jueves, 11 de julio de 2019

Registros de alguien como tú


Alejandro Ceseña Villa


Por más que pasan los años, la historia nos persigue, a donde vamos se manifiesta y siempre de una forma tan repetitiva. Pareciera que sigue un patrón que obligadamente permanecerá así, a no ser que llegue el día en que decidamos cambiar.
El famoso Diario de Ana Frank, de la autora homónima, fue publicado por el padre de esta, Otto Frank. La información registrada sobre ella refiere que nació en Fráncfort del Meno, República de Weimar, el 12 de junio de 1929 y murió a los 16 años, en Bergen-Belsen, en marzo de 1945. Fue una niña alemana de ascendencia judía, hija de Edith Hollander y Otto Heinrich Frank. Hablaba tres idiomas: alemán, francés y su lengua materna, el neerlandés.
La obra que escribió es autobiográfica, histórica y social. Fue redactada en un diario en formato de cartas, las cuales estaban destinadas a su cuaderno, Kitty.
El tema desarrollado es de supervivencia. La trama recuerda que siempre tienen que estar escondidos, ella, su familia y otras cuatro personas, en “La Casa de Atrás” (como originalmente se llamaría la obra). Describe cómo son tratados los judíos en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial, además de circunstancias que deben sobrellevar para mantenerse a salvo.
Esta historia comienza cuando Ana cumple 13 años y sus padres le regalan un diario. Ella describe cómo fue su cumpleaños; también da a conocer las características de su familia y la de sus compañeros del liceo judío, dice lo que le agrada de ellos y lo que no tolera de otros más. Decide que escribir será una buena idea para expresar así lo que siente en privado.
Posteriormente, inicia la problemática cuando Margot (su hermana) recibe una cita de las fuerzas nazis (SS), para que se presente a trabajar en Alemania. Desconfiada, la familia toma entonces la decisión de esconderse en el edificio donde trabaja Otto, al cual llaman “La Casa de Atrás”. La familia Van Daan les sigue el paso. Tienen amigos no judíos fuera para que los apoyen con suministros. Un dentista judío se suma a la lista de refugiados, pero a la vez hay disputas entre las familias. En algunos momentos se llenan de esperanza al oír que los alemanes van perdiendo poder, pero llega la mayor tensión cuando la gente se empieza a quedar sin dinero y se ven más conflictivos entre ellos. 
El diario finaliza en una última carta en la que Ana expresa que se siente vacía, se encuentra en una crisis existencial, pues no sabe qué será de su vida ni qué hará después de la guerra. Esto fue el primero de agosto de 1944. Después del diario se describe qué es lo que pasa con los habitantes en la Casa de Atrás: descubren a los refugiados y los llevan a todos a campos de concentración, casi todos separados. Se sabe que fallecen de forma terrible, excepto Otto Frank. Ana es llevada al campo de Bergen-Belsen, en Alemania, y ahí pasa sus últimos días, hasta marzo de 1945.
El desenlace no sería claro si solo se conociera la historia contada en el diario y no la información adicional. La adolescente deja una última nota, sin rastros ni sospechas de lo que ocurrirá después; tampoco parece una despedida.
Tomando ahora en cuenta los antecedentes históricos, era de esperarse que la familia corriera la misma suerte que el resto de los judíos que habían sido trasladados a los campos de concentración.
Además, al ser esta una tragedia, se califica su desenlace como triste y malo para los personajes, porque estuvieron tan cerca de que concluyera la guerra, pero los Frank y Van Daan no lograron escapar del terror nazi.
Notoriamente, el personaje principal es Ana Frank, pues es ella quien relata sus actividades, pensamientos e historias en el diario. Esto significa que utiliza el narrador personaje, en primera y tercera personas: “Ayer por la mañana, toda la familia ya estaba levantada a las seis, ya que habíamos oído ruido de ladrones”.
En Ana se enfoca todo lo que se sabe de la historia. Al parecer ella tiene un carácter fuerte y es un tanto rebelde; no cuenta con muchas amigas, para la edad de 13 a 16 años.
Los personajes secundarios son la familia de Ana: Margot Frank (hermana), Otto Frank (padre), Edith Hollander (madre). La familia Van Daan: Peter van Daan (hijo), señor Van Daan (padre), señora Van Daan (madre). También están el dentista Dussell, Miep Gies, Bep, Kleiman y Kugler.
Los personajes ambientales son los compañeros del liceo de Ana, la Gestapo y la policía neerlandesa.
La historia se desarrolla en La Casa de Atrás, en Ámsterdam, Países Bajos (ocupada por los nazis); el lugar se ubicaba en la Prinsengracht 263. Fue en el periodo del 12 de junio de 1942 al 1 de agosto de 1944, pues comienza el diario en la primera fecha y finaliza en la última. La atmósfera es bélica y de incertidumbre; es en plena Segunda Guerra Mundial, se viven varios bombardeos y la gente refugiada no sabe qué va a suceder, por lo que pasan sus días en una constante paranoia.
El método narrativo empleado es el ab ovo, es decir, la obra está escrita en orden cronológico. Cada acontecimiento tiene fecha y siempre va desde lo que pasó primero hasta el final. Para lograrlo, la autora utilizó los tiempos narrativos simultáneo y retrospectivo, pero predomina el último; lo podemos identificar en este racconto que relata una experiencia de Ana: Anoche me sentí nuevamente muy triste. Volvieron a mi mente la abuela y Hanneli. Abuela, mi querida abuela, ¡qué poco nos dimos cuenta de lo que sufrió, qué buena fue siempre con nosotros! Y pensar que siempre guardó cuidadosamente el terrible secreto del que era portadora”. 
Se dedican más párrafos a este recuerdo, pero basta con el citado para mostrar el tiempo retrospectivo.
La narración está presente a lo largo de toda la novela, pero un fragmento podemos recuperar para dar una muestra: “El viernes por la noche, por primera vez en mi vida, me regalaron algo por Navidad. Las chicas Kleiman y Kugler prepararon otra vez una hermosa sorpresa. Miep hizo un delicioso pastel de Navidad…”.
Asimismo, se emplea el diálogo en múltiples ocasiones, para las conversaciones que tienen entre ellos: “─Perro… ¿entonces ustedes no son en la Bélgica? ¿El militar no es aparrecido? ¿El coche?”.
Por otro lado, la función emotiva de la lengua se incluye en esta expresión usada por Ana: “También nosotros hemos tenido que abandonar nuestras cosas bonitas. ¿De qué nos sirve ahora lamentarnos?”.
La obra, en sí, tiene un amplio valor literario, no solo por la historia que cuenta, sino por el simple hecho de haber sido escrita por una adolescente en una época bélica, la más trágica a lo largo del tiempo y el espacio. Es una gran aportación a la historia conocer la vida cotidiana de una joven judía que es perseguida por la guerra y el odio.
Tenemos que pensar que esta mujer ―adolescente o niña, como queramos llamarle― fue alguien como tú y como yo y como el resto del mundo. Ella tenía sus sueños, sus planes; también le renegaba a su madre y le contestaba a su padre; también le gustaban los chicos, y pasó en algún momento de su vida por algo parecido a nuestras experiencias. Pero ella se encontraba en un circunstancia que la diferencia de todos los demás, y su gran pecado fue haber sido judía, ganando el odio de toda una nación.
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