martes, 25 de junio de 2019

Un cuento bien estructurado y escrito, sobre la pérdida


Sofía Medina Bermejo


¿Qué sucede cuando pasas tanto tiempo alrededor de alguien y esta persona se va repentinamente? Muchas preguntas en tu mente suelen brotar y te queda un vacío, que ninguna respuesta podría llenar. Así lo expresa la señora O’Brian en el cuento “Nunca más la veo”, cuyo autor es Ray Bradbury. 
Él nació el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, Illinois (EUA). Se mudó varias veces, hasta llegar a Los Ángeles, California. Durante su juventud fue un ávido lector y escritor aficionado. Vendía periódicos y no asistió a la universidad, por dificultades económicas. Muchas de sus primeras obras están compiladas en Park Carnival (1947). 
Escribió cuentos y novelas de diversos géneros, desde el policial hasta el realista y costumbrista. En 1950 publicó Crónicas marcianas; en 1953, Fahrenheit 451; en 1962, La feria de las tinieblas; en 1951, El hombre ilustrado. Murió el 6 de junio de 2012, a los 91 años, en Los Ángeles.
“Nunca más la veo” tiene un tema muy definido: la pérdida, puesto que el señor Ramírez es despojado de algunos de sus bienes y ya no se le permite vivir en el cuarto que le rentaba la señora O’Brian, lugar al que él llamaba hogar. Aparte, él expresa su dolor al perder a la mujer, pues dice que nunca más la verá. Inclusive, pierde una parte de sí mismo.
Este es un cuento de tipo realista, porque, lamentablemente, la deportación es una situación por la cual pasan muchas personas y sus familias, justo como el señor Ramírez, que vive en Los Ángeles. Aunado a este hecho, también podemos clasificar de esta manera el cuento debido a que no contiene ningún aspecto fantasioso o de difícil comprobación; está muy apegado a la realidad. Todo esto lo podemos observar en el siguiente ejemplo: “¿De vuelta a México? Sí, a Lagos. Un pueblo al norte de la ciudad de México”.
Tiene una estructura muy clara, haciéndole al lector identificar fácilmente las partes que lo componen, como lo son el planteamiento, el desarrollo, el clímax y el desenlace. 
El desenlace se puede clasificar de distintas maneras, como lo son:
  • Por su estructura: es cerrado, ya que sí se menciona finalmente qué sucede con el señor Ramírez.
  • Por su lógica: lo clasifico como sorpresivo, pues no esperaba la reacción de la señora O’Brian al final.
  • Por lo afectivo: es triste, porque él se va de la vida de la señora.
  • Por los valores: es malo, puesto que no beneficia al protagonista.
Los personajes se clasifican en tres categorías: principal, secundarios y ambientales. En este caso, el principal es el señor Ramírez, porque esta es su historia, toda la trama gira alrededor de él; sin él no habría nada que contar. De igual manera, se habla más a profundidad de él que de cualquier otro personaje. 
La señora O’Brian es clasificada como personaje secundario; sin duda, juega un rol importante en la historia, pero su involucramiento depende del señor Ramírez. Se habla poco de ella, en sus aspectos personales, cosas que no estén relacionadas al señor. 
Asimismo, los personajes ambientales son los hijos de la señora O’Brian y los policías; ninguno de ellos tiene muchos diálogos, y su único propósito en la trama es dar a entender que ella es madre de familia y que el señor Ramírez está siendo detenido por las autoridades.
El autor decidió utilizar el narrador omnisciente, de manera que este sabe todo sobre los personajes, como se muestra a continuación: 
Recordó los pueblos silenciosos, la cerveza tibia, las comidas pesadas y calientes. Recordó los lentos caballos de tiro y los conejos sedientos en el camino. Recordó las montañas de hierro y los valles polvorientos y las playas que se extendían centenares de kilómetros sin otro sonido que el de las olas... ningún coche, ningún edificio, nada. 
Solo este tipo de narrador sabe qué ocurre dentro de la mente de cada personaje. Al identificarlo, automáticamente podemos concluir que la voz narrativa es la tercera persona: “Los policías sonrieron, pero el señor Ramírez no lo notó, y las sonrisas murieron pronto”.
La historia se lleva a cabo en Los Ángeles, que es donde residen todos los personajes, ya que se menciona que el señor Ramírez viajó desde la capital de México para asentarse en esa ciudad.
La época en la que ocurre la historia es la contemporánea, pues se habla sobre la electricidad, los ómnibus, etcétera, todo característico, de nuestra era. Tomando en cuenta la época en la que nació el autor, podemos suponer que se refiere al siglo XX. 
El ambiente psicológico es triste y preocupante; los personajes están envueltos en una ola de emociones, la preocupación de ambas partes: él, preocupado por qué hará con su vida, y ella, preocupada por él y su bienestar.
El cuento está estructurado de tal forma que comienza en el medio, diciéndole el señor Ramírez a la señora que será deportado, y luego se va al inicio, al explicar cómo él la conoció y llegó allá; y termina en el final. A este método se le llama in media res.
El tiempo narrativo es el retrospectivo, utilizado de la siguiente manera:
Alguien golpeó suavemente la puerta de la cocina, y cuando la señora O’Brian abrió, allí estaba su mejor inquilino, el señor Ramírez, entre dos oficiales de policía. El señor Ramírez se quedó en el porche, inmóvil, pequeño. 
Y, más específicamente, se hace uso del recurso temporal del flash-back
Había llegado a la casa de huéspedes de la señora O’Brian hacía más de dos años y había vivido allí desde entonces. Había llegado en ómnibus a San Diego desde la ciudad de México, y luego había ido a Los Ángeles.
Fui capaz de identificar tres diferentes prototipos textuales: 
  • Narración: 
La señora O’Brian estaba en el umbral, con una mano apoyada en la puerta entreabierta. Uno de los hijos dijo que se enfriaba la cena, pero ella se volvió meneando la cabeza y miró otra vez al señor Ramírez.
  • Descripción: “Pronto los pasteles saldrían del horno algo parecidos al señor Ramírez, tostados y brillantes, hendidos en algunas partes casi como los ojos del señor Ramírez”.
  • Diálogo: “—Fue usted un buen inquilino -dijo la señora O’Brian. —Gracias, gracias, señora O’Brian —dijo el señor Ramírez suavemente, y cerró los ojos”. 
De igual modo, hay presencia en el texto de la función expresiva de la lengua, con el objetivo de transmitir una emoción: 

—Señora O’Brian —gritó el señor Ramírez de pronto, con lágrimas en los ojos. Extendió las manos y apretó fervientemente la mano de la mujer, sacudiéndosela, retorciéndosela, acercándola a él. 
También, podemos identificar la función poética en este fragmento: “[…] sintiendo las ruedas que susurraban debajo de él, mirando al pasar las casitas dormidas […]”. 
Me pareció una obra bien estructurada y escrita. Sin embargo, me quedan algunas preguntas sin respuestas sobre la trama. Tomando todo esto en consideración, puedo decir que es un buen cuento y, a pesar de no ser de mi total agrado, sí lo recomendaría. 
Referencia:
Bradbury, R., “Nunca más la veo”. Obtenido el 30 de junio de 2017 de: http://www.tecnodacta.com.ar/azul/?p=174

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