domingo, 16 de junio de 2019

La chica del corazón roto



Entre los años de 1919 y 1922 se construyó en Mexicali el edificio que fungiría como Palacio de Gobierno del Distrito Norte de Baja California.
A fines de la década de los cuarenta, siendo gobernador del ya Territorio Norte el licenciado Alfonso García González, sucedió un crimen pasional: una mujer mató a cuchilladas a un hombre que la había engañado diciéndole que la amaba y que contraerían matrimonio, pero posteriormente ella descubrió que él ya estaba casado. La asesina fue detenida la misma noche que cometió el crimen. La policía judicial la arrestó y la encarceló en una de las celdas que se ubicaban precisamente en el sótano del Palacio.
Al día siguiente de su detención, la mujer amaneció muerta en su prisión: se había ahorcado con sus propias prendas de vestir. Las autoridades pronto cerraron el caso, considerando que se trataba de un suicidio, pues ella era la única persona que había estado esa noche en ese lugar.
La noticia causó conmoción entre la sociedad mexicalense, porque de sucesos así no se escuchaba o hablaba a menudo.
Años después, se comentaba entre los trabajadores de gobierno que se quedaban a trabajar por la noche en el sótano del inmueble, que de repente miraban caminar por los pasillos a una mujer desconocida que llevaba su ropa rota.
En 1977, el edificio fue entregado a la Universidad Autónoma de Baja California, para que ahí se instalaran las oficinas de Rectoría. Al año siguiente, en ese mismo sótano se ubicaron los estudios de Radio Universidad. Y no ha faltado quien comente que, en las noches, cuando acaba el trabajo y cierran las oficinas, observan que una pálida mujer con sus prendas en jirones recorre los pasillos, causando admiración, pues nadie sabe quién es; y, cuando le preguntan o intentan hablarle, desaparece, lo que provoca asombro y miedo entre los presentes.
Mientras transcurre el tiempo la gente especula sobre su historia. Lo que se dice es que la mujer era joven, bella y alegre. Estaba profundamente enamorada de un hombre apuesto al que conoció en un bar de aquellos años; era un hombre de negocios, elegante e interesante. Desde el principio él no dejó de invitarla a salir y al poco tiempo formalizaron su relación. Cuenta la gente que hacían una hermosa pareja y era notorio el amor que se tenían.
Una noche se reunieron en un café y él se despidió temprano, pues tenía un asunto familiar que atender. Al irse, por las prisas, olvidó su cartera. En el interior de esta ella pudo encontrar su dirección y, tomando un taxi, llegó hasta su casa. Al tocar la puerta ella esperaba que su novio abriera, pero se sorprendió al ser recibida por una mujer, quien le dijo que era la esposa del hombre. La señora de la casa la invitó a pasar, y cuando la vio entrar su amado intentó explicarle la situación. Pero era demasiado tarde, pues ella había comprendido que era víctima de un engaño.
Con el corazón hecho pedazos y sus ilusiones rotas, rápidamente, delante de su esposa, lo acuchilló.
Al paso de los años, quienes laboran en turnos nocturnos en el actual edificio de Rectoría de la universidad, se han acostumbrado a ver caminar por los pasillos el espíritu de esa mujer, que tomó venganza matando al hombre que le rompió el corazón.

(Tercer semestre de preparatoria, 2018)

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