sábado, 13 de julio de 2019

El tema de la revolución, en un muy buen cuento





“El mexicano” es un cuento largo escrito por el autor Jack London, nacido el 12 de enero de 1876 en San Francisco y muerto el 22 de noviembre de 1916.  Fue un escritor estadounidense muy reconocido.
El tema de este cuento son los conflictos sociales, porque se basa en la revolución mexicana. Sin embargo, el boxeo también entra en el tema, ya que el protagonista participa en una pelea para poder ganar dinero y llevar a cabo la lucha revolucionaria.
En el planteamiento del cuento se empieza hablar sobre el protagonista, Felipe Rivera, y su llegada a la revolución. También se narran los problemas que se les presentaban a los insurgentes para llevar a cabo la lucha. Se plantean muchas dudas sobre las intenciones de Rivera y sus compañeros tratan de investigar exactamente quién es él. 
Continuando con el desarrollo, se presenta el problema del dinero que les hace falta para comprar armas. Rivera se ofrece a brindarles la cantidad que necesitan, pero no dice qué hará para obtenerla. Consigue una pelea de boxeo profesional contra Danny Ward, un luchador con años de experiencia en el boxeo. Hace la apuesta de “todo o nada” con el dinero del ganador. 
El desenlace del cuento es abierto; por su lógica es sorpresivo, y por lo afectivo es feliz.
El único personaje principal es Felipe Rivera, pues toda la historia trata de él. Pero hay muchos personajes secundarios; todos ellos son: Michael Kelly, Danny Ward, Roberts, Paulino Vera, Ramos, Arellano, señora Kelly. Desempeñan un buen papel en la historia e influyen en el protagonista, se habla mucho de ellos y tienen diálogo. 
Como personajes ambientales están: Díaz, Billy Cartley y el padre de Rivera. Solo se mencionan una vez en el cuento, no tienen un papel importante.
Retomando al personaje principal, sus características son: es muy serio, frío, no socializa, pero tiene mucha fe en la revolución. Sus compañeros lo describen como una persona muy interesante, porque nunca habla ni dice ninguna palabra. Pero arriesga todo para que la lucha se lleve a cabo.
El tipo de narrador es omnisciente: “Danny insultó abiertamente a Rivera, y atacó mientras bailaba Rivera a su alrededor. Además, Rivera decidió ya no lanzar más puñetazos al cuerpo”. 
La voz narrativa que se utiliza es la tercera persona: “Cuando sonó el gong Rivera notó una atmósfera de amenaza”. 
Los espacios en que se desarrolla la historia son Baja California y Los Ángeles, ya que la revolución se lleva a cabo en tierras mexicanas y la pelea en esa ciudad californiana.
El tiempo es la época de la revolución. Así se narra en el cuento; se habla mucho de ello en el inicio y en el desenlace. 
La atmósfera es feliz y de frustración, pues los personajes se sienten demasiado frustrados porque no cuentan con el dinero suficiente para las armas y les queda poco tiempo para ya estar listos.
El método narrativo que se emplea es el ab ovo, pues siempre se relata la historia de forma cronológica. El tiempo narrativo es el retrospectivo, por ejemplo: “Luego barrió su entorno con la mirada, hasta que los diez mil gringos quedaron incluidos en su odio”.
Los recursos temporales que están presentes son los flash-backs: “Recordaba haber oído a su padre llamar a las naves de los tintes los ‘agujeros de los suicidas’, donde un año significaba la muerte”.
Un claro ejemplo de narración en el cuento es: “sonó la campana y empezó el combate. El público aulló encantado”. De descripción: “y vio a su padre alto, grandes bigotes, y ancho pecho, el hombre más amable de todos”. Y un ejemplo del diálogo es: “–Es un matón –dijo Arellano. –Frecuenta lugares de mala nota –añadió Ramos”.
“El mexicano” es una historia muy bien estructurada, difícil de comprender al inicio, pero logra llamar mucho la atención. Tiene muy bien elaborados todos sus elementos y cuenta con demasiados personajes. Pero me hubiera gustado saber más sobre el final.
Referencia:
London, J., “El mexicano”. Disponible en: http://elcuentodesdemexico.com.mx/el-mexicano


