jueves, 11 de julio de 2019

En búsqueda del ´yo´





“La vida de cada hombre es un sendero que lleva hacia sí mismo la huella de un camino”, nos dice Herman Hesse en su novela Demian. Y lo cierto es que, en la vida, él “yo” es el cuestionamiento más recurrente en la mente humana, es el que hace que surjan las reflexiones y, por ende, los descubrimientos.
Descubrirse a sí mismo es justamente lo que el personaje principal busca a lo largo de esta historia, estableciendo así el tema de autoconocimiento, lo que es el estilo de Hesse, quien, tanto en su vida como sus obras, expresó su deseo y búsqueda de autorrealización.
Herman Hesse fue un novelista alemán nacido en Claw el 2 de julio de 1877. Esta obra suya fue publicada en 1919 bajo el título de Die Geschichte von Emil Sinclairs Jugend. Fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1949 y falleció en 1962 en Montagnola, Suiza.
Demian es una novela cuya historia se centra enteramente en la vida interior de Emil Sinclair (personaje principal), en sus pensamientos y cómo, a lo largo de los años, madura y cambia de pensar, por lo que se la clasifica, así, como una novela psicológica.
La historia sigue el método narrativo ab ovo, también llamado lineal o cronológico, pues —situándonos antes de la Primera Guerra Mundial, a principios del siglo XX— empieza el relato cuando Sinclair era un niño de diez años que vivía con su familia, la cual era adinerada y, según este, pertenecía al “mundo luminoso”, ya que se regía por valores, el bien y la religión. La familia estaba conformada por Emil, su padre, su madre y dos hermanas mayores.
El pequeño atendía el Colegio de Letras a esa edad y menciona que, aunque sea sorprendente, ya tenía cuestionamientos internos y curiosidad por lo que él llamaba el “mundo oscuro”, al que fue introducido por Franz Kromer.
La historia comienza su desarrollo con las anécdotas llenas de temor de cuando Emil padecía los abusos, manipulaciones y maltratos de Kromer; sin embargo, aun cuando todo esto lo aterrorizaba, también le generaba una curiosidad por lo prohibido.
Después de tortuosas situaciones, Emil conoció a Demian, quién sería su primer guía. Su nuevo amigo igualmente le causaba gran curiosidad, por ser alguien con aspecto adulto y a la vez juvenil; por no pertenecer al “mundo luminoso” y, sin embargo, tampoco pertenecer al “mundo oscuro”; además, su naturaleza reflexiva y su imagen autoritaria ponía al niño en una predisposición a escucharlo.
Como se puede suponer por el título de la novela, Demian tomó un rol importante en la historia, al ser el primero que habló con Emil sobre sus cuestionamientos de la vida, mostrándole que no estaba mal preguntarse cosas, siempre y cuando les buscara respuesta. También fue él quien lo libró de Kromer.
Posteriormente, conforme fue creciendo, el protagonista se dio cuenta de que Demian era distinto a los demás y que los cuestionamientos que había puesto en su mente lo hicieron pensar que jamás podría regresar a su cálido mundo luminoso y puro, el de su familia.
Esto lo condujo a tener un desprecio por sí mismo, el cual se intensificó cuando, en su adolescencia, estudiaba en un internado. Para este punto de la historia, podemos apreciar que sus cuestionamientos y reflexiones pasaron de ser sobre qué era bueno y qué era malo, a qué sentido tenía la vida, los cuales —junto con su triste percepción de sí mismo y sentimiento de soledad— lo hicieron caer en vicios como el alcohol y hasta considerar el suicidio.
Esta es la parte más triste de la historia, hasta que conoció a Beatrice, mujer con la que nunca entabló conversación alguna; sin embargo, le gustaba con fervor, tanto así, que eliminó muchos de sus hábitos malos, cambiando radicalmente. Y, buscando tener la imagen de Beatrice no solo en su mente, se introdujo a la pintura. 
Emil pintó muchas obras. Las más importantes fueron la mujer de sus sueños y el ave que estaba en el escudo de su casa. Cuando pintó el ave recordó a Demian y decidió mandarle su creación, a lo que él contestó con un mensaje con el que lo introdujo a Abraxas.
Luego conoció a Pristorius, su otro guía, quien le dio a conocer más sobre Abraxas, a darse cuenta de que no estaba solo y había más personas que pensaban como él y profesaban la religión de Abraxas...
Aunque la obra esté escrita de forma lineal, todo está narrado con tiempo narrativo retrospectivo, y se puede apreciar en el siguiente ejemplo: “Le había visto una sola vez durante las vacaciones. […] Durante las vacaciones vagaba yo una tarde por las calles de mi ciudad natal, con la expresión desencantada” (pág. 63).
Este tiempo narrativo es acompañado con recursos temporales, tanto flash-back (“Las vacaciones navideñas de aquel año fueron bastante tristes. Mi madre se asustó al verme”, pág. 63) como racconto.
En esta obra nuestro personaje principal es Emil Sinclair, pues es quien desde el principio nos da a entender que él mismo nos contará sobre su propia existencia, en primera persona: “Para dar inicio a narrar mi historia, tendré que comenzar en el pasado” (pág. 5).
Como en muchas, en esta novela abundan los personajes secundarios: Max Demian, Frau Eva, Pristorius, Kromer, Beatrice y la familia de Emil. Sin embargo, describiré solo a los tres más relevantes:
  • Max Demian era un hijo único de madre viuda, algunos años mayor que Emil. Era maduro y con un aspecto adulto en su forma de actuar, pero joven en su rostro. Se acercó a Sinclair en la niñez de este y cuando Kromer lo atormentaba; fue él quien liberó al niño de sus abusos. Platicó con Emil sobre sus reflexiones y cuestionamientos, planteando en él las dudas necesarias para que reflexionara por su cuenta. A lo largo de la historia sirvió a Sinclair como guía y amigo.

