El rally 2013 empezaba, cada grupo tenía
que contestar y encontrar lo que se nos pedía. Para eso nuestro salón debía
tener una casa base, así que mi compañero Abel se ofreció a poner su casa. El
22 de marzo fuimos allá para contestar todo.
Más de
medio salón estaba en la casa base, así que decidimos empezar a contestar el
cuestionario que se nos pidió. Pero eran demasiadas preguntas, y decidimos
separarnos en grupo. A mí me tocó con mis compañeros Jesús Burboa, Naomi Vásquez,
Andrea Espinoza y Valeria Olmedo. A nosotros nos tocó conseguir pay de
calabaza.
Salimos
de la casa base y todo mi grupo –que es decir, nosotros cinco– nos fuimos
caminando al Oxxo para buscar el pay. Al llegar no hallamos el pay. Decidimos
ir al 7-Eleven, porque pensamos que lo íbamos a encontrar ahí.
Cuando
nos fuimos vimos que el 7-Eleven se encontraba del otro lado de la calle. Pasaban
muchos carros y las niñas no la querían cruzar, porque tenían miedo a los
carros. Burboa y yo sí queríamos, también Naomi, pero las demás le dijeron que
no, que Burboa y yo nos cruzáramos sin ellas.
Así
que nosotros dos decidimos cruzarnos sin ellas tres, pero les dijimos que nos
iban a tener que esperar en el estacionamiento del Banco Santander. Jesús y yo
nos cruzamos, llegamos al 7-Eleven. No encontramos ningún pay, pero sí vimos a
un trabajador grande y gordo comiendo un hot-dog,
y nos empezamos a reír.
Ya que
nos encontrábamos en el 7-Eleven decidimos comprarnos una nieve cada uno con el
dinero del pay, porque hacía mucho calor. Nos regresamos al estacionamiento,
pero no hallamos a ninguna de nuestras compañeras y pensamos que habían ido al
Oxxo por algo.
Decidimos
esperarlas ahí, creyendo que iban a regresar por nosotros, así que nos quedamos
en el estacionamiento. Las esperamos ahí poco más de media hora. Pero en el
estacionamiento estaba un vagabundo que le decían Torero, y nos dio miedo porque empezó a gritar y a decir groserías,
y después empezó a comer espagueti del suelo.
Después
de la media hora de esperar decidimos irnos, pero no sabíamos si a la casa o la
papelería, porque pensábamos que tal vez estarían comprando algo. Yo decía que
a la casa, pero Burboa decía que a la papelería.
Al
final decidimos ir a la papelería, pero estaba lejitos, así que nos pusimos a
caminar. Pero en medio camino nos empezó a seguir un perro. Nos asustamos y
empezamos a correr, pero nos dejó de seguir gracias a la rapidez de Burboa. Yo
apenas alcancé, porque no corro rápido como él.
Seguimos
caminando. Lo malo fue que se nos acabó la nieve y nos pusimos tristes.
Cuando
llegamos a la papelería al fin las encontramos. También nos estaban buscando y
les preguntamos por qué se habían ido. Nos contaron todo lo que pasó.
Después
el papá de Abel nos llevó a la casa de vuelta. Cuando llegamos todo el salón
nos empezó a decir muchas cosas, mientras que Jesús y yo nos estábamos riendo.
Después de eso ya no nos dejaron salir, nomás podíamos ayudar dentro de la
casa.
Al
final, después de todo, casi no entregamos nada de lo que se nos pidió, y
perdimos. Nos echaron la culpa a Burboa y a mí porque tardaron mucho
buscándonos, pero nosotros dos nos divertimos y nos reímos mucho. Lo malo es
que ahora todos se burlan y nos echan la culpa de haber perdido.
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