jueves, 11 de julio de 2019

En búsqueda del ´yo´





“La vida de cada hombre es un sendero que lleva hacia sí mismo la huella de un camino”, nos dice Herman Hesse en su novela Demian. Y lo cierto es que, en la vida, él “yo” es el cuestionamiento más recurrente en la mente humana, es el que hace que surjan las reflexiones y, por ende, los descubrimientos.
Descubrirse a sí mismo es justamente lo que el personaje principal busca a lo largo de esta historia, estableciendo así el tema de autoconocimiento, lo que es el estilo de Hesse, quien, tanto en su vida como sus obras, expresó su deseo y búsqueda de autorrealización.
Herman Hesse fue un novelista alemán nacido en Claw el 2 de julio de 1877. Esta obra suya fue publicada en 1919 bajo el título de Die Geschichte von Emil Sinclairs Jugend. Fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1949 y falleció en 1962 en Montagnola, Suiza.
Demian es una novela cuya historia se centra enteramente en la vida interior de Emil Sinclair (personaje principal), en sus pensamientos y cómo, a lo largo de los años, madura y cambia de pensar, por lo que se la clasifica, así, como una novela psicológica.
La historia sigue el método narrativo ab ovo, también llamado lineal o cronológico, pues —situándonos antes de la Primera Guerra Mundial, a principios del siglo XX— empieza el relato cuando Sinclair era un niño de diez años que vivía con su familia, la cual era adinerada y, según este, pertenecía al “mundo luminoso”, ya que se regía por valores, el bien y la religión. La familia estaba conformada por Emil, su padre, su madre y dos hermanas mayores.
El pequeño atendía el Colegio de Letras a esa edad y menciona que, aunque sea sorprendente, ya tenía cuestionamientos internos y curiosidad por lo que él llamaba el “mundo oscuro”, al que fue introducido por Franz Kromer.
La historia comienza su desarrollo con las anécdotas llenas de temor de cuando Emil padecía los abusos, manipulaciones y maltratos de Kromer; sin embargo, aun cuando todo esto lo aterrorizaba, también le generaba una curiosidad por lo prohibido.
Después de tortuosas situaciones, Emil conoció a Demian, quién sería su primer guía. Su nuevo amigo igualmente le causaba gran curiosidad, por ser alguien con aspecto adulto y a la vez juvenil; por no pertenecer al “mundo luminoso” y, sin embargo, tampoco pertenecer al “mundo oscuro”; además, su naturaleza reflexiva y su imagen autoritaria ponía al niño en una predisposición a escucharlo.
Como se puede suponer por el título de la novela, Demian tomó un rol importante en la historia, al ser el primero que habló con Emil sobre sus cuestionamientos de la vida, mostrándole que no estaba mal preguntarse cosas, siempre y cuando les buscara respuesta. También fue él quien lo libró de Kromer.
Posteriormente, conforme fue creciendo, el protagonista se dio cuenta de que Demian era distinto a los demás y que los cuestionamientos que había puesto en su mente lo hicieron pensar que jamás podría regresar a su cálido mundo luminoso y puro, el de su familia.
Esto lo condujo a tener un desprecio por sí mismo, el cual se intensificó cuando, en su adolescencia, estudiaba en un internado. Para este punto de la historia, podemos apreciar que sus cuestionamientos y reflexiones pasaron de ser sobre qué era bueno y qué era malo, a qué sentido tenía la vida, los cuales —junto con su triste percepción de sí mismo y sentimiento de soledad— lo hicieron caer en vicios como el alcohol y hasta considerar el suicidio.
Esta es la parte más triste de la historia, hasta que conoció a Beatrice, mujer con la que nunca entabló conversación alguna; sin embargo, le gustaba con fervor, tanto así, que eliminó muchos de sus hábitos malos, cambiando radicalmente. Y, buscando tener la imagen de Beatrice no solo en su mente, se introdujo a la pintura. 
Emil pintó muchas obras. Las más importantes fueron la mujer de sus sueños y el ave que estaba en el escudo de su casa. Cuando pintó el ave recordó a Demian y decidió mandarle su creación, a lo que él contestó con un mensaje con el que lo introdujo a Abraxas.
Luego conoció a Pristorius, su otro guía, quien le dio a conocer más sobre Abraxas, a darse cuenta de que no estaba solo y había más personas que pensaban como él y profesaban la religión de Abraxas...
Aunque la obra esté escrita de forma lineal, todo está narrado con tiempo narrativo retrospectivo, y se puede apreciar en el siguiente ejemplo: “Le había visto una sola vez durante las vacaciones. […] Durante las vacaciones vagaba yo una tarde por las calles de mi ciudad natal, con la expresión desencantada” (pág. 63).
Este tiempo narrativo es acompañado con recursos temporales, tanto flash-back (“Las vacaciones navideñas de aquel año fueron bastante tristes. Mi madre se asustó al verme”, pág. 63) como racconto.
En esta obra nuestro personaje principal es Emil Sinclair, pues es quien desde el principio nos da a entender que él mismo nos contará sobre su propia existencia, en primera persona: “Para dar inicio a narrar mi historia, tendré que comenzar en el pasado” (pág. 5).
Como en muchas, en esta novela abundan los personajes secundarios: Max Demian, Frau Eva, Pristorius, Kromer, Beatrice y la familia de Emil. Sin embargo, describiré solo a los tres más relevantes:
  • Max Demian era un hijo único de madre viuda, algunos años mayor que Emil. Era maduro y con un aspecto adulto en su forma de actuar, pero joven en su rostro. Se acercó a Sinclair en la niñez de este y cuando Kromer lo atormentaba; fue él quien liberó al niño de sus abusos. Platicó con Emil sobre sus reflexiones y cuestionamientos, planteando en él las dudas necesarias para que reflexionara por su cuenta. A lo largo de la historia sirvió a Sinclair como guía y amigo.

  • Frau Eva era la mamá de Demian, viuda y adinerada. Se menciona que era amable, madura y educada, pero algo en su rostro la hacía lucir joven. Al principio aparece poco, al ser mencionada como la madre de Demian. Sin embargo, en el capítulo “Beatrice”, Sinclair dibujó un rostro del que se sintió fuertemente atraído; posteriormente se dio cuenta de que era el de Eva, por lo que se enamoró perdidamente de ella. La mujer compartió pláticas con Emil, le ofreció consuelo y le dio felicidad desde que él se reencontró con Demian. Formó parte de la comunidad de los marcados y era la amada de Sinclair.

  • Pristorius tocaba el órgano en una iglesia. Por escuchar su música, Sinclair se le acercó en las épocas cuando estudiaba en el internado. Pristorius se volvió también su guía y le dio a conocer más de Abraxas. Físicamente es descrito como alguien con mirada salvaje, pero con labios con un toque infantil. Estudiaba teología, pero no terminó sus cursos; compartía mucho de sus conocimientos religiosos con Emil. Sin embargo, desde que este lo hirió con sus palabras, dejaron de ser cercanos.

Al contrario de los abundantes personajes secundarios, solo se identifican como personajes ambientales los compañeros de escuela de Sinclair y los soldados del ejército. Se les menciona de vez en cuando y no aparecen como personajes individuales, sino como relleno de la trama.
En cuanto a los espacios, podemos apreciar muchos de ellos debido a que el tiempo transcurrido dentro de la historia es muy amplio. Empezando por la ciudad natal de Emil, cuyo nombre no se menciona, tenemos tres espacios: su escuela, el Colegio de Letras, su casa y su salón de clase de religión.
Posteriormente, cuando es adolescente, el internado (“Al terminar las vacaciones, salí para St. sin haber vuelto a ver a mi amigo”, pág. 56), el parque (“El ancho paseo del parque, completamente desierto…”), su cuarto (“Con una alegría y una esperanza totalmente nuevas reuní en mi cuarto –hacía poco que tenía uno propio–, un papel, colores...”, pág. 81), la taberna (a la que iba mucho durante sus tiempos de alcoholismo), la casa de Pristorius (uno de los lugares en los que platicaban).
También, la antigua casa de Demian, la que visitó cuando pretendía reencontrarse con este. Viajó por Europa (Zúrich e Innsbruck) en su búsqueda. Otros espacios son la Universidad de H., en la que estudió filosofía; la calle donde se reencontró con Demian; la casa de Demian y Eva, en la que pasó mucho tiempo en su compañía: “–Vivimos aquí –dijo Demian–; ve pronto a vernos. Te esperamos” (pág. 111).
Al igual que el espacio, existen múltiples atmósferas en la obra. Al inicio se observa una de tipo tenso, cuando Emil fue víctima de los abusos de Kromer. Evoluciona a triste, cuando cayó en vicios como el alcohol y se distanció de su familia, sobre todo cuando lo invadió la soledad y pensó en el suicidio. Luego se vuelve reflexiva, cada vez que hablaba de temas filosóficos, para finalmente volverse pacífica, cuando vivió algunas semanas cercano a Demian y Eva y contó lo feliz que se sentía.
Los prototipos textuales no faltan en esta obra, pues podemos identificar varias veces el uso de la narración, la descripción y el diálogo. Unos ejemplos de ellos serían los siguientes:
  • Narración: “Salté de la cama, me planté delante del retrato y lo miré de cerca, directamente a los ojos, dilatados, verdosos y fijos, uno de los cuales, el derecho, estaba más alto que el otro” (pág. 68).

  • Descripción: “Muchas cosas de aquel tiempo conservan en mí su perfume de nostalgia y de suave melancolía: callejones oscuros, calles claras, torres y casas, campanadas de reloj, caras humanas, habitaciones llenas de confort y bienestar, habitaciones colmadas de misterio y un miedo horrible a los fantasmas” (pág. 7).

  • Diálogo: “–No tengo dinero –dije bajando la cabeza”, (pág. 14); o: “–El amor se debe pedir –continúa–, sin exigir tampoco” (pág. 124).

Esta novela, al tener bastante carga reflexiva y filosófica, emplea mucho las funciones de la lengua emotiva y estética.
La primera la podemos apreciar en los siguientes ejemplos: “Yo me mantenía en silencio, pero me daba miedo llamar la atención de Franz…” (pág. 11); “Tuve un miedo indecible, pero rápidamente contesté que sí” (pág. 11); “Pero, aunque me sabía distinto de mis nuevos camaradas y me sentía continuamente sólo en su compañía…” (pág. 62).
En cuanto a la función estética, la podemos identificar por medio de las figuras literarias siguientes:
  • Metáfora: “Otra vez intentaba reconstruir con sincero esfuerzo un ‘mundo luminoso’ sobre ruinas de un periodo de vida desmoronado” (pág. 66).

  • Epíteto: “…rosado alborear, y todos los sarcasmos se embotaron contra mi apacible insensibilidad” (pág. 65-66).

  • Personificación: “Por último, un día, sin darme apenas cuenta, terminé una cara que me decía más que las anteriores” (pág. 67).

  • Enumeración: “Con una alegría y una esperanza totalmente nuevas reuní en mi cuarto --hacía poco que tenía uno propio-- papel, colores y pinceles y preparé paleta, vasos, platillos y lápices”. (pág. 67).

Con respecto a la clasificación del desenlace de la obra, podemos decir que, por su estructura, es cerrado; por su lógica, es sorpresivo; por lo afectivo, es feliz, y, por sus valores, es bueno.
Para finalizar, me gustaría mencionar que la historia me pareció interesante, aunque sí algo difícil de digerir. Se debe leer con calma, pues –además del alto contenido reflexivo filosófico y todas las incógnitas planteadas a lo largo de sus capítulos– el narrador utiliza muchos recursos literarios, que a veces se tienen que releer para lograr comprenderlos en su totalidad. Además, como está constantemente viajando al pasado, es necesario poner mucha atención para no perderse en los tiempos.
En la obra se usa un vocabulario literario y algunas palabras no son muy conocidas, por lo que tuve que buscar su definición; pero eso puede ser debido a las traducciones o a la época en la que fue escrita.
Como conclusión –aunque, en lo personal, no me gustó mucho el final–, Demian me pareció una buena historia, porque lleva al lector a reflexionar y cuestionar las cosas que ha aprendido a lo largo de la vida. Además, en ciertos puntos, Emil llega a ser alguien con quien el lector se puede identificar, pues, como mencioné al inicio, él “yo” es el cuestionamiento más recurrente en la mente humana y, sin duda, este libro te motiva a buscar una respuesta.
Referencia:
Hesse, H., Demian. Ediciones Leyenda, México, 2017. Disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/Demian.pdf


