Poemas en el antiguo Tallereando
Fría, pero cálida,
la noche en la que te conocí;
comenzó como un juego,
pero no tenía fin.
Como amigos empezó todo,
era algo singular,
hasta que un día
tu vida llegó al final.
El dueño de mi paz fue el vacío
y de este túnel no podía escapar,
al pensarte mis ojos
se volvieron como dos ríos sin mar.
Mi primer amor y último serás,
nada que decir, mucho que recordar;
pequeños detalles me dejaste
antes de desaparecer sin dudar.
No quiero que sea un adiós,
ese es mi mayor miedo;
descansa, mi niño,
que olvidarte no puedo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario