lunes, 17 de mayo de 2021

La casa de enfrente

Guiones teatrales en el antiguo Tallereando 


Sofía Isabella Carrillo Arvayo


PERSONAJES

  • Diego 

  • María 

  • Emma

  • Jorge

  • Mamá

  • Papá

  • Reloj

  • Jarrón

  • Candelabros 

  • Velas 


ESCENA I

Un vecindario común, con una casa hecha de papel. Enfrente se encuentran de pie tres integrantes de una familia, sosteniendo sus maletas. 

En esta escena tenemos a la mamá, que porta un vestido rosa y tiene el cabello café y lacio; al papá, con camisa de vestir y pantalones cafés y el cabello café y lacio; y a  Diego, con camisa roja con blanco de rayas y shorts verde militar.

La iluminación es natural, pero enfocada en los personajes.

PAPÁ: ¡Este será un gran comienzo para los tres!

MAMÁ: ¡Claro que sí! ¡Y que nuestro Dieguito haga muchos amigos, que necesita por una vez dejar esa consola, que se le van a derretir los ojos de tanto que juega!

Entra María; tiene pecas y cabello rizado y usa una blusa azul cielo con un pantalón amarillo. 

MARÍA: ¡Hola! Ustedes deben de ser los nuevos vecinos...

MAMÁ: ¡Hola, pequeña...! Tú debes de vivir al lado, ¿no es así...? Saluda, Diego.

DIEGO: ¡Hola, soy Diego! ¿Y tú eres...?

MARÍA: Soy María... ¿Quieres jugar conmigo y los otros niños en la tarde?

Diego vuelve la cabeza hacia su madre y esta le devuelve la mirada.

DIEGO: ¡Claro que jugaré con ustedes!

MARÍA: ¡Genial…! ¡Ahí nos vemos, Diego! (Sale).

MAMÁ: Bueno, ya hay que bajar las cosas.

PAPÁ: Yo creo que vamos a tener que hacer donaciones. Traemos muchas cosas que ya no usamos, como, por ejemplo, todas las cosas de bebé de Diego.

DIEGO: ¿Todavía tienen mis cosas de bebé? 

MAMÁ: (Al papá) ¡Ay, no, cómo crees que vamos a hacer eso! ¡Si son recuerdos! ¡Eso no se puede donar!

PAPÁ: Bueno, pero algo habrá que donar. No nos podemos quedar con tantas cosas que ya no utilizamos.

DIEGO: ¡Mamá, no manches! No podemos tener esas cosas de bebé. ¡Qué pena!

MAMÁ: ¡Como que pena!, si cuando tengas novia le enseñaré todo. 

PAPÁ: (Se ríe) ¡Qué buena idea! Pero, oye, hay que enseñarle la foto con sus pompitas de fuera. 

DIEGO: ¿Cómo que tengo una foto con las pompis de fuera? 

MAMÁ: Eras un bebito, Diego.

PAPÁ: Bueno, pero ya, fuera de broma, sí hay que donar las cosas de bebé de Diego. Van a tomar espacio que necesitamos en la casa. 

MAMÁ: ¡Ah, cómo crees! Mejor dona todas tus revistas que tienes ahí guardadas.

PAPÁ: (Con voz sobrepotente) ¡Cómo te atreves! Pero si son coleccionables, no son basura.

MAMÁ: (Con tono de enojo) ¡Ah!, ¿verdad que no está padre que quieran tirar algo que te importa? 

DIEGO: Bueno, ya no peleen. Encontraremos un lugar para todo. 

MAMÁ: Tienes razón, Dieguito. Ya dejemos de pelear. 

Toman sus maletas y salen.


ESCENA II

La misma escenografía, pero esta vez en escena solo tenemos a los niños del vecindario.

María y Diego siguen vestidos de la misma manera; Emma lleva dos coletas y una falda rosa con una blusa de flores moradas; Jorge tiene un aspecto descuidado y cómodo, una camiseta deportiva sin mangas, shorts deportivos y una gorra azul al revés. 

La iluminación es natural, enfocada en los personajes.

Entran María, Jorge y Emma y empiezan a jugar al zapatito blanco. Entra Diego y camina cerca de ellos. María lo ve y le grita.  

MARÍA: ¡Por aquí, Diego!  

DIEGO: (A sí mismo, mientras camina hacia los niños) ¡Chanclas, ya me vieron!

MARÍA: Jorge, Emma: él es mi nuevo amigo, Diego. Se acaba de mudar a un lado de mi casa... Diego: ellos son Jorge y Emma.

EMMA: (Da la mano a Diego) ¡Hola! ¡Mucho gusto, Diego!

JORGE: (Choca puños con Diego) ¡Qué onda, carnal!  

MARÍA: Ven, estábamos jugando al zapatito blanco. Pero cuéntanos por qué te mudaste aquí.

DIEGO: Fue por el trabajo de mi papá. Pero, según mi mamá, es mi oportunidad de hacer amigos. 

JORGE: (Jorge muestra un aspecto confundido) ¿Qué? ¿Nunca has tenido amigos?

EMMA: ¡Jorge, no seas grosero…! (A Diego) Discúlpalo, tiene cerebro de cacahuate.

DIEGO: (Se ríe) No te preocupes, no me molesta. (Con cara triste) Pero sí es verdad, nunca he tenido amigos.

MARÍA: ¡Pues ahora ya tienes tres!

Diego sonríe contento.

JORGE: (Con tono burlesco) Bueno, aunque con esa casa que tienes enfrente de donde vives no creo que tengas más.

EMMA Y MARÍA: (Gritan molestas) ¡Jorge!

DIEGO: ¿De qué hablas?

JORGE: (Baja la voz, misterioso) Se dice que pasa algo demasiado aterrador adentro de la casa de enfrente, que nadie puede soportarlo.

DIEGO: (Asombrado) ¿Y no les da curiosidad saber qué pasa ahí adentro?

MARÍA: ¡Pues claro, pero estaría de locos entrar ahí...!

DIEGO: Deberíamos entrar todos. Digo, para saber qué hay ahí.

EMMA: ¿Pero acaso no les daría temor entrar?

DIEGO: Pues la verdad no. Aún no entiendo qué es lo que les causa tanto temor.

MARÍA: Pues verás: se dice que esa casa está encantada, o algo con el estilo. 

EMMA: Además, que todas las personas que se han mudado a esa casa no duran más de un mes viviendo ahí. 

JORGE: Salen corriendo como unos gallinas.

MARÍA: (Lo dice con tono burlesco y molesta) ¡Ya cállate...! Jorge, te aseguro que si entraras a esa casa saldrías con los pantalones mojados del susto que te sacarías. 

DIEGO: Pero sigo sin entender. ¿Qué es lo que les causa tanto temor que tienen que irse? 

MARÍA: Pues, la verdad es que nadie sabe realmente qué es lo que pasa ahí adentro, pero cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, vivían en la casa una pareja con su bebé. El esposo era un científico que lo que más quería en la vida era que sus experimentos fueran conocidos, por lo que trabajó casi toda su existencia en encontrar un antídoto contra la muerte. 

EMMA: El señor trabajaba con pedazos de animales muertos. Pero los resultados de todos sus trabajos eran monstruos, que después tenía que eliminar. 

JORGE: Hasta que un día uno de sus experimentos con objetivo de dar vida salió terriblemente mal, dando vida a la casa. Dicen que ocurrió algo demasiado aterrador ahí, que la familia no tuvo de otra que salir de la casa.

MARÍA: Todos en el vecindario le tienen temor a la casa. Por eso nadie se acerca ni a esa casa ni a la de enfrente. También todos están sorprendidos de que tu familia la haya comprado.

DIEGO: ¡Pues con esa historia ahora quiero entrar más que nunca!

EMMA: ¿Pero cómo haremos eso? Mis papás jamás me dejarían.

JORGE: Podemos fingir que vamos a la escuela por la mañana y vamos a la casa. También, nos dará menos miedo si vamos de día.

DIEGO: ¡Esa es una idea genial…! Entonces nos vemos mañana, chicos. No olviden traer todo lo que necesiten.

Todos se levantan y salen del escenario, en distintas direcciones.


ESCENA III

El escenario es el frente de la casa encantada. Los cuatro niños visten de la misma manera que en las escenas anteriores.

La iluminación es obscura, pero sin dar la ilusión de que es de noche (se tiene que entender que es de día). De fondo hay un efecto de sonido de viento sutil.

Entran los niños por distintos puntos del escenario.

DIEGO: ¿Tienen todo?

MARÍA: ¡Claro que sí! Yo traigo una cuerda y un kit de emergencias. 

EMMA: Yo tengo linternas para todos.

JORGE: Yo traje snacks para todos. 

MARÍA: ¿Snacks? ¡Pero solo estaremos un día! 

JORGE: No importa, uno nunca sabe cuándo necesitas comer algo. Traje tacos de machaca, frijol, sándwiches, naranjas, barras de granola, agua, jugos y también pastelillos.

EMMA: ¡Genial! Si no nos come a nosotros lo que sea que esté dentro de esa casa, se comerá la comida que trajo Jorge.

JORGE: ¡Cállate! Nadie nos comerá... ¿o tal vez sí...? (Dudoso) No lo sé, chicos. Esto suena muy arriesgado, ¿no lo creen?

MARÍA: ¡Oigan, no empiecen! ¡No se pueden hacer para atrás!

DIEGO: ¡Exacto, ya estamos aquí! Probablemente nuestros papás se enteren de que faltamos a la escuela y nos regañen, pero hay que hacer que esto valga la pena. No podemos irnos así, como si nada.

EMMA: Bueno, eso sí, tienes razón. Mis papás me matarán, si es que no muero primero aquí adentro. 

Jorge se nota asustado y nervioso.

MARÍA: ¡Jorge, quita esa cara! Emma solo está bromeando. Nadie morirá aquí. 