Registros de alguien como tú


Alejandro Ceseña Villa


Por más que pasan los años, la historia nos persigue, a donde vamos se manifiesta y siempre de una forma tan repetitiva. Pareciera que sigue un patrón que obligadamente permanecerá así, a no ser que llegue el día en que decidamos cambiar.
El famoso Diario de Ana Frank, de la autora homónima, fue publicado por el padre de esta, Otto Frank. La información registrada sobre ella refiere que nació en Fráncfort del Meno, República de Weimar, el 12 de junio de 1929 y murió a los 16 años, en Bergen-Belsen, en marzo de 1945. Fue una niña alemana de ascendencia judía, hija de Edith Hollander y Otto Heinrich Frank. Hablaba tres idiomas: alemán, francés y su lengua materna, el neerlandés.
La obra que escribió es autobiográfica, histórica y social. Fue redactada en un diario en formato de cartas, las cuales estaban destinadas a su cuaderno, Kitty.
El tema desarrollado es de supervivencia. La trama recuerda que siempre tienen que estar escondidos, ella, su familia y otras cuatro personas, en “La Casa de Atrás” (como originalmente se llamaría la obra). Describe cómo son tratados los judíos en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial, además de circunstancias que deben sobrellevar para mantenerse a salvo.
Esta historia comienza cuando Ana cumple 13 años y sus padres le regalan un diario. Ella describe cómo fue su cumpleaños; también da a conocer las características de su familia y la de sus compañeros del liceo judío, dice lo que le agrada de ellos y lo que no tolera de otros más. Decide que escribir será una buena idea para expresar así lo que siente en privado.
Posteriormente, inicia la problemática cuando Margot (su hermana) recibe una cita de las fuerzas nazis (SS), para que se presente a trabajar en Alemania. Desconfiada, la familia toma entonces la decisión de esconderse en el edificio donde trabaja Otto, al cual llaman “La Casa de Atrás”. La familia Van Daan les sigue el paso. Tienen amigos no judíos fuera para que los apoyen con suministros. Un dentista judío se suma a la lista de refugiados, pero a la vez hay disputas entre las familias. En algunos momentos se llenan de esperanza al oír que los alemanes van perdiendo poder, pero llega la mayor tensión cuando la gente se empieza a quedar sin dinero y se ven más conflictivos entre ellos. 
El diario finaliza en una última carta en la que Ana expresa que se siente vacía, se encuentra en una crisis existencial, pues no sabe qué será de su vida ni qué hará después de la guerra. Esto fue el primero de agosto de 1944. Después del diario se describe qué es lo que pasa con los habitantes en la Casa de Atrás: descubren a los refugiados y los llevan a todos a campos de concentración, casi todos separados. Se sabe que fallecen de forma terrible, excepto Otto Frank. Ana es llevada al campo de Bergen-Belsen, en Alemania, y ahí pasa sus últimos días, hasta marzo de 1945.
El desenlace no sería claro si solo se conociera la historia contada en el diario y no la información adicional. La adolescente deja una última nota, sin rastros ni sospechas de lo que ocurrirá después; tampoco parece una despedida.
Tomando ahora en cuenta los antecedentes históricos, era de esperarse que la familia corriera la misma suerte que el resto de los judíos que habían sido trasladados a los campos de concentración.
Además, al ser esta una tragedia, se califica su desenlace como triste y malo para los personajes, porque estuvieron tan cerca de que concluyera la guerra, pero los Frank y Van Daan no lograron escapar del terror nazi.