  • Frau Eva era la mamá de Demian, viuda y adinerada. Se menciona que era amable, madura y educada, pero algo en su rostro la hacía lucir joven. Al principio aparece poco, al ser mencionada como la madre de Demian. Sin embargo, en el capítulo “Beatrice”, Sinclair dibujó un rostro del que se sintió fuertemente atraído; posteriormente se dio cuenta de que era el de Eva, por lo que se enamoró perdidamente de ella. La mujer compartió pláticas con Emil, le ofreció consuelo y le dio felicidad desde que él se reencontró con Demian. Formó parte de la comunidad de los marcados y era la amada de Sinclair.

  • Pristorius tocaba el órgano en una iglesia. Por escuchar su música, Sinclair se le acercó en las épocas cuando estudiaba en el internado. Pristorius se volvió también su guía y le dio a conocer más de Abraxas. Físicamente es descrito como alguien con mirada salvaje, pero con labios con un toque infantil. Estudiaba teología, pero no terminó sus cursos; compartía mucho de sus conocimientos religiosos con Emil. Sin embargo, desde que este lo hirió con sus palabras, dejaron de ser cercanos.

Al contrario de los abundantes personajes secundarios, solo se identifican como personajes ambientales los compañeros de escuela de Sinclair y los soldados del ejército. Se les menciona de vez en cuando y no aparecen como personajes individuales, sino como relleno de la trama.
En cuanto a los espacios, podemos apreciar muchos de ellos debido a que el tiempo transcurrido dentro de la historia es muy amplio. Empezando por la ciudad natal de Emil, cuyo nombre no se menciona, tenemos tres espacios: su escuela, el Colegio de Letras, su casa y su salón de clase de religión.
Posteriormente, cuando es adolescente, el internado (“Al terminar las vacaciones, salí para St. sin haber vuelto a ver a mi amigo”, pág. 56), el parque (“El ancho paseo del parque, completamente desierto…”), su cuarto (“Con una alegría y una esperanza totalmente nuevas reuní en mi cuarto –hacía poco que tenía uno propio–, un papel, colores...”, pág. 81), la taberna (a la que iba mucho durante sus tiempos de alcoholismo), la casa de Pristorius (uno de los lugares en los que platicaban).
También, la antigua casa de Demian, la que visitó cuando pretendía reencontrarse con este. Viajó por Europa (Zúrich e Innsbruck) en su búsqueda. Otros espacios son la Universidad de H., en la que estudió filosofía; la calle donde se reencontró con Demian; la casa de Demian y Eva, en la que pasó mucho tiempo en su compañía: “–Vivimos aquí –dijo Demian–; ve pronto a vernos. Te esperamos” (pág. 111).
Al igual que el espacio, existen múltiples atmósferas en la obra. Al inicio se observa una de tipo tenso, cuando Emil fue víctima de los abusos de Kromer. Evoluciona a triste, cuando cayó en vicios como el alcohol y se distanció de su familia, sobre todo cuando lo invadió la soledad y pensó en el suicidio. Luego se vuelve reflexiva, cada vez que hablaba de temas filosóficos, para finalmente volverse pacífica, cuando vivió algunas semanas cercano a Demian y Eva y contó lo feliz que se sentía.
Los prototipos textuales no faltan en esta obra, pues podemos identificar varias veces el uso de la narración, la descripción y el diálogo. Unos ejemplos de ellos serían los siguientes:
  • Narración: “Salté de la cama, me planté delante del retrato y lo miré de cerca, directamente a los ojos, dilatados, verdosos y fijos, uno de los cuales, el derecho, estaba más alto que el otro” (pág. 68).

