miércoles, 26 de mayo de 2021

Crónica de un cambio inesperado

Ashley Arely Barba Fierros


Al inicio del año (2020), cuando nos mencionaron que montaríamos una obra de teatro en la clase de Literatura, la idea no me atrajo por completo. Solo podía pensar en los equipos y en las obras que íbamos a escribir nosotros antes de eso. 

Pero cuando tuvimos que entrar en cuarentena y nos dijeron que trabajaríamos con títeres a la mayoría del salón no le agradó. Yo pensaba que iba a ser mucho más difícil montar una obra sola, pero no tenía pena ni nervios como los hubiera tenido haciéndola enfrente de un público, y eso me ayudó mucho a que me gustara realizar el proyecto. 

El libreto que elegí tiene como título Una pareja dispareja, de Mónica Castro. Lo escogí porque, a mi parecer, era uno de las que se podía representar más fácilmente, ya que solo cuenta con dos personajes y yo no habría podido tener ayuda de otra persona si hubieran existido más; también, porque ocupaba solo dos escenografías. El guion seleccionado por cada uno lo tuvimos que adaptar a los títeres, así que fue necesario quitar una escena, pero sin dañar la historia. 

A lo largo de la preparación y los ensayos se presentaron algunos problemas, por ejemplo, con el teatrino, la escenografía y los títeres, pues no encontraba materiales para elaborarlos. Al final conseguí lo necesario para el teatrino y me ayudó mucho imprimir los títeres y la escenografía. Por otra parte, en medio de un ensayo el primero se rompió y debí arreglarlo con el material que me quedaba. 

Ensayamos durante varios días para que la obra saliera lo mejor posible. El primer video de evidencia que nos pidieron fue el del ensayo a la italiana, que consistió en leer el guion una o dos veces para familiarizarnos con él y probar los cambios de voces que se necesitarían. Después empezaron los ensayos de movimiento, en los cuales practicábamos cómo se moverían los títeres por el teatrino, cómo serían los cambios de escenografía y de voces y cómo prevenir todos los posibles problemas que se presentarían; asimismo, intentamos no leer el guion o recurrir a él lo menos posible. En total, se nos pidieron tres videos en los que mostramos la elaboración de los materiales y cinco videos de los ensayos.

En esta fase del proyecto fue cuando más tuve problemas: al grabar, que a la mitad del ensayo me interrumpieran; que el teatrino se cayera y que hubiera mucho ruido. En esos casos tenía que grabar todo el video de nuevo. Con lo que más me tardaba era la edición de los videos. Otros de los obstáculos fueron que se me borrara el video, no poder exportarlo y que mi internet estuviera tan lento que tardara más de dos horas en mandarlo.

Pero cuando enviamos la versión final, el 29 de mayo, me pareció que el tiempo había pasado muy rápido. Al principio todo había parecido mucho trabajo.

No pensé que me gustaría representar la obra, pero poder trabajar en mi zona de confort y sin público me ayudó mucho al hacer las voces sin pena, ya que eso fue una de las cosas que más se me dificultó.

Aunque sentí que habría podido desarrollar mejor el proyecto si hubiera tenido ayuda o más materiales para los títeres y la escenografía, intenté hacer mi mejor trabajo.

No cabe duda de que, si hubiéramos escenificado una obra teatral enfrente de nuestros compañeros, habría sido muy diferente. Pero me hubiera gustado vivir esa experiencia.


Cuarto semestre de preparatoria, 2020.

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