sábado, 15 de mayo de 2021

Llama la Muerte

Guiones teatrales en el antiguo Tallereando   


Dania Cristina Ruiz León


PERSONAJES

  • Ren Markov (24 años)

  • Mael Yasu (20 años)

  • Ángel

  • Muerte


ESCENA 1

El escenario está dividido en dos partes, solo una de ellas está iluminada. En la parte que sí se muestra se representa un anochecer. Ren –que lleva unos jeans gastados, sudadera y botines– está parado en la banqueta junto a un café, mensajeando con su celular sin prestar mucha atención a su alrededor. Ve a Ángel, un muchacho un poco más grande que él, que va de chamarra de cuero y pantalones obscuros y camina algo sospechoso, sin querer que lo vean.

REN: ¡Hey… tú…! (Guarda el teléfono en un bolsillo del pantalón y se para frente a Ángel, molesto) ¿A dónde crees que vas?

ÁNGEL: Ah… ¡mira! ¡Si no es ni más ni menos que el noviecito de la pequeña mariposa de pradera…! ¿Qué? ¿Vienes a que… “pague por mis actos”? (Mira a Ren incrédulo) ¡No me hagas reír…!

REN: (Toma con fuerza a Ángel del cuello de la chamarra) ¡Eres un verdadero imbécil…!

ÁNGEL: (Tratando de que Ren lo suelte) ¡Hey! ¿Qué te pasa? ¡Suéltame!

REN: (Jala a Ángel a un callejón junto al café) ¡Eso quisieras! (Lo empuja contra la pared, dejándolo sin salida) ¿Cuál es tu problema, eh? ¡Dime! ¿Qué te pudo haber hecho Mael para que le dieras una golpiza como esa?

ÁNGEL: ¡Ay, relájate, sí…? Tampoco era mi intención dejarlo tan mal… Después de todo, el niño es algo lindo, ¿sabes? Sería una pena romperle esa (con énfasis) carita de porcelana que tiene…

REN: (Irritado) ¡Eres un…!

ÁNGEL: (Aburrido) Imbécil, lo sé. Pero, mira, no hay necesidad de ponernos celosos… En realidad, el tipo me cae mal desde la prepa, desde que…  (empieza a meter una mano al bolsillo trasero de su pantalón).

REN: Mael no es mi novio.

ÁNGEL: (Altanero) No dije que lo fuera…

Ren mira hacia abajo, pensativo, un momento; levanta de nuevo la vista cuando Ángel habla.

ÁNGEL: Mira, la verdad es que (sube un poco los hombros) tú tampoco me caes muy bien… Pero te haré un favor, ¿qué te parece? (Sonríe) Después de esto sabrás perfectamente cuánto es lo que le importas a Mael.

REN: (Lo mira algo confundido, frunciendo el ceño) ¿Favor? ¿Y tú qué clase de (con énfasis) favor me podrías hacer?

ÁNGEL: (Ríe tontamente y toma a Ren del hombro) Este… (saca del bolsillo de atrás una daga y apuñala a Ren poco debajo de las costillas).

Ren hace solo un ruido de sorpresa y de dolor; luego cae de rodillas, mientras se lleva las manos a la herida.

ÁNGEL: Lo sé, lo sé… (limpia el cuchillo con su camisa y se agacha a la altura de Ren, empujándolo contra la pared) duele como mil demonios. Pero, mira… (Busca en los bolsos de Ren y saca su teléfono) ¡Podemos hacer esto más rápido! (Optimista) Yo llamo a Mael, ¡y tú le cuentas cómo te va! (Toma el teléfono y marca).

REN: (Agitado, cansado) ¿Qué… qué te hace pensar (se queja)… que voy a hablar con él…? 

ÁNGEL: Ah, bueno… (Le avienta el teléfono a las piernas) Tal vez, porque es la única oportunidad de pedir ayuda que tendrás. (Lo mira sonriendo, mientras se escucha timbrar el teléfono) A menos, claro (se levanta y se limpia las rodillas), que seas capaz de hacer otra llamada con los dedos todos manchados de sangre… ¡Pero muy tu decisión! (Mete las manos en los bolsillos) Yo me iré yendo. Les daré su momento de… privacidad. (Sonríe y se va).

