martes, 21 de marzo de 2017

Todos andamos en la luna



En el cuento “Mirar la luna”, de Adele Basch, observamos una historia de tensión pero con un toque de diversión, ya que, como el protagonista es su propio narrador, cuenta de una forma muy descriptiva. Hablando del protagonista, esta es una mujer, y aunque sea caracterizada como un personaje paciente también puede entenderse como una persona distraída o absorta en sus pensamientos. Un aspecto importante es, como parece,  que la misma luna sea un personaje.

Al principio solo nos cuentan que una mujer (la cual es la que nos está narrando sus acciones) sale de una cabaña a tomar aire fresco. Está tan sorprendida con la hermosa noche que le dan ganas de ver la Luna; la busca con la mirada, pero nunca la percibe. Ella misma, dudosa, piensa que tal vez no hay Luna esa noche, pero aun así decide ir por su telescopio y buscarla. Lamentablemente no la encuentra, lo que ocasiona una tensión leve, ya que el personaje sigue paciente.

En el desarrollo del cuento la situación se pone algo más tensa, o, bueno, desesperada, pues nuestra amiga no localiza la Luna por ningún lado. Incluso consulta las tablas astronómicas y se da cuenta de que no hay eclipse ni ninguna otra cosa que pueda hacer desaparecer el satélite. La mujer sigue situando su telescopio en diferentes direcciones, pero le es imposible tener éxito; solo mira las estrellas y un cielo nocturno sorprendente. ¿Qué estará pasando? ¿Dónde estará el astro? Después de esta parte, hay un gran cambio en la historia, el cual te hará reír y tal vez te sorprenderá.

El tema del cuento es algo obvio, mirando el título: sí, se trata de la Luna, a la que la mujer (de quien no se menciona el nombre) busca y busca, mas nunca encuentra. Aunque es más paciente que un profesor en un salón de clases, al final no tiene más remedio que desesperarse y rastrearla aún más.

En el aspecto psicológico del personaje, se puede entender que es muy paciente; pero después de que termines de leer te darás cuenta de que también es muy distraída. En cambio, el ambiente temporal no se menciona, pero con lo que dice la narración puede deducirse que es el siglo XX; incluso, podría ser la actualidad.
Ahora, hablando de personajes, en el texto solo puede verse cómo la mujer es el único protagonista, aunque la Luna podría ser incluso otro, pero al mismo tiempo no. También se mencionan al esposo y los hijos, a quienes dice la mujer que los mira por el telescopio. ¿Algo raro, no?  

En mi opinión, éste es un buen cuento, con una redacción muy buena, aunque también tiene muchas partes confusas que la mayoría de los lectores tal vez no entiendan al principio. Yo tuve que leerlo tres veces para entender la mayor parte de todo lo que se narra. Pero aun así es una obra que te da tensión, diversión y un sorprendente desenlace. La recomiendo mucho, y si eres una persona distraída créeme que te hará reír al final.

Basch, A., “Mirar la luna”. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/01/1/ basch3.htm#2

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