  • Descripción: “Muchas cosas de aquel tiempo conservan en mí su perfume de nostalgia y de suave melancolía: callejones oscuros, calles claras, torres y casas, campanadas de reloj, caras humanas, habitaciones llenas de confort y bienestar, habitaciones colmadas de misterio y un miedo horrible a los fantasmas” (pág. 7).

  • Diálogo: “–No tengo dinero –dije bajando la cabeza”, (pág. 14); o: “–El amor se debe pedir –continúa–, sin exigir tampoco” (pág. 124).

Esta novela, al tener bastante carga reflexiva y filosófica, emplea mucho las funciones de la lengua emotiva y estética.
La primera la podemos apreciar en los siguientes ejemplos: “Yo me mantenía en silencio, pero me daba miedo llamar la atención de Franz…” (pág. 11); “Tuve un miedo indecible, pero rápidamente contesté que sí” (pág. 11); “Pero, aunque me sabía distinto de mis nuevos camaradas y me sentía continuamente sólo en su compañía…” (pág. 62).
En cuanto a la función estética, la podemos identificar por medio de las figuras literarias siguientes:
  • Metáfora: “Otra vez intentaba reconstruir con sincero esfuerzo un ‘mundo luminoso’ sobre ruinas de un periodo de vida desmoronado” (pág. 66).

  • Epíteto: “…rosado alborear, y todos los sarcasmos se embotaron contra mi apacible insensibilidad” (pág. 65-66).

  • Personificación: “Por último, un día, sin darme apenas cuenta, terminé una cara que me decía más que las anteriores” (pág. 67).

  • Enumeración: “Con una alegría y una esperanza totalmente nuevas reuní en mi cuarto --hacía poco que tenía uno propio-- papel, colores y pinceles y preparé paleta, vasos, platillos y lápices”. (pág. 67).

Con respecto a la clasificación del desenlace de la obra, podemos decir que, por su estructura, es cerrado; por su lógica, es sorpresivo; por lo afectivo, es feliz, y, por sus valores, es bueno.
Para finalizar, me gustaría mencionar que la historia me pareció interesante, aunque sí algo difícil de digerir. Se debe leer con calma, pues –además del alto contenido reflexivo filosófico y todas las incógnitas planteadas a lo largo de sus capítulos– el narrador utiliza muchos recursos literarios, que a veces se tienen que releer para lograr comprenderlos en su totalidad. Además, como está constantemente viajando al pasado, es necesario poner mucha atención para no perderse en los tiempos.
En la obra se usa un vocabulario literario y algunas palabras no son muy conocidas, por lo que tuve que buscar su definición; pero eso puede ser debido a las traducciones o a la época en la que fue escrita.
Como conclusión –aunque, en lo personal, no me gustó mucho el final–, Demian me pareció una buena historia, porque lleva al lector a reflexionar y cuestionar las cosas que ha aprendido a lo largo de la vida. Además, en ciertos puntos, Emil llega a ser alguien con quien el lector se puede identificar, pues, como mencioné al inicio, él “yo” es el cuestionamiento más recurrente en la mente humana y, sin duda, este libro te motiva a buscar una respuesta.
Referencia:
Hesse, H., Demian. Ediciones Leyenda, México, 2017. Disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/Demian.pdf


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