Notoriamente, el personaje principal es Ana Frank, pues es ella quien relata sus actividades, pensamientos e historias en el diario. Esto significa que utiliza el narrador personaje, en primera y tercera personas: “Ayer por la mañana, toda la familia ya estaba levantada a las seis, ya que habíamos oído ruido de ladrones”.
En Ana se enfoca todo lo que se sabe de la historia. Al parecer ella tiene un carácter fuerte y es un tanto rebelde; no cuenta con muchas amigas, para la edad de 13 a 16 años.
Los personajes secundarios son la familia de Ana: Margot Frank (hermana), Otto Frank (padre), Edith Hollander (madre). La familia Van Daan: Peter van Daan (hijo), señor Van Daan (padre), señora Van Daan (madre). También están el dentista Dussell, Miep Gies, Bep, Kleiman y Kugler.
Los personajes ambientales son los compañeros del liceo de Ana, la Gestapo y la policía neerlandesa.
La historia se desarrolla en La Casa de Atrás, en Ámsterdam, Países Bajos (ocupada por los nazis); el lugar se ubicaba en la Prinsengracht 263. Fue en el periodo del 12 de junio de 1942 al 1 de agosto de 1944, pues comienza el diario en la primera fecha y finaliza en la última. La atmósfera es bélica y de incertidumbre; es en plena Segunda Guerra Mundial, se viven varios bombardeos y la gente refugiada no sabe qué va a suceder, por lo que pasan sus días en una constante paranoia.
El método narrativo empleado es el ab ovo, es decir, la obra está escrita en orden cronológico. Cada acontecimiento tiene fecha y siempre va desde lo que pasó primero hasta el final. Para lograrlo, la autora utilizó los tiempos narrativos simultáneo y retrospectivo, pero predomina el último; lo podemos identificar en este racconto que relata una experiencia de Ana: Anoche me sentí nuevamente muy triste. Volvieron a mi mente la abuela y Hanneli. Abuela, mi querida abuela, ¡qué poco nos dimos cuenta de lo que sufrió, qué buena fue siempre con nosotros! Y pensar que siempre guardó cuidadosamente el terrible secreto del que era portadora”. 
Se dedican más párrafos a este recuerdo, pero basta con el citado para mostrar el tiempo retrospectivo.
La narración está presente a lo largo de toda la novela, pero un fragmento podemos recuperar para dar una muestra: “El viernes por la noche, por primera vez en mi vida, me regalaron algo por Navidad. Las chicas Kleiman y Kugler prepararon otra vez una hermosa sorpresa. Miep hizo un delicioso pastel de Navidad…”.
Asimismo, se emplea el diálogo en múltiples ocasiones, para las conversaciones que tienen entre ellos: “─Perro… ¿entonces ustedes no son en la Bélgica? ¿El militar no es aparrecido? ¿El coche?”.
Por otro lado, la función emotiva de la lengua se incluye en esta expresión usada por Ana: “También nosotros hemos tenido que abandonar nuestras cosas bonitas. ¿De qué nos sirve ahora lamentarnos?”.
La obra, en sí, tiene un amplio valor literario, no solo por la historia que cuenta, sino por el simple hecho de haber sido escrita por una adolescente en una época bélica, la más trágica a lo largo del tiempo y el espacio. Es una gran aportación a la historia conocer la vida cotidiana de una joven judía que es perseguida por la guerra y el odio.
Tenemos que pensar que esta mujer ―adolescente o niña, como queramos llamarle― fue alguien como tú y como yo y como el resto del mundo. Ella tenía sus sueños, sus planes; también le renegaba a su madre y le contestaba a su padre; también le gustaban los chicos, y pasó en algún momento de su vida por algo parecido a nuestras experiencias. Pero ella se encontraba en un circunstancia que la diferencia de todos los demás, y su gran pecado fue haber sido judía, ganando el odio de toda una nación.
Referencia:


