jueves, 12 de mayo de 2022

Un cambio que marcó mi vida por completo

Gustavo Buruel Delgadillo


Recuerdo esos sentimientos, emociones y expectativas que tenía sobre la secundaria antes de entrar; yo estaba cursando el sexto grado de primaria en el Instituto Patria del Noroeste, nuestros maestros nos preparaban para ello. Algunos de mis amigos ya estaban en esa etapa y decían que era bastante dura y se necesitaba mucha responsabilidad.

Al escuchar estos comentarios yo me llenaba de miedo, pues sabía que la secundaria sería mucho más difícil que la primaria, en especial para mí, pues jamás fui un chico aplicado ni estudioso en la escuela, a diferencia de mis amigos. 

Llegó el último día de clases y era momento de irme de la primaria y regresar como un chico de secundaria. Tomé todos mis libros, me despedí de mis compañeros y maestros y me fui a casa.

Después de dos meses, ¡por fin llegó el día que esperaba! Entré a mi escuela y vi a mis compañeros que tanto extrañaba. Enseguida comenzamos a hablar sobre nuestras vacaciones y acerca de lo que esperábamos de esa nueva etapa que estábamos por comenzar.

Una parte de mí estaba lista para la secundaria, pero otra sabía que añoraría seguir siendo el niño de primaria al que le encantaba platicar todo el día con sus amigos y jugar futbol en los recreos.

Si bien fue un poco difícil el primer año, también fue muy divertido y lleno de buenas experiencias.

Recuerdo que seguíamos en el mes de septiembre cuando participé por primera vez en los honores a la bandera. Yo debía decir el juramento y había estado practicando desde unos días antes, pues siempre me ha dado mucha pena hablar en público, y más frente a cientos de alumnos y maestros. Llegó el día de participar en este acto cívico; cuando terminé de decir mi parte respiré muy hondo y me fui hasta el final de la fila. Creo que no salió tan mal. La verdad, lo esperaba peor.

Pasaron unas semanas, cuando nos hallábamos en el salón de clases y entró el prefecto Víctor. Traía unas pequeñas hojas que repartió a todo el grupo. En estas se decía que debíamos elegir una actividad extracurricular, aunque estuviéramos en algún deporte (como en mi caso). Recuerdo que las opciones eran dibujo, pintura, artes plásticas y rondalla básica. La verdad, no tenía idea de cuál elegir, así que me decidí por rondalla básica, simplemente porque a mi padre le gustaba tocar la guitarra. Pero sinceramente jamás pensé que este instrumento se convertiría en mi pasatiempo favorito.

Cierta vez, nos encontrábamos creo que en el segundo mes de clases y la teacher Ale nos pidió que comenzáramos a leer un libro llamado Wonder. La verdad, nunca fui muy bueno con el inglés; sin embargo, tampoco era un principiante. Sabía que iba a tener problema con algunas palabras, así que comencé a leerlo con anticipación, para poder hacerlo con calma y buscar el significado del vocabulario que no entendiera. Cuando terminamos el libro, la teacher nos hizo un examen acerca de él. Yo estaba muy nervioso, pero al final obtuve un diez.

Se llegó mi primer torneo de intersecundarias de basquetbol. Me parece que era el mes de febrero. Asistimos a la escuela como si fuera un día normal. Nos encontrábamos en la segunda clase, cuando el entrenador interrumpió y le pidió permiso a la maestra para que me retirara del salón y pudiera ir al evento. No recuerdo mucho sobre el torneo y me da gusto no hacerlo. Lo único, que perdimos ambos partidos.

En fin, el resto del año fue un poco aburrido en cuanto a eventos importantes, a excepción del rally escolar. Estábamos en el penúltimo mes de clases y habíamos preparado todo para esa ocasión. Decoramos el salón, hicimos camisetas y creamos un gran cartel muy llamativo. Fue un día increíble.

Cuando terminó el ciclo escolar fue uno de los momentos más difíciles de mi vida, pues sabía que el siguiente año ya no asistiría a esa escuela, así que tendría que despedirme de mis compañeros.