REN: ¡No…! ¡Espera…! (Respira pesadamente) Idiota…

Se escucha la voz de un joven desde el teléfono. La segunda mitad del escenario se empieza a iluminar lentamente y se muestra una habitación. Hay una cama distendida, una mesa de noche con una lámpara y, sentado en la cama, está Mael. Sus pies no alcanzan del todo el piso y lleva unos pantalones holgados y un suéter manchado de pintura.

MAEL: ¿Bueno…? ¡Bueno…! ¿Ren, eres tú?

REN: (Suspira) ¡Demonios…! ¿Mael? Sss... sí, soy yo…

MAEL: ¿Qué pasa? Oye… ¿estás bien?... (Se levanta de la cama y camina un poco alrededor del cuarto) Te escuchas algo… agitado…

REN: No… Mael, no estoy… bien… Escucha…  Necesito que me ayudes con algo… ¿Está bien? 

La luz del lado de Ren parpadea ligeramente y empieza a apagarse con lentitud.

MAEL: Sí, claro. ¿Qué pasa?

La voz de Ren se empieza a oír cada vez más baja, hasta que solo se escucha a Mael hablando y solo su lado está iluminado.

MAEL: ¿Una ambulancia? (Pausa) ¡Pues sí, sí, ya le llamo! ¿Pero qué pasó, Ren? (Preocupado) ¿Por qué…? (Pausa) ¿Ángel? (Se lleva una mano a la frente y se cubre luego la boca, preocupado y asustado)… Está bien… Está bien, deja llamo yo a la ambulancia, y… ¿Ren? (Pausa; la luz de la primera mitad del escenario se va encendiendo otra vez) Te juro… que si haces algo estúpido, como morir, me las vas a pagar en tu próxima vida… (Sonríe forzadamente) Okey, bye… (La luz de Mael se va apagando).


ESCENA 2

Una vez iluminada la primera mitad, se ve un cuarto de hospital, con una camilla, una ventana que da hacia afuera y otra que da hacia un pasillo, una mesa de noche y un soporte de intravenosa. Se puede ver que la cama está ocupada, pero no se aprecia quién está acostado. Ren se encuentra sentado en la orilla de la cama, con el rostro escondido en las manos y los codos recargados en las rodillas. Cerca de la ventana está una jovencita viendo hacia afuera; lleva un vestido corto, el cabello sin recoger y en la oreja una flor.

La segunda mitad del escenario es ahora el pasillo fuera del cuarto, en donde se encuentra Mael, y sigue a oscuras.

REN: (Se talla la cara y se pasan las manos por el cabello. Después, se levanta y ve alrededor, sin darse cuenta de la chica junto a la ventana) ¿Qué…? ¿En dónde… en dónde estoy? (Se acerca a la puerta; intenta abrirla, pero está cerrada) Pero… pero… no se supone… que se pueda cerrar… ¿o sí…? (Se asoma por una ventana junto a la puerta y ve a Mael recargado de espaldas contra el cristal) ¡Mael! ¡Hey…! No puedo abrir la puerta… ¿Mael?

MAEL: ¿Qué…? (Se voltea hacia atrás, confundido, ya que no ve a nadie).

REN: (Casi gritando) ¡Mael! ¡Soy yo! ¿No me escuchas? ¡Aquí estoy!

MAEL: (Frunce el ceño) ¿Ren…? ¿Eres tú? No te veo.

REN: ¡Si, sí, soy yo, aquí estoy! ¿Cómo que no puedes verme? Estoy justo frente a ti…

MAEL: Hum… (Ve la camilla dentro del cuarto) Ren… tú todavía estás en cama…

REN: ¿Qué? ¡No, claro que no! Estoy... (Mira a la camilla) ¡Oh, Dios…! (Se acerca un poco) ¡Dios, es verdad…! ¡Soy… soy yo…! (Asustado) ¿Estoy… estoy… estoy muer…?