DIEGO: ¡Vamos, Jorge…! ¿O acaso eres una gallina?

JORGE: (Ofendido) ¿Gallina yo? (Comienza a hablar muy rápido y nervioso) ¡Eso sí jamás! Bueno, está bien, vamos a entrar, pero con la condición de que todos nos quedaremos juntos sin importar qué. Es solo por seguridad, claro, no es que tenga miedo. A mí no me asusta absolutamente nada, yo soy el más valien...

EMMA: ¡BOO!

JORGE: (Asustado) ¡AHHHH!

María, Emma y Diego se ríen del susto de Jorge.

JORGE: (Con tono molesto) ¡Ya no se burlen de mí!

DIEGO: (Se ríe) Ya, pues. Lo sentimos.

EMMA: Luego nos reímos de Jorge. Pero hay que entrar ya, se nos va a ir el día.

MARÍA: Oigan, pero tendremos un código de emergencia. Si algo sucede solo griten “mantequilla” y nos ayudaremos.

DIEGO: ¡Perfecto! ¡Ahora sí, entremos!

Entran a la casa. 


ESCENA IV

La escenografía es el interior de la casa, descuidada y tenebrosa. 

El reloj es de péndulo, color café con dorado; los candelabros están empolvados y son dorados con diamantes y las velas son blancas y sencillas. 

La iluminación es oscura y de fondo muy sutilmente hay una música aterradora.

JORGE: (Con tono asustadizo, mientras caminan cautelosamente, mirando a todos lados) ¡La verdad es que sí está como para hacerse pipí esta casa! 

DIEGO: (Con tono de asco) ¡Pero hace cuánto nadie limpia estas paredes! ¡Miren ese polvo!

MARÍA: (Con un tono de asustada y nerviosa) ¡Ay, por mi mami! ¿En qué nos estamos metiendo, chicos? Creo que esto no es una buena idea del todo. Lo mejor sería irnos de una vez por todas. 

EMMA: (Molesta) ¿Acaso ustedes están locos? No nos hemos armado de valor solo para irnos porque una casa vieja, empolvada, llena de telarañas es un poco intimidante. ¡Nosotros somos un equipo que podemos con todo! Solo hay que cuidarnos entre todos... 

RELOJ: Hola. ¿Ustedes son invitados?

DIEGO: (Gritando asustado) ¡Es un reloj que habla! ¡Corran por sus vidas!

Todos los niños comienzan a correr en círculos.

RELOJ: No tienen por qué asustarse, no les haré daño. Solo soy ¡un reloj mágico!

La música tenebrosa se detiene.

JORGE: (Toma al reloj para verlo de cerca y se asombra) ¡Guau…! Increíble...!

RELOJ: ¡Pero bájame, jovencito! No soy un juguete.

JORGE: ¡Oh, sí! Lo siento.

EMMA: ¿Entonces todos los objetos aquí tienen vida?

RELOJ: Así es, pequeña. Miren, les presento a mi compañera Jarrón.

JARRÓN: ¡Hola! ¡Es un gusto, niños!

RELOJ: Por allá tenemos a los candelabros y a las velas.

CANDELABROS Y VELAS: ¡Un gusto!

EMMA: ¿Entonces el doctor le dio vida a su casa y todo lo que vivía en ella?

RELOJ: ¡Guau, qué jovencita tan lista!, pero sí, así es. Todos los objetos que nos encontramos aquí tomamos vida desde ese día y nuestro principal objetivo es servir a nuestros invitados. Pero las personas nos encontraban aterradores por alguna extraña razón y salían corriendo como...

JORGE: (Interrumpe) ¡Como gallinas! 

RELOJ: ¡Exacto, como gallinas!

DIEGO: Bueno, es que no es para nada común hablar con un reloj. Eso explica por qué todas las familias se iban de esta casa.

RELOJ: ¿Y a ustedes les parece aterrador?

MARÍA: ¡Pero claro que no! ¡A mí me parece algo completamente fantástico!

DIEGO: Creo que a nosotros, como aún somos niños, nos es más fácil entender. Pero nuestros padres jamás entenderían; vendrían a examinar la casa y solo sería un desastre. 

RELOJ: Eso es cierto…. ¿Qué les parece que este secreto solo quede entre nosotros? Ustedes podrán venir aquí a jugar cuando quieran y les prometo que este lugar será siempre muy seguro y divertido... Pero recuerden: es un lugar secreto... (Pensativo) Creo que necesitaremos una clave para dejarlos entrar, pero no se cuál. 

JORGE: ¡Que sea “mantequilla”!

RELOJ: ¡Sí, “mantequilla” es perfecta!

DIEGO: Bueno, chicos, hay que irnos. Ya es hora de cenar. ¡Hasta mañana, reloj!

RELOJ: ¡Hasta mañana!

Salen los niños.

TELÓN

Cuarto semestre de preparatoria, 2021

No hay comentarios.:

Publicar un comentario