viernes, 28 de mayo de 2021

Aprendiendo nuevas formas de trabajo

Diego Ginera Lastra


La obra que yo elegí para montar en el proyecto de teatro con títeres de Literatura (abril-mayo de 2020) se titula Domingo siete, del autor Fernando Adrián López Quintana. Primero que nada, me gustaría explicar cómo fue que elegí este guion y cuál fue la razón o el motivo por el cual tomé esa decisión. Seleccioné esta obra porque me pareció que tiene una trama enfocada a mi edad y, por consiguiente, a la etapa en la que estoy, que es la adolescencia; por tanto, me fue más empático trabajarla y comprenderla.

Aparte de lo anteriormente mencionado, considero que sus dos temas principales (los embarazos no deseados y las fiestas de adolescentes) son de los asuntos más comunes y escuchados en la actualidad, y en la obra se retratan de una manera muy dramática y fácil de entender.

Al adentrarme investigando sobre los orígenes de ambos temas, descubrí que los embarazos no deseados tienen una alta tasa en el mundo. Saber esta información me permitió darme cuenta de la gravedad e irresponsabilidad que existe en relación a este tema y me ayudó a identificar el tipo y nivel de dramatismo que tenía que darle a la obra.

Por otro lado, están las fiestas de adolescentes, que a mi parecer van de la mano con el primer tema, porque son unas de las principales causantes de los embarazos, debido a la intensidad y locura que tienen.

Ya que expliqué por qué elegí la obra, quisiera contar cómo fue la elaboración de los materiales y el proceso de montaje. Lo primero no fue tan difícil, porque para ello utilicé únicamente calcetines y cartón de papel de baño. Para los personajes femeninos (Ariadna, Isabela y la madre de Ariadna) usé calcetines y los decoré con ojos de fomi y cabello de estambre. Para los varones (Alejandro y Arturo) empleé los cartones de papel de baño y los pinté de tal manera que simularan rostros.

En el caso del teatrino tuve la fortuna de ya contar con uno de juguete y solo fue cuestión de adaptarlo para colocar en él los diferentes escenarios de la obra. Así, lo reutilicé. 

Una vez que tuve todos los diálogos memorizados, debí ensayar muchas veces para lograr expresar correctamente las emociones y sentimientos de los personajes. Los primeros días me equivocaba con frecuencia en errores como: introducir el títere equivocado, decir el parlamento incorrecto o colocar un escenario que no era el indicado para esa escena. Pero conforme pasaba el tiempo y practicaba más logré enmendar estos errores, ya que en cada ensayo ganaba mayor experiencia aprendiendo de mis equivocaciones.

En una de las cosas que sí me esforcé mucho fue en la caracterización y modulación de la voz, pues pretendía que el público pudiera imaginarse al personaje de acuerdo con la voz que estaba produciendo. 

Teniendo estos aspectos muy bien afinados, me fue posible llegar a un muy buen resultado final, y, por ello, a una muy buena escenificación de la obra.

En la puesta en escena honestamente estuve nervioso, porque tenía la inquietud y presión de que me debía salir muy bien, ya que era mi entrega final del proyecto. Entonces, después de varias tomas fallidas, decidí relajarme un poco y, por consiguiente, pude concentrarme más y hacer las cosas mejor. Al terminar de grabar me sentí muy aliviado y satisfecho con el resultado, ya que me di cuenta de que había hecho un muy buen trabajo.

En lo personal me gustó mucho interpretar esta obra, porque, como dije anteriormente, me sentí muy identificado con los temas que trata, pues son propios de mi edad. También me agradó mucho lo referente a los títeres, ya que nunca había realizado un proyecto con este tipo de materiales; me pareció muy divertido controlarlos y hacer sus voces.

Por último, no me queda más que agradecer a mi profesor, Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar, por habernos permitido participar en este tipo de proyecto y, a la par, brindarnos la oportunidad de aprender nuevas formas de trabajo.


Cuarto semestre de preparatoria, 2020.

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