MAEL: (Exaltado) ¡No!… Eh… Es decir… no, aún no… El doctor dijo que estarías bien, que perdiste mucha sangre para cuando llegaste, pero que estarías bien… Pero… pero, Ren, dime algo.

REN: (Tratando de calmarse) Sss… sí, ¿qué pasa? 

MAEL: ¿Hay alguien más contigo?

REN: Pues no, no… (Mira alrededor otra vez y ve a la chica, confundido y ligeramente asustado) Mael… sí, hay alguien más aquí… No sé quién es… (Inclina la cabeza ligeramente, dice más tranquilo) Pero me parece… vagamente familiar… Sí, creo que la conozco… (Se acerca lentamente hacia ella).

MAEL: (Murmulla) ¡Ay, no… no, no, no…! ¿Ren?

REN: ¿Quién es…? ¿La conozco?

La chica se voltea y lo mira sonriendo ligeramente. Se quita la flor de la oreja para dársela a Ren.

MAEL: ¿Ren? ¡Ren! ¿Qué está haciendo?

REN: (Confundido) Me… me ha ofrecido una flor…

MAEL: (Pone las manos sobre el cristal de la ventana, desesperado) ¿La tomaste? ¡Por favor, no la tomes… por favor…!

REN: ¿Qué? (voltea hacia la ventana) ¿Por qué? 

La chica se vuelve a colocar la flor detrás de la oreja y pone las manos detrás de su espalda.

MAEL: (Apoyando la cabeza en la ventana) Lo siento… Yo no… Me tengo que ir. Tú tienes que hablar con ella… solo… 

REN: (Se acerca a la ventana de nuevo, preocupado) Mael, ¿de qué hablas? ¿Qué pasa?

MAEL: (Suspira) Ella… no… no estoy seguro… Pero probablemente esté ahí para hacerte una pregunta… Por favor… piensa bien tu respuesta… (Sonríe forzadamente) Y no importa lo que escojas… estará bien… En serio…

REN: ¿Mael…?

MAEL: Adiós, Ren… Hasta luego… (Camina por el pasillo y se sienta en el suelo, al final de este).


ESCENA 3

REN: Pero… ¿qué…?

MUERTE: (Con voz suave y tranquila) Él tiene razón… 

REN: (Voltea a ver a la chica confundido) ¿De qué hablas?… ¿Quién eres?

MUERTE: (Sube y baja los hombros) Eso no importa. Tu gente suele darme muchos nombres… (Sonríe) Pero tú y yo ya nos conocemos, es normal que no me recuerdes… (Mira hacia abajo unos segundos) Nadie usualmente lo hace… 

REN: ¿Qué…?

MUERTE: (Alza de nuevo los hombros y suspira) Puedes llamarme Muerte. (Estira la mano para saludar) Un gusto.

REN: ¿Muerte? (La mira de pies a cabeza, incrédulo)… ¿Tú?

MUERTE: Mira… (Baja la mano) Sé que la falta de hoz y de la toga negra llega a confundir… Pero, por favor… No es la primera vez que me has visto… Ni siquiera en esta vida.

REN: (Baja la vista mientras se queda pensando; recuerda algo de pronto y mira sorprendido a la Muerte) El hospital… El hospital para niños… ¿no es cierto? Tú estabas ahí...

MUERTE: (Asiente) Exactamente… 

REN: ¿Ibas a… ibas a llevarme? 

MUERTE: Mmh… No realmente. Estaba (enfática) cuidándote. Me era imposible saber si ibas a vivir o no. Eso dependía de ti, justo como depende ahora… Aunque, ¡vamos! (Sonríe y voltea hacia un lado, mientras que empieza a caminar cerca de Ren) Un pequeño niño, solo seis o siete años, leucemia… Era muy probable que no pasaras la prueba... ¡Pero mírate! ¡Todo un hombre hecho y derecho…!

REN: Entonces... dices que… dices que dependía… ¿que depende de mí? (Incrédulo) ¿Depende de mí si vivo o muero?

