Puedo verte todos los días
al amanecer y despertar
en aquella alcoba en que
tanto nos gustaba estar.
¿Puedo?
Quizás la cuestión no sea,
o tal vez sí, propia de mí.
De lejos estoy vivo,
de cerca estoy muriendo.
Tus manos hablándome
nos dejaron tal como
mendigos enamoradizos con
dudas como: ¿Puedo?
A este punto, puede ser,
te esperaré.
Oh, bello, grande hombre
no estaré para siempre.
Este puede ser tu mejor
o peor secreto inédito.
Negaré sufrimiento y sollozos,
hasta sangre y sueños.
¿Podemos?
Cuarto semestre de preparatoria (2018)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario