Guiones teatrales en el antiguo Tallereando
PERSONAJES
Santiago
María (hermana de Santiago)
Padre de Santiago
Madre de Santiago
Madre de Juan
Jefe de la hacienda
Guardia
ESCENA 1
Se aprecia en la escenografía una tumba, la cual está sobre un poco de tierra. Alrededor de ella se encuentran María, la Madre de Juan y la Madre de Santiago. La Madre de Juan se muestra muy deprimida. Apartados están el Padre y Santiago, quienes visten ropa de campesinos. Se enfoca la luz a ellos dos.
PADRE: (Con nostalgia) Juan era un buen chico. Cuidaba de su madre y siempre tenía una sonrisa.
SANTIAGO: Recuerdo que todos los días, cuando salíamos a darle comida al ganado, me tiraba carrilla diciendo que era más terco que las mulas. (Muestra una pequeña sonrisa).
PADRE: ¿Quieres ir a comprar algo a la tienda?
SANTIAGO: No, pa.
PADRE: (Pone la mano en el hombro de Santiago) Te notas molesto... ¿Quieres decirme algo?
SANTIAGO: (Molesto) ¡Estoy muy molesto…! ¡No puede ser que Juan murió por trabajar…! (Suspira) ¡No podemos seguir viviendo así! ¡El patrón nos tiene en el calorón todo el día y no podemos comprar nada con la miseria que nos paga! ¡Ni para comprar agua…! Hoy fue Juan, mañana puedo ser yo o usted, padre. ¡Mire cómo está la madre de Juan! ¡Está destrozada...! No podemos hacerle eso a mi madre.
PADRE: Hijo, es con lo que nos tocó vivir. Y créeme que a nadie le gusta que pasen este tipo de cosas, pero no podemos hacer nada.
SANTIAGO: (Sube la voz) ¡Padre, tenemos que hacer algo al respecto! ¡Hay que rebelarnos…! ¡El patrón nos tiene como esclavos a todos los trabajadores! Estoy seguro de que, si nos juntamos, todos algo podemos hacer.
PADRE: Mijo, bien sabes que no va a pasar nada. El patrón tiene bien asustados a todos.
SANTIAGO: Entonces tendremos que escapar.
PADRE: (Molesto) ¡No digas tonterías!
MADRE DE SANTIAGO: (Se acerca con Santiago y el Padre) Ya vamos a casa, se hace tarde.
Todos empiezan a caminar hacia afuera, pero se detienen cuando María habla.
MARÍA: (Agarra del brazo a Santiago. A sus padres) Ahorita los seguimos.
Terminan por salirse del escenario los padres y la Madre de Juan.
ESCENA 2
María y Santiago se colocan en el centro de la escenografía, justo enfrente de la tumba.
MARÍA: ¿Cómo estás?
SANTIAGO: Me siento mal por la madre de Juan. Está hecha pedazos.
MARÍA: Era su hijo, claro que se iba poner así. Nuestra madre estaría igual si algo nos llegara a pasar.
SANTIAGO: ¡Por eso mismo tenemos que huir, hermana! Esta hacienda no es segura para nadie y puede ser que mañana seamos lo siguientes.
MARÍA: Si nos vamos de aquí, ¿quién cuidará de nuestros padres? ¡No podemos dejarlos solos aquí!
SANTIAGO: Tendremos que convencerlos para que nos acompañen.
MARIA: Santi, ¡tú sabes que no van a querer!
SANTIAGO: Juntos podemos convencerlos.
MARIA: (Dudosa) No lo sé… ¿Ya se lo comentaste a papá?
SANTIAGO: Sí, pero no estuvo muy de acuerdo.
MARIA: Entonces deja de estar terco con lo mismo. ¡No es no!
SANTIAGO: Pero podemos tratar...
MARIA: (Interrumpe, sujetando de los brazos a Santiago) ¡Entiende que no, Santiago! (Una pequeña pausa; en voz baja) Después hablamos de esto. Mejor hay que apurarnos, porque creo que mamá hizo caldo de pollo y si no nos apuramos papá se acaba todo.
SANTIAGO: Ahorita te alcanzo.
MARIA: (Da unas palmadas cariñosas a Santiago en la espalda) Bueno, cuidado cuando regreses. (Camina fuera del escenario)
SANTIAGO: (Antes de que salga María) ¡HEY! Piensa lo que te dije.
MARIA: (Voltea a verlo) ¡Apúrate!
María sale del escenario y Santiago se queda solo hablando para sí mismo.
SANTIAGO: (Muestra nostalgia) Juan, tú sabes que eras como el hermano que nunca tuve. Eras ese amigo que siempre estaba en las buenas y en las malas… Pero de alguna forma tengo que convencer a mi familia… Tal vez en un futuro sea demasiado tarde… ¡Adiós, Juan! ¡Fuiste un gran amigo!
Sale de la escena con la cabeza abajo.
ESCENA 3
En el comedor de la casa. Una mesa de madera en mal estado y cuatro sillas alrededor de esta, cuidando de que no den la espalda al público. María y los padres se encuentran sentados en las sillas. La Madre se encuentra hablando con María y el Padre comiendo una naranja. Entra Santiago con la ropa llena de lodo, después de trabajar.
MADRE: ¿Cómo te fue, hijo?
SANTIAGO: (Exhausto) ¡Muy mal, madre!
MADRE: (Preocupada) ¿Por qué, hijo?
SANTIAGO: (En un tono de voz más bajo; se sienta en la silla sobrante) Con eso de que se murió Juan, ahora me toca hacer todo a mí solo.
MADRE: (Tratando de ayudar) Puedes comentarle al patrón que es mucha carga para ti.
SANTIAGO: (Negativo) ¿Usted cree que el patrón va a querer ayudarnos en algo…? ¡Ese sujeto solo sube el precio de las cosas en la tienda y no nos quiere pagar más!
PADRE: (Serio) Hijo, ¿recuerdas lo que ayer me comentaste? Lo pensé durante el día y estoy de acuerdo contigo.
HERMANA: Yo también, hermano, y tengo una idea.
MADRE: (Confundida): ¿Podrían decirme de qué están hablando?
SANTIAGO: (Seguro) Madre, ayer les dije que quiero escapar de la hacienda, pero todos juntos.
PADRE: (Suspira) Sobre eso… estoy de acuerdo que tu hermana y tú escapen. Pero tu madre y yo ya estamos muy grandes, no podemos acompañarlos.
HERMANA: (Acelerada) ¡No, no, no, no! ¡Si ustedes no van, yo tampoco!
PADRE: (Tratando de convencerla) Hija, tu madre y yo ya estamos grandes. Santi y tú tienen una vida por delante, no quiero verlos sufrir aquí.
SANTIAGO: María, ¿y cuál es esa idea que dijiste?
MARIA: Hace unas semanas me levanté temprano y salí a caminar. Cuando salí, los guardias estaban en su cambio de turno y me di cuenta de que solo se queda uno de ellos en la puerta principal.
SANTIAGO: (Pensativo) Suena bien, pero… ¿cómo le haremos para distraer a ese guardia?
PADRE: Yo puedo ayudar en eso: trato de escapar por otro lado y sería como una distracción.
SANTIAGO: (Motivado) No se diga más, ¡eso haremos!
MARIA: (Dudosa) No estoy muy de acuerdo, pero bueno… (Suspira) ¿Cuándo tienes pensado hacerlo?
SANTIAGO: (Serio) En una semana. Estos días estaré viendo el cambio de turno al amanecer, para perfeccionar el plan.
MADRE: (Calmada) Hijos, yo los apoyo. Pero ya hay que irnos a dormirm, porque mañana tenemos que ir a trabajar.
Todos salen del escenario.
ESCENA 4
El exterior de la hacienda. El Guardia está sentado en una silla. Viste ropa de campesino y tiene dos arcabuces recargados en la silla. Entran sigilosamente María y Santiago por el lado izquierdo del escenario y se esconden detrás de un árbol.
SANTIAGO: (En voz baja) Prepárate. En cuanto el guardia escuche a papá tenemos que salir corriendo.
MARIA: (En voz baja) Sí, está bien. Yo te sigo.
Entra el Jefe de la hacienda por el lado derecho y se acerca al Guardia.
JEFE: Buenos días, Paco.
GUARDIA: (Se levanta de la silla) Buenos días, jefe.
JEFE: Ahorita regreso, voy por un café. (Sale de escena por el lado derecho).
Una pequeña pausa de alrededor de unos quince segundos. El Jefe regresa corriendo.
JEFE: (Alterado) ¡Paco, corre! ¡Alguien se está escapando!
GUARDIA: ¡Espéreme! (Se levanta de la silla y se lleva un arcabuz).
Ambos salen por el lado derecho corriendo.
SANTIAGO: (Susurrando. A María) ¡Esa es nuestra señal! ¡Corre!
MARIA: (Dudosa) Santiago, ¿estás seguro de esto?… No quiero dejar a nuestra madre sola.
SANTIAGO: (Se levanta) ¡María, ya habíamos hablado de esto! ¡Vámonos! ¡Nuestro padre ya hizo su parte!
MARIA: (Decidida) ¡Pues me quedo!
SANTIAGO: (Se vuelve a agachar) Sé que tienes miedo, pero esto es lo mejor para todos. ¡Y hay que apurarnos! Ahorita va a regresar el guardia.
MARIA: (Tras una breve pausa) Bueno, vámonos.
SANTIAGO: (Se levanta) Sígueme. La salida está del otro lado.
Ambos empiezan a caminar lentamente hacia el lado derecho, vigilando que no los vean.
SANTIAGO: Si miras que alguien nos ve trata de disimular.
Entra el Jefe de la hacienda por el lado izquierdo y se dirige a la silla por el fusil restante. Los hermanos tratan de disimular.
JEFE: (Para sí mismo) Esta gente anda muy rebelde estos días. (Ve a los hermanos; molesto) ¿Qué hacen aquí ustedes? (Agarra el fusil y les apunta con él).
SANTIAGO: (Con voz entrecortada) Na… nada… ¡Corre, María!
Empiezan a correr. El jefe les dispara y ambos caen.
TELÓN
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