viernes, 28 de mayo de 2021

Cuarentena y... ¿títeres?

Paola del Carmen Gil Salazar


Sin duda 2020 ha sido un año lleno de sorpresas, en especial para los estudiantes del mundo; esto principalmente debido a la contingencia que estamos viviendo. A mitad de marzo nos fue avisado a todos los alumnos del Instituto Salvatierra que llevaríamos a cabo una cuarentena obligatoria y comenzaríamos a estudiar en línea desde casa, por lo que muchos de nuestros trabajos más importantes del semestre serían suspendidos, entre ellos las obras teatrales, que eran presentadas todos los años por alumnos de cuarto semestre de la preparatoria. 

Sin embargo, por obvias razones los proyectos tendrían que ser reemplazados, y así fue como se presentó la oportunidad de escenificar con títeres. La verdad es que en un principio la idea me agradó mucho, pues creí que sería mucho más fácil.

El guion que yo decidí montar fue Familia metalera, de César Ramírez Villarino. Las razones por las cuales lo escogí fueron que tiene pocas páginas, solamente son cuatro sus personajes y, además, es una obra bastante cómica y familiar, apta para cualquier público. 

Para la escenificación se nos pidió que creáramos un teatrino y títeres con materiales que ya tuviéramos en casa. Mi primer avance del trabajo debía ser enviado para finales del mes de abril. Creé el teatrino a partir de una caja de cartón; la pegué bien –pues estaba algo vieja– y decidí cortar la tapa y la parte de abajo para poder introducir mis manos con los títeres. Además, la pinté de negro y le agregué una decoración en la parte de enfrente. 

Respecto a los títeres, opté por hacerlos de dedo, pues en Familia metalera hay varias escenas donde aparecen los cuatro personajes juntos, y simplemente, por ahorrarme la edición del guion –pues se nos dio la oportunidad de quitar escenas y omitir personajes–, decidí elaborarlos todos. Esto me trajo problemas después, ya que la modulación de las voces fue muy complicada, más que nada porque tenía que hacer voces de un hombre, una mujer, una joven y una chica adolescente.

Pero ese no fue el único inconveniente que tuve con los muñecos. Como mencioné antes, pinté mi teatrino de negro, pero, siendo una familia metalera, no tomé en cuenta que la Mamá y el Papá Hardcore visten completamente de ese color, por lo que en varias ocasiones estos parecían fundirse con el fondo.

Las primeras prácticas fueron bastante simples: la lectura del guion con la entonación de las voces (llamados ensayos a la italiana) y algunos ensayos con los títeres y el teatrino. 

El primer ensayo (a la italiana) lo enviamos a inicios de mayo. Me pareció sencillo, pues había un gran margen de error. El único problema difícil que tuve, en un inicio, fue la colocación de teatrino, pues yo había hecho un orificio en la parte inferior de la caja, por lo que debía situarme debajo de esta; pero me costó mucho trabajo encontrar un buen lugar donde ubicar mi teatrino. 

Con el seguimiento de los ensayos fui encontrando nuevos problemas, por ejemplo, la distribución de la escenografía. En un inicio creí que lo mejor sería disponer las tres escenas dentro del teatrino, como si fuese un solo cuadro; mas, con el pasar de los días, me di cuenta de que se veía muy reducido y los títeres tapaban la escenografía. Por lo tanto, al final terminé volviendo a elaborar cada escenografía y cambiándola de acuerdo a la escena correspondiente.

Otra de las dificultades que tuve fue que los títeres se me caían con facilidad y durante la grabación de los ensayos se volteaban ligeramente; por lo tanto, no quedaban de frente al público. Me pasaba esto en las escenas en que tenía más muñecos en una sola mano, por lo que no era sencillo acomodarlos.

El día de la escenificación de la obra fue el 29 de mayo. Había decidido grabarla por la noche, pues quería usar una lámpara que enfocara su luz solo en el teatrino, como si fuese una presentación real y profesional. Sin embargo, me costó mucho la grabación; me puse muy nerviosa, comencé a olvidar varios de los diálogos, la modulación de las voces era muy mala. Llegué a un punto donde estaba tan molesta que sabía que no me iba a quedar bien. Tuve que distraerme un rato y comenzar de nuevo posteriormente. Y, aunque no fue la mejor escenificación teatral, considero que resultó muy aceptable para ser la primera vez.

¿Volvería a escenificar un guion teatral con títeres? La verdad es que no.

Sin embargo, me alegra mucho haber tenido esta experiencia. Me siento muy agradecida por todo lo que pude aprender y creo que es de las cosas más interesantes y graciosas que podré contar que hice durante mi cuarentena, a pesar de que fue un trabajo difícil. 


Cuarto semestre de preparatoria (2020).

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