MUERTE: Bueno… (Se detiene junto a él) La verdad es que… me caes muy bien, has tenido una buena vida y todo eso… Y se supone que tengo que… que tengo que llevarte. Hoy. Pero también es verdad que todos allá arriba (voltea al techo y apunta) estarían un poco bastante decepcionados si no terminas… ciertas pruebas aquí… Así que voy a dejar que decidas. Tienes que pensarlo bien, ya que, una vez que escojas, no habrá vuelta atrás, ¿de acuerdo?

REN: ¿En serio? (Extrañado y confundido) Pues… pues supongo… que sí, he tenido una buena vida… (sonríe melancólico, mientras baja la vista) Superé la leucemia… me gradué… (ríe) Nunca fui de los mejores alumnos, pero… (suspira) conseguí un buen trabajo. (Mete las manos a los bolsillos y frunce el ceño) Soy de los mejores policías de mi equipo… Mi mejor amigo… Pude ayudar a mi mejor amigo a superar los problemas que tenía en casa… (Sonríe ligeramente) Ya tiene pareja… Vi a mis hermanos casarse…

MUERTE: ¿Por qué tú no tienes pareja, Ren? (Se sienta en la camilla).

REN: (Mirándola) Eso es algo de lo que prefiero no hablar…

MUERTE: ¿Por qué? (Sonríe inocentemente) ¿No hay nadie que te guste? 

REN: No.

MUERTE: (Levanta una ceja) ¡Oh…! No puedes engañar a la Muerte, chico…

REN: Bueno… si ya lo sabes, ¿para qué preguntas…?

MUERTE: Porque quiero oír que lo digas.

REN: (Se voltea hacia otro lado) No me gusta nadie… (Mira a la Muerte algo molesto) ¿No se supone que estás aquí para llevarme? No para estar escuchando los chismes de los demás…

MUERTE: (Sube y baja los hombros) Estoy aquí para escuchar tu decisión. 

REN: (Se queda viendo a la Muerte algo pensativo) ¡Pues quiero irme!

MUERTE: (Fingiendo sorpresa) ¿Estás seguro?

REN: Sí… Después de todo, he hecho todo lo que siempre he querido hacer... He viajado, he conocido… He sabido de lo mejor y lo peor que tiene este mundo para ofrecer… ¿Qué tanta diferencia podría hacer si decido solo… tomarme un descanso? 

MUERTE: (Niega con la cabeza) ¡Ay, muchacho…! ¿Sabes quién más me ha hecho esa misma pregunta?

La luz del pasillo se ilumina solo parcialmente.

REN: Pues… no. ¿Quién?

MUERTE: Ven… (Se levanta y va a la puerta).

REN: La puerta está cerrada…

MUERTE: (Abriendo la puerta) ¿Y quién crees que la cerró, genio?

La Muerte sale al pasillo, seguida por Ren. Al fondo se ve a Mael sentado en el suelo, con el rostro escondido en las rodillas y los brazos abrazando sus piernas.

REN: (Triste y preocupado) ¿Mael? (Se acerca a él) ¿Mael, qué tienes…?

MUERTE: Se llama tristeza, Ren, miedo… Te dijo que se iba a ir, ¿no es cierto? Y, sin embargo, aquí está, míralo… Teme por tu vida. Teme por que tomes la decisión incorrecta.

Ren mira a la Muerte con expresión de culpa y vuelve la vista a Mael.

MUERTE: Él también me hizo esa misma pregunta hace un tiempo, cuando creía no valer nada. Yo no fui por él, sabía que podía hacer mejor… Sabía que no era su tiempo… 

REN: Hiciste bien… 

MUERTE: (Sube y baja los hombros) Si tú lo dices… No curó el cáncer… No acabó con la pobreza del mundo, ni con el hambre… No acabó con la ignorancia ni con la violencia… El mundo no habría cambiado mucho sin él… 

REN: (Voltea con ella de súbito) ¡Mi mundo habría cambiado sin él…! 

La Muerte mira a Ren sonriendo y levanta una ceja.

