sábado, 29 de mayo de 2021

Crónica de una obra de títeres inigualable

Annette Fernanda González Cota


Desde el día en el que nuestro profesor Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar nos dio a escoger una obra para realizarla con muñecos, supuse que el montaje sería difícil, debido a las circunstancias en las que nos presentamos este año de 2020. 

Fue el 3 de abril cuando nos informó qué haríamos en el último periodo del curso de Literatura. Quedé bastante asombrada, ya que, la verdad, nunca había montado una obra teatral de títeres, pero me intrigaba mucho la idea. 

Al saber de este proyecto, comencé a tener ideas sobre cómo lo iba a realizar. Escogí mi propio guion, para así no tener tantas dificultades con las líneas al momento de actuar frente a la cámara. Me sentía muy emocionada por el proyecto que llevaríamos a cabo y de cómo iríamos avanzando a lo largo de la preparación.

Me ponía bastante nerviosa el hecho de que trabajaría sola, porque el usar bastantes personajes con solo dos manos es muy complicado, pero sabía que, si ponía todo mi esfuerzo, sacaría el proyecto adelante, con un excelente resultado del cual estaría muy satisfecha.

Las primeras ideas que tuve al inicio de este trabajo fueron respecto a la forma y los materiales con los que haría un teatrino. Usé lo que tenía aquí en casa, debido a que no podía darme el lujo de salir a comprar nada nuevo.

Para el teatrino utilicé una caja de cartón que estaba ya forrada de color azul; también, pliegos de papel de china para las cortinas del escenario. En la escenografía reutilicé papeles de colores, que después corté y coloqué en el fondo del teatrino, el cual estaba forrado con papel negro para que diera un enfoque de luz apto al momento de grabar.

Mis primeros títeres fueron de papel, los cuales pegué a unos palitos de paleta hechos con madera. Decidí hacer los muñecos de esa forma porque la consideraba más efectiva y sencilla. En mi obra aparecen cuatro personajes; entonces, al hacerlos así resultaría menos complicado sostenerlos.

En mi primer ensayo no hubo muchas complicaciones, ya que era a la italiana, es decir que solo se requería modular la voz. Lo más complicado al grabar fue que en mi casa había mucho ruido.

El siguiente ensayo que nos indicó el profesor era de movimientos, el cual requería que usara los títeres dentro del teatrino. En este video sí tuve bastantes dificultades, porque no sabía de qué manera iba a sostener mis cuatro personajes y a la vez la escenografía. Honestamente, fue estresante. Pero al fin pude solucionarlo: usé ambas manos y tuve la magnífica idea de pegar toda la escenografía en el fondo del teatrino, para que fuera más sencillo sostener los títeres y enfocarme en sus movimientos al momento de actuar con ellos.

Estos ensayos continuaron hasta que aprendí de memoria el guion. A pesar de que fue pesado y cansado grabar cada vez que me equivocaba gravemente, lo logré.

Los siguientes videos de ensayo que se nos pidieron fueron los de ritmo. Se trataba de grabar la obra de corrido, es decir, sin cortes en cada escena. Cuando recibí la noticia me sentí abrumada, ya que en los ensayos pasados si se podía cortar en cambios de escena y podían ocurrir algunos errores no tan graves. En fin, esta fue una actividad bastante desesperante y laboriosa para mí; en el espacio donde grababa siempre había mucho ruido y mi mascota molestaba a cada rato. De tantos intentos, pude concluir el video de ritmo con algunos pequeños errores. 

Llegó el día cuando realizaríamos el ensayo final. En ese video harías la prueba de cómo se vería tu obra al ser subida; no podrían ocurrir tantos errores, mucho menos graves. La verdad, eso me puso bastante nerviosa, porque quería que mi representación fuera la mejor, para así yo quedar satisfecha con mi trabajo. 

A último minuto le pedí a mi mamá que me ayudara con la cámara, pero ocurrió lo siguiente: al momento de yo hacer las modulaciones ella se reía y yo lo hacía también. En fin, había mucha carcajada, y de tanto se me caían los títeres y no me concentraba en las líneas. Sin importar las risas, por fin pude grabar el video perfectamente.

Me sentía bastante complacida con mi trabajo. Cuando lo edité, revisé que el sonido fuera adecuado y que la imagen se apreciara con claridad.

El profesor Carlos finalmente nos pidió un video de escenificación, en el que se debería representar la obra sin errores. Lo vi como una oportunidad de hacerles unos arreglos a los títeres y al teatrino.

Nuevamente le pedí ayuda a mi mamá para grabar. Como ya había realizado varios ensayos, me fue sencillo actuar esta última vez. Me sorprendí mucho, ya que el segundo intento salió a la perfección.

Estaba muy nerviosa al mandar el video, pues sería visto por todos mis compañeros en algún momento. Pero quedé satisfecha con el resultado; solo esperaba sorprender a mi profesor.

En mi opinión, este proyecto inesperado fue un poco complicado, pero aprendí nuevas cosas, como el actuar con títeres desde casa. Agradezco a nuestro profesor de literatura, Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar, por brindarnos la oportunidad de esta experiencia tan bonita y nueva para mí, que me permitió aprender de ella.


(Cuarto semestre de preparatoria, 2020).

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