miércoles, 17 de agosto de 2016

Un día en la escuela

Wendy Kassandra Rodríguez Jiménez

Me despedí de mi tía Rossana adentro del carro y me bajé luego. Al llegar a la escuela, saludé a la prefecta en la entrada; le dije “Buenos días”, y ella me respondió lo mismo. Caminé hasta el casillero y cambié mis tres primeras horas de libros.

Sonó la primera campana para pasar a los salones y nos formamos en la explanada, como siempre. Estábamos todos los alumnos de la secundaria ahí parados, esperando a que nos pusieran los ejercicios físicos para empezar bien el día.

Después de que el profesor nos puso los movimientos, nos dijo que ya nos podíamos ir cada quien a su aula. Me dirigí al salón 8, en donde me tocaba entrar a la clase de historia. Subí las escaleras y entré, saludando a la profesora Bertha. Nos pidió que realizáramos una actividad y nos dedicamos a solamente trabajar.

En la segunda y la tercera hora nos tocaba la materia de ciencias (física), con el profesor Fernando Ruiz. Nos permitió hablar un rato con nuestros compañeros del salón, en lo que él revisaba en el pizarrón un video que nos tenía programado, sobre las galaxias. Empecé a platicar con Andrea Díaz, que se sientra atrás de mí; con Gina Mora, del mesabanco que está en la izquierda, y con Alejandra Beltrán, de la parte de enfrente. Platicábamos de una fiesta y la ropa que llevaríamos.

Luego tocó el timbre para salir a receso y nos cambiamos del salón 9 al 2, que es de matemáticas. Cuando dejamos nuestras mochilas fuimos a la cafetería de preparatoria, y al terminar de comer nos sentamos en una mesa a platicar.

Tocó el timbre de nuevo, y caminamos Andrea y yo al salón 2. Todos mis compañeros entraron al aula minutos después, y también el maestro Ely. Empezó a pasar lista en voz baja, porque nadie se callaba. Nos dejó trabajo en el libro y el cuaderno. 

El tiempo pasó y sonó el timbre. Me dirigí caminando con Andrea y Gina al salón 9 otra vez. Cuando entramos, Paty nos tenía un regalito: era un chocolate. 

En el transcurso de su clase de orientación, pedí permiso para ir al baño. Pero cuando regresé todos ya estaban saliendo de sus salones con sus mochilas, yéndose al salón de computación. Agarré mis cosas y también me fui a él.

Nos estaba esperando en la puerta la maestra Martha, y nos puso a trabajar en las computadoras que estaban por todo el salón. A mi lado no había nadie, porque soy la última, pero enfrente de mí se sienta Jonás, que tenía unos audífonos puestos.

La campana sonó para el segundo receso de quince minutos. Salí del aula con Gina y Andrea, y nos fuimos a sentar a una mesa circular blanca con bancas. Solo estábamos nosotras tres platicando.

Cuando se acabó el receso nos dirigimos a la clase de artes plásticas. Todos callados en el salón, y la profesora con el control del proyector que estaba arriba de nuestras cabezas en el techo, nos puso un video, del puntillismo. Toda la hora miramos el video, hasta que timbró.

Nos levantamos de los mesabancos, y con nuestras mochilas nos fuimos al salón 4. Unos compañeros iban al baño y otros al casillero. Cuando subí las escaleras para entrar, le dije al profesor: "Buenas tardes", y también me dijo lo mismo.

El maestro Carlos estaba enfrente del pizarrón esperando a que nos calláramos y después nos dio indicaciones de empezar con nuestra crónica. Hacer esto abarcó toda la hora, hasta que tocó el timbre y ya nos dijo que nos podíamos ir.

Eran las 2:50, hora de salir de la escuela. No fui al casillero, porque no tenía tarea, y entonces fui a la entrada, en donde estaba la prefecta y el guardia de seguridad con el altavoz diciendo mi nombre y que ya me estaban esperando. Y me fui corriendo hasta el carro blanco de mi tía.

2 comentarios:

  1. Me encantó leer cada párrafo me imaginé cada hora como era en la escuela para esta alumna cada detalle, que bien me gustó ser parte de la crónica.

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    1. Muchas gracias por su comentario, profesora. Eso motiva mucho a los alumnos. Saludos. :)

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