabajo– dijo que nos merecíamos el primer lugar, y decidió poner la diferencia que hacía falta para que pudiéramos ir a Disneylandia –que era el premio del primer lugar–. ¡Fue muy emocionante, porque fue la primera vez que fui a Disney!
Pasó a primero de secundaria en el año de 1982, en la escuela Justo Sierra No. 75.

El plan educativo de aquellos años era distinto, pues ella estudió por materias; por ejemplo, en ciencias había Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. (Ahora se estudia por asignaturas, como Ciencias I con énfasis en biología, Ciencias II con énfasis en física y Ciencias III con énfasis en química).


El Mexicali en que vivió

Judith disfrutaba de su tiempo libre en el grupo de la iglesia. (Siempre ha sido una mujer muy acercada a Dios, desde muy pequeña. En efecto, su bautizo fue poco después de su nacimiento, el 8 de julio de 1970). Comenta que ir al grupo católico siempre fue una de sus actividades favoritas.

Y si no estaba en el grupo de la iglesia, se divertía con sus hermanas. Salían a pasear en bicicleta o veían películas.

Aunque no era tan apegada a la música disfrutaba de escuchar a ciertos grupos; sus favoritos eran Menudo y Parchís, y su cantante preferido era Emmanuel. ¡Pero, eso sí, no disfrutaba nadita de la música norteña!

Hablando del antiguo Mexicali, Judith describe el de su infancia como una ciudad más tranquila: 
Podíamos salir a jugar a las calles sin sentir tanta inseguridad, y había en los lugares en que hoy hay fraccionamientos zonas de cacería, pozos, en los que se podía bañar uno. Había menos construcciones y no existían tantos supermercados.
Solía vivir en la colonia Industrial. Su casa era un lugar agradable, cerca de escuelas y tienditas. Contaba con tres recámaras: una era la que usaban sus padres, otra para su hermano y otra para ella y sus hermanas. Su patio era, y es, grande y amplio; tenía casitas para jugar, con porche y comedor.

En una entrevista que le hicieron hace poco, comentó que en su tiempo libre también acostumbraba ver la televisión. Miraba programas como Heidi, Candy, La mujer biónica, El hombre nuclear y los Looney Toons. Dijo, sobre este último: “Me daba pena el coyote, porque todo le salía mal. A veces quería que él ganara, porque a veces se miraba más maloso el correcaminos”.

Por aquellos años su comida favorita era el jamón con piña, tal vez porque le recuerda aquellas navidades llenas de felicidad, o solo porque sí.


Profesionista y madre

En 1985 entró a la preparatoria Colegio de Bachilleres, en el plantel número 1.

Mientras estudiaba la universidad, conoció a su actual esposo, Ismael Gutiérrez, además de que empezó a trabajar al mismo tiempo que estudiaba para ser ingeniera en computación.

Cuando se graduó, continuó fungiendo como maestra en la secundaria No. 75. Por esos años ocurrió una crisis laboral; consecuentemente, había bastantes casos de profesionistas trabajando en áreas que no eran las suyas, aunque para Judith esto no fue una dificultad.

Según su acta de registro civil, ella y su hoy compañero contrajeron matrimonio el día 7 de octubre de 1999, mientras que su acta matrimonial por la Diócesis de Mexicali tiene registrada la fecha del 27 de noviembre de 1999.

En 2001, la feliz pareja tuvo a su primer hijo, llamado Jesús David; un año, tres meses y ocho días después nació su segunda y última hija, Mariela Judith.

Aproximadamente cuatro años más tarde, la compañía SONY, que estaba en Mexicali, se cambió de ciudad, dejando desempleados a muchos trabajadores, entre ellos a su esposo, Ismael. Sin embargo, él consiguió trabajo unos meses después.

Actualmente, Judith tiene 45 años, Ismael 46, Jesús cumplirá 15 y Mariela 14. Son una familia estable, aunque sí ha tenido sus altas y bajas –como cualquier otra familia–. Sin embargo, ella siempre ha sabido dar buena cara a las cosas negativas y buscar soluciones a problemas. De esta forma, ha ganado gran aprecio, respeto y estima de muchas personas, en especial de sus hijos.

Es una maravillosa líder, madre, maestra, confidente, consejera, esposa y muchas cosas más. Pero esto no es todo, su vida está apenas comenzando, le quedan muchos maravillosos años por vivir y estoy segura de que los llenará de aventuras y recuerdos memorables. Y yo estaré aquí para terminar esta narración. Pues este no es el final; esta es una biografía en progreso.


viernes, 1 de febrero de 2019

Tarda tempore


Amhed Toledo Flores

Muchos dicen “el tiempo lento es,
si en vacío mental te hallas”.
Querida, yo me opongo, ¿no ves?
Se trata de lo que tú más amas.

Mi teoría es complicada.
Quizá ni tú la puedas entender.
Es vivir y morir de entrada.
Siento que contigo puedo crecer.

En cambio, el tiempo rápido va
si no observas esos detalles
que están dibujados por acá.
Sí, aquí, en tus bellos lunares.

Todo universo que aquellos,
tus hermosos ojos. almacenan.
Estoy lleno de todos tus sellos.
¿Mi alma completan o la drenan?

Esto y más es lo que yo pienso
cuando frente a ti me encuentro.
Pintas mi mente como un lienzo.
Todo esto te lo agradezco.

Cuarto semestre de preparatoria (2018)

Taxi


Cristóbal Acosta Villegas

Vago las calles de un callejón iluminado por las falsas luces de la esperanza
y oscurecido por la neblina de la sofocación.