Estábamos en la hora de salida, finalmente. Yo me encontraba con Max y Daniel, quienes eran mis mejores amigos desde pequeño.

ーNuestra última hora de salida juntos ーles comenté.

ーAsí es ーcontestó Max.

Daniel se mostraba un poco triste. Él siempre fue una gran persona. Era sentimental, de buen carácter y le encantaba pasar el tiempo con sus amigos. 

Seguimos platicando por unos minutos más, hasta que mamá llegó por mí.

ーEs hora de irme ーdije con una voz quebrada.

ーTe vamos a extrañar ーellos respondieron.

ーY yo a ustedes.

Los miré unos segundos más, salían unas cuantas lágrimas de mis ojos. Me di la vuelta y me dirigí hacia el carro, pero no pude evitar voltear a verlos una última vez. Entré al auto de mamá con el corazón hecho pedazos.


Una nueva etapa en una nueva escuela


Pasaron las vacaciones. Era momento de entrar al segundo grado de secundaria, pero esta vez en el Instituto Salvatierra.

El inicio de clases fue horrible, ¡en serio, horrible! No tenía ni un solo amigo y las clases me parecieron aburridas. Las únicas personas que conocía eran mis compañeros del equipo de basquetbol, pero ellos entrarían una semana después que yo.

Durante la primera semana no hice ninguna amistad, hasta el último día del curso de inducción, cuando conocí a un niño llamado Álvaro. Y, a pesar de que sabía que no seríamos amigos por mucho tiempo, era bueno contar con alguien con quien platicar.

Llegó el mes de septiembre y yo debía salir a un torneo a la ciudad de Nogales con el equipo de basquetbol. Estaba muy emocionado y nervioso, pues sería mi primera vez que participaría en un evento deportivo fuera de Mexicali. 

El viaje fue increíble. Duró entre siete y ocho horas. Cuando llegamos al hotel hicimos equipos de tres personas por cada habitación. Mis compañeros de cuarto eran Omar y Harim, quienes eran muy buenos amigos míos.

En cuanto al torneo, llegamos hasta la final, pero perdimos.  Todos mis compañeros estaban tristes, pero yo no tanto, pues no había participado mucho en los partidos. Ese día más noche regresamos a Mexicali. Me recogieron mis padres y nos fuimos a casa, y al llegar les conté todo sobre esta experiencia.

Durante los siguientes dos meses no ocurrieron eventos importantes. Todo ese tiempo estuve esperando una sola cosa: Navidad.

Se llegó el 24 de diciembre por fin. Nos juntamos mis tíos, mis tías y mis abuelos en mi casa, igual que todos los años. Hubo comida muy rica, igual que siempre. Cuando terminamos de cenar, nos sentamos todos alrededor del árbol para abrir los regalos.

Yo estaba muy emocionado y ni siquiera sabía por qué, pues no había pedido nada ese año. En fin, nos sentamos todos. Mi madre comenzó a repartir los obsequios uno por uno. Cuando pensé que había terminado, yo era el único sin nada y comenzaba a sentirme triste, hasta que, en un momento, ella gritó mi nombre.

ー¡Este regalo es para Gustavo!

Mi tristeza se transformó en emoción y felicidad, pues era un paquete muy grande, aunque con una forma extraña. Me levanté para tomarlo, y cuando lo abrí me quedé congelado: ¡era una guitarra eléctrica!

¡No podía dejar de mirarla, era muy bonita! Era una guitarra marca Harmony, estilo stratocaster, color naranja amarillento.

Recuerdo que estuve toda la madrugada usándola, hasta que salió el sol. Mis padres me regañaron por no haber dormido, pero la verdad no me arrepentí.

El siguiente mes fue uno de los más emocionantes del año: iba a tener mi primer estatal de basquetbol. Estuvimos entrenando muy duro por varias semanas para eso.

Llegó el día de irnos. Eran como las seis de la mañana y nos reuniríamos todos en la Ciudad Deportiva, para salir hacia Rosarito. Nos subimos al autobús y nos marchamos. Sería uno de los mejores viajes que he tenido.

El torneo fue muy bueno. Resultó difícil, pero llegamos a la final. Jugamos contra otro equipo de Mexicali. Era un partido muy apretado y cualquiera podría ganar; sin embargo, perdimos al final. Estábamos decepcionados y tristes, pero los entrenadores nos llevaron a la playa para que nos sintiéramos mejor.

Al día siguiente regresamos a Mexicali. Mis padres me recogieron en el mismo lugar de donde nos habíamos ido. Me llevaron a comer y les platiqué todo sobre el torneo. Fue una gran experiencia.

El resto del año estuve tratando de adaptarme y hacer amigos, pues era mi primer ciclo escolar en esta escuela. Seguimos saliendo a algunos torneos fuera de la ciudad y en cada uno me sentía más preparado que el anterior.

Al finalizar el ciclo escolar, organizamos una albercada entre todos los alumnos del salón. Nos divertimos mucho. Jugamos, nos tomamos fotos y comimos. Fue un gran día.

Tras las vacaciones de verano regresamos a la escuela, pero ahora éramos alumnos de tercero de secundaria. Esta vez resultó mucho mejor, pues ya tenía muchos amigos, me había adaptado al grupo y haría nuevas amistades.

Los meses de enero y febrero fueron muy interesantes. Hubo dos sucesos muy importantes para mí: 

El primero fue que hice pruebas de basquetbol en el CETYS. Fueron difíciles; sin embargo, me sirvieron mucho. No conseguí nada en esa escuela, pero fue una muy buena experiencia.

Un mes después me presenté a hacer un examen de admisión al Colegio de las Américas. Fue muy importante para mí, pues el entrenador de esa escuela me había invitado a aplicarlo, luego de que vio mi desempeño en un torneo anterior. Él quería que formara parte de la escuela y del equipo.

El examen me pareció muy difícil, pero lo aprobé con setenta aciertos de cien. A comparación de los demás, me había ido bastante bien.

Me ofrecieron una beca del cuarenta por ciento en esa escuela, y era una muy buena opción. Sabía que me convenía cambiarme; pero, después de varias semanas, decidí quedarme en el Instituto Salvatierra.

Siguieron pasando los días y todo iba perfecto. Estábamos por cerrar el ciclo escolar, pero una terrible noticia impactó a todo el mundo: comenzaríamos una cuarentena debido a la pandemia del COVID-19.

Ha sido la peor etapa de mi vida. Recuerdo que los últimos días que pudimos ir a la escuela fueron muy difíciles, pues sabíamos que no nos veríamos en un tiempo ーy lo peor de todo es que la cuarentena duró mucho más de lo que se suponía.

Debido a esto, tuvimos que comenzar las clases en línea. En lo personal, nunca me gustaron, pero era la única manera de poder estar en la escuela.

Terminé mi tercer año de secundaria de ese modo. Fue muy triste estar en la ceremonia de fin de cursos por medio de una videollamada, sobre todo porque se trataba de nuestra graduación. 

Unas semanas después, mis padres me regalaron un piano y debo decir que se ha convertido en una de las actividades más adictivas que he realizado. 

Durante las vacaciones no podía dejar de pensar en el regreso a clase. No quería volver a la escuela por medio de videollamadas y trabajos en línea, pero era lo único que se podría hacer.

Pasé esos dos meses encerrado en mi casa, pensando en cómo sería la preparatoria. Sabía que resultaría más difícil que la secundaria. Debería esforzarme mucho más para tener éxito en los estudios, sobre todo ahora que contaba con una beca que debía cuidar y mantener.

A veces me pregunto por qué tenía que tocarme a mí vivir esto, o más bien, a mi generación. Fue muy difícil adaptarse a este nuevo estilo de vida, pero es lo que nos tocó a nosotros y debíamos aceptarlo y aprender a sobrevivir a ello.

Primer semestre de preparatoria (2020)

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