REN: (Muy sorprendido y algo sonrojado; baja la cara apenado) Es… es decir… No… habría sido lo mismo sin… sin…

MUERTE: Entiendo. Pero ahora dime: ¿crees que su mundo no cambiaría si tú te fueras? La vida y las personas ya lo han pateado y le han dado la espalda lo suficiente… Y aun así él ha tenido la valentía de confiarte su cariño… ¿Quieres darle la espalda tú también?

REN: Nnn… no…

MUERTE: Se acaba el tiempo. Debes escoger. Dime, ¿qué vas a hacer?

REN: Yo… Yo no… (Suspira) En verdad quisiera quedarme con él… 

MUERTE: (Sonríe) ¿Estás seguro?

REN: Sí. Mael ha hecho mucho por mí… aunque no sea consciente de ello… No merece que me porte como un idiota y lo deje… Me da miedo quedarme… quedarme con él… Pero sería peor no darle una oportunidad… (Mira a la Muerte) ¿No? 

MUERTE: (Asiente) Concuerdo contigo. (Le da la mano para ayudarlo a levantarse).

Ren toma la mano de la Muerte y se levanta. Caminan de nuevo al cuarto.

MUERTE: Vaya… (Llegan al cuarto y Ren se sienta en la orilla de la cama otra vez) Por un momento me preocupaste, ¿sabes?

REN: (Frunce un poco el ceño, confundido) ¿Cómo, por qué?

MUERTE: Bueno… (Se sienta a un lado de Ren) Por un momento creí que Mael se quedaría sin su alma gemela…

REN: Su alma gemela… ¿En serio…? (Pensativo, hablando en voz alta) ¿Aunque sea un chico?

MUERTE: ¡Humanos…! (Alza las manos y mira al techo) ¿Quién te dijo que las almas tenían género?

La Muerte pone dos dedos en la frente de Ren y este cae de espaldas en la cama, inconsciente. Las luces se apagan. Cuando se encienden otra vez, Ren está despertándose.


ESCENA 4

REN: (Se sienta masajeándose las sienes) ¿Pero qué demonios…? (Levanta la vista) ¿Muerte…? ¡…Muerte!... Raro… (Mira a la mesita de noche, donde está la flor que llevaba la Muerte. Sonríe) Gracias… (Se sienta en la orilla de la cama y toma la flor; luego muestra expresión de sorpresa) ¡MAEL! (Deja la flor y se levanta lo más rápido que puede. Se detiene en el marco de la puerta, adolorido, y sigue caminando hacia el pasillo) ¡Mael…!

MAEL: (Aún sentado en el suelo, levanta la vista sorprendido) ¿Ren…? ¡REN! ¡¿Qué demonios haces levantado?! (Se levanta).

REN: ¡Oh, Mael, no sabes lo que te extrañé! (Se abalanza sobre él, abrazándolo, haciendo que ambos se caigan).

MAEL: (Ríe sorprendido) Ren… ¿qué estás haciendo? Te vas a lastimar… más… Además, ni siquiera han pasado más que un par de minutos desde que… que hablé contigo… (Lo mira algo confundido) ¿Pues qué pasó…?

REN: ¡Nada! ¡No importa! (Lo abraza de nuevo) Lo único que quiero decirte… es que lo siento… En serio, estuve a punto de hacer algo… muy, muy estúpido (Agacha la cabeza).

MAEL: ¡Hey… está bien…! (Pone una mano en su hombro) No importa. (Sonríe).

REN: (Levanta el rostro y sonríe) Gracias, Ma…

MAEL: (Inclina la cabeza de lado, confundido) ¿Por qué? 

REN: Por estar aquí… Siento haberte preocupado…

MAEL: Pues sí… (bBaja la mirada un momento, luego lo golpea fuerte en el hombro) ¡Sí me preocupaste, tarado!

REN: ¡Au…!

MAEL: Pero ya estás bien… y es lo que importa… (Recarga su cabeza en el hombro de Ren y lo abraza).

REN: Es lo que importa… (También lo abraza y las luces se apagan).

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