Mientras que mi piel se vuelve transparente,
mis brazos ya no son suficientes para cubrirme de los rayos encandilantes.

Mis ojos lloran de la frustración.
Lloran al no poder ver el final.
Y duelen al quedarse atrapados en el pasado.

Caminando la misma calle de los derrotados,
mis pies se encogen y se cansan de caminar por sí solos.
Las suelas de mis zapatos se desgastan por el camino árido e insípido de la vida.

Mi estómago intenta vomitar el pasado,
pero nomás despierta la verdad.
Intenta vomitarla también.

La envía de mi final se me presenta en forma de una epifanía.
Un ser que traería la paz a mi cuerpo en sufrimiento.
El único capaz de poder cortar las cadenas que se
atascan dentro de mi propia imaginación.

Entro a su interior cálido que desvincula mi alma
de la ansiedad formada gracias a mi cobardía ante la realidad.

¡Llévame a donde ya no pueda ver más de esta calle eterna!

Y fue así de fácil.
con solo quererlo se volvió genuino.

Fue mi decisión escapar del sofocamiento.
así como lo fue entrar a él.

Ahora cierro los ojos y dejo que sean transportados al fin de mi existencia.

Las luces aterradoras desaparecen.
El celaje obscuro se disipa.
Mis memorias se borran.

Seré librado.
Pero a la vez olvidado.
Seré condenado.
Pero a la vez reencarnado.

Qué horrible fue sufrir.
Qué hermoso fue vivir.
Qué horrible fue abandonar.
Qué hermoso fue conocer.

Dentro del carro del taxista que yo mismo manejo,
escapo de una realidad la cual ya no pude soportar.
Y al final de mi viaje encontraré el nuevo destino de mi nueva vida.
Con una mente desligada de mi antecedente.

Y con un taxi esperándome al final.

Cuarto semestre de preparatoria (2018)

No te culpo


Alejandra Demara Solórzano

No te culpo por el vacío que sentí,
cuando me di cuenta que dejarías de venir.
No te culpo por mi duda incesante
cuando no entendí por qué tenías que alejarte.

No te culpo por tu efímera presencia,
cada vez que mis brazos resentían tu ausencia.
No te culpo por la decepción inmensa
cada vez que rompías falsas promesas.

Te culpo por el orgullo incandescente
que siento al ver que no te necesito.
Te culpo por mi serendipia,
al encontrar fuerza cuando buscaba dependencia.

Tu significado para mí,
antes, sempiterno
ahora, superfluo.

Te culpo por ser mi papá,
bueno fuiste,
mientras actuaste como tal.

Cuarto semestre de preparatoria (2018)

Es una aventura conocerte


Jesús Alfredo Barrera Vázquez

Es una aventura conocerte, caminar y obedecerte.
Es una aventura que no acaba, al confiar en tu acompañante.
Es una aventura cada día, si te tengo cautivante.
Es una aventura, el mar puedo cruzar, al confiar en tu latente.

Son para ti mi anhelo, mi razón, son para ti.
Son para ti mi amor, mi oración, son para ti.
Son para ti, de nadie más, mi sentir es para ti.
Son para ti mi corazón, mis emociones, todo lo que soy.

Tu amor por mí es más dulce que la miel.
Tu amor por mí va más allá que el querer.
Tu amor por mí me sostiene como el escabel.
Tu amor por mí es más dulce que el pastel.

Cuarto semestre de preparatoria (2018)

La final del mundial


Alejandro Sánchez Valdés

El mundo gira alrededor del balón.
Corazones estremecidos de emoción.
Bocanadas de orgullo y esperanza.
No es una fiesta ni una boda.
Es la final del mundial.

Moscú es blanco como la nieve.
Pero los aficionados se encargan del color.
El estadio es una granada a punto de explotar.
Las estrellas distantes completan el cuadro,
mientras emerge curiosa la luna.

Vivo y muero jugando al futbol.
Respiro y me ahogo en la cancha.
Corro y vuelo por la vía láctea,
con la mirada fija en el gol.
El futbol es una paradoja.

Brota un silbatazo a lo lejos.
Se dilatan los ojos y detienen corazones.
Rueda la pelota en el impecable césped.
La actividad que paraliza al orbe.
Angustia e ilusión entrelazadas de la mano.

El futbol es un vil negocio.
Pero también es mucho más que eso.
Lo sé y lo siento en el alma.
Es un arte ancestral modificado
por la corrupción humana.

Hay veintidós millonarios en la cancha.
Veintidós egos con hambre de triunfo.
Veintidós hombres cuyo futuro depende de esa noche.
No hay error para ellos.
Es cuestión de vida o muerte.

Escucho el silbatazo final del partido.
La magia desaparece al instante.
Rusia vuelve a ser blanca.
No hay consuelo para nadie.
Solo llanto y melancolía esparcida en el aire.

Cuarto semestre de preparatoria (2018)

Puedo verte todos los días


Bárbara Natalia Castillo Cervantes

Puedo verte todos los días
al amanecer y despertar
en aquella alcoba en que
tanto nos gustaba estar.
¿Puedo?

Quizás la cuestión no sea,
o tal vez sí, propia de mí.
De lejos estoy vivo,
de cerca estoy muriendo.

Tus manos hablándome
nos dejaron tal como
mendigos enamoradizos con
dudas como: ¿Puedo?

A este punto, puede ser,
te esperaré.
Oh, bello, grande hombre
no estaré para siempre.

Este puede ser tu mejor
o peor secreto inédito.
Negaré sufrimiento y sollozos,
hasta sangre y sueños.
¿Podemos?

Cuarto semestre de preparatoria (2018)