miércoles, 10 de julio de 2019

Una de las mejores novelas de aventuras




La novela Las aventuras de Tom Sawyer fue escrita por Mark Twain, escritor y humorista, que nació el 30 de noviembre de 1835 y falleció el 21 de abril de 1910. Entre sus obras destacadas están la mencionada y Las aventuras de Huckleberry Finn
El tema tratado en la novela es la infancia, porque se refiere a cómo vive su niñez el protagonista.  
El tipo de novela es de aventuras, ya que se narran las peripecias de un chico llamado Tom Sawyer.
La novela empieza con el escape de Tom de casa, y, como consecuencia, su tía le impone como castigo blanquear la cerca; pero Tom es astuto y logra que sus amigos sean los que finalmente realicen la actividad.
Camino a la escuela se encuentra a uno de sus mejores amigos: Huckleberry Finn, también conocido como Huck. Este trae un gato muerto que planea aventar por la noche en el panteón, como remedio para quitarse las verrugas, para lo que Tom se ofrece a acompañarlo.
Esa noche, en el panteón Tom y Huck presencian el asesinato del doctor del pueblo. Son ellos los únicos testigos del crimen...
En cuanto a la clasificación del desenlace, este por su estructura es cerrado, pues no se deja nada a la imaginación del lector. Por su lógica es predecible, ya que, conforme se va concluyendo la historia, es notable lo que ocurrirá. Por lo afectivo es feliz, debido a que el protagonista queda satisfecho; y, por último, tomando en cuenta sus valores, es bueno.
El personaje principal es un chico astuto, aventurero y que se mete en bastantes problemas, llamado Tom Sawyer; es el protagonista, ya que en la novela se cuentan sus aventuras y los conflictos que le acarrean estas.
Los personajes secundarios son: Huckleberry Finn, la tía Polly, Becky Thatcher, Joe el indio y Joe Harper. Todos ellos tienen un papel importante en la historia, pero destacan dos: Huckleberry Finn y Joe el indio.
Huckleberry Finn es descrito como un chico pobre, vestido con ropa desgastada y rota; es hijo de un borracho. Cabe añadir que se le dedican unos capítulos, en los cuales frustra el plan de Joe el indio.
Joe el indio, como antes se menciona, es otro de los personajes secundarios que más participan en la historia. Es considerado desalmado por el pueblo, debido a crímenes que ha cometido. Él menciona quién lo metió en la cárcel y por qué estuvo preso. Quiere huir a Texas con el tesoro.
El tipo de narrador usado es omnisciente; se puede observar en el siguiente fragmento: “Tom y Huckleberry corrían desesperadamente en dirección del pueblo, mudos de pavor”.
La voz narrativa es la tercera persona; lo puedes notar en la siguiente cita: “Al despertarse Tom, Sid se había vestido y ya no estaba en el dormitorio”.
En cuanto al ambiente, el espacio en que se desarrollan los hechos son varios lugares, como la casa de Tom, la escuela, la isla Jackson, el panteón, la cueva, la casa embrujada. En estos lugares suceden la mayoría de los acontecimientos de la historia.
El tiempo es los mil ochocientos, ya que el autor hace mención que ambientó la historia en los años de su niñez ―en el prefacio del libro se dice esto.
La atmósfera es de aventura, tristeza, miedo, nerviosismo, alegría. De aventura, porque Tom siempre busca qué hacer; de tristeza, ya que la tía Polly se pone triste cuando Tom desaparece para escaparse a la isla; de miedo, porque temen que los encuentre Joe el indio; de nerviosismo, por la misma razón; de alegría, al hallar el tesoro.
El método narrativo que usa el autor es ab ovo, pues la novela sigue una secuencia lineal: inicia desde al principio y termina con el desenlace.
El tiempo narrativo es retrospectivo. Cabe citar lo siguiente: “Aquella noche ya estaban preparados Tom y Huck para la aventura”.
Dentro de la novela se usan tres prototipos textuales: narración, descripción y diálogo.
Un ejemplo de narración que se encuentra en la obra: “Tenue brisa susurraba entre los árboles, y Tom temía que pudieran ser las ánimas de los muertos que se quejaban por ser perturbadas”.
Descripción: “Huckleberry era cordialmente odiado y temido por todas las madres de la población, porque era vago, ordinario y malo, vivía al margen de la ley…”.
Diálogo:
“— ¿Qué viste, Tom?
“— ¡Casi piso la mano de Joe el Indio!”.
En la novela también podemos identificar funciones de la lengua, en este caso la poética o estética. Estos son algunos ejemplos de ella: 
“Después de una angustiante espera, que pesó en el espíritu de Huck como una montaña” (comparación).
“La felicidad del día cerró con broche de oro” (metáfora).
Es una buena novela. En su inicio me parece algo lenta, pero posteriormente se va poniendo interesante, con las aventuras que viven Sawyer y Finn. El autor deja muy bien claro qué sucede. El lenguaje usado no es difícil de entender, ya que es dirigido a un público joven.    
Referencia:
Twain M., Las aventuras de Tom Sawyer. Ediciones Leyenda, 2012.