viernes, 14 de junio de 2019

Un nuevo mundo: la lectura



⎼¿Me puedes contar otro cuento?
⎼Sí, con la condición de que aprendas a leer.
Así fue como terminaron la mayoría de las noches de mi niñez, con mi papá leyéndome cuentos para dormir y con la promesa de que aprendería a leer lo más pronto posible. Curiosamente, así fue, ya que, a los tres años, justo antes de entrar al preescolar, leí mi primera palabra: malteada. ¡Y quién diría que esta sería la llave para abrir la puerta a un nuevo mundo: los libros!  Claro, lo primero que leí consistía en pequeños cuentos o fábulas, mas fue esto lo que desencadenó mi gran amor por la lectura.
Uno de mis primeros libros leídos fue El principito, de Antoine de Saint-Exupèry, el cual me dejó una gran enseñanza e incluso me hizo llorar, y esta frase se quedó grabada en mi mente: “Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos”.
Este libro también hizo que me interesa en la escritura, ya que soñaba con también poder crear algún impacto en alguien de la misma manera en que este escritor lo había hecho en mí; así, recuerdo que comencé a escribir cuentos en un cuaderno, mas lo perdí al mudarme de casa y nunca pude averiguar su paradero. Afortunadamente, recuperé algunos, ya que en la primaria en la que me encontraba solíamos escribir un cuento cada año, el cual era publicado en una antología con los textos de los alumnos.
Nunca me apasionó la oratoria; aun así, en quinto grado de primaria me inscribí en un concurso, que consistía en escribir un discurso defendiendo los derechos de los niños y posteriormente exponerlo ante jueces. Con el discurso que escribí logré posicionarme como “niña diputada”, y, a pesar de que fue una muy bonita experiencia, la dejé a un lado y me enfoqué más en la lectura.
En mi infancia me gustaba escribir pequeños poemas para mis familiares. Poco antes de salir de la primaria falleció mi bisabuela, lo cual fue un golpe muy duro para mí, ya que era muy unida a ella, por lo que decidí escribirle un poema. He aquí un fragmento:
Quisiera abrazarte y sentir tus manos tan suaves como las nubes y delicadas como las mariposas, pero quién diría que tan rápido te irías y volarías por el cielo tal como una mariposa.
Al entrar a secundaria mi amor por los libros creció, e incluso recuerdo que solía llevar un libro a clase de Tutoría y trataba de cambiarlos cada mes, al terminar de leerlos. Pero, conforme fui creciendo y avanzando en la secundaria, fui dejando el hábito de la lectura a un lado, ya que me parecía cada vez más difícil encontrar tiempo para mi amado hobby.
A pesar de haber escrito bastantes cuentos en mi infancia, creo que siempre me gustó más leer, pues me bastaba con abrir un libro para transportarme a nuevos mundos y emprender fantásticas aventuras.
Actualmente, he dejado tanto el hábito de la lectura como el de escribir por gusto, ya que últimamente sólo leo libros si se trata de alguna tarea para mis asignaturas, o escribo textos literarios para la clase del profesor Carlos Gutiérrez. Mas me gustaría retomar el camino de las letras y sentir ese entusiasmo cuando se te ocurre una idea para algún libro y el sentimiento de emoción cuando te identificas tanto con el personaje de tu historia preferida, así como el saber que cuando sientas un vacío siempre habrá una maravillosa aventura esperándote en la lectura.


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