martes, 18 de junio de 2019

Un cuento que todos deberían leer




“El corazón delator”, un cuento que, si bien no es apto para todo público, nunca pasa de moda. Quizás no sea conocido por todos, o no sea tan recordado, pero al menos, en mi caso, nunca lo olvidaré.
El autor, Edgar Allan Poe ─quien tiene fama por escribir cuentos y relatos un tanto macabros─, nació en Boston, Estados Unidos, el 19 de enero de 1809. Sus padres fallecieron y fue adoptado por un matrimonio adinerado. Posteriormente se convirtió en escritor, poeta y periodista romántico, y es reconocido como uno de los maestros universales del relato corto.
Siguió así y escribió muchos textos hasta el día de su muerte, el 7 de octubre de 1846.
El tema de este cuento es la locura, que proviene del personaje principal (que también es nuestro narrador), quien se siente, en cierta forma, intimidado o perturbado por el ojo de un viejo para el cual trabaja y por esa razón termina asesinándolo. Pero no concluye ahí, pues este es apenas el inicio de la narración.
Es una obra de tipo realista, no por el hecho de no contener criaturas o sucesos fantásticos, sino porque aborda temas tan reales como lo son la locura, la desesperación, la muerte, entre otros, además de que también se aplica la justicia. De este modo, nos conduce por un camino por el que vemos cómo es que la desesperación y la molestia injustificada que el protagonista siente por el “ojo de buitre” ─como lo llama él mismo─, lo llevan a cometer homicidio.
El método narrativo es in extrema res. Se comienza relatando lo que sucede al final, de forma breve, y se regresa al inicio, para así poder continuar con la historia en orden cronológico, es decir, normal. Concluye con la forma más detallada de lo que se nos contó al principio.
Al inicio el protagonista nos habla sobre la locura y el porqué podríamos bien nosotros considerarlo como un demente. Posteriormente se justifica, diciendo que era por culpa del ojo del viejo, que había algo en ese globo ocular que lo perturbaba y, según él, “cada vez que lo clavaba en mí me helaba la sangre”.
Una noche hace un ruido y el viejo se despierta; con una linterna él apunta directamente al ojo, haciéndole caer en la desesperación que le causa esa esfera cortinada de azul. Y, abalanzándose sobre el anciano, lo mata.
Descuartiza el cuerpo y, debajo de las tablas de madera del suelo del cuarto del viejo, oculta los restos. Luego los policías llegan, tras haber sido llamados por los vecinos; interrogan a nuestro personaje principal y se creen la mentira que este les dice. Pero, tras haber charlado con ellos, el narrador comienza a sentirse increíblemente incómodo. Oye un zumbido y, según expresa, ve cómo los policías se burlan de él.
El final es extraño, pero sin duda suficiente como para mantener al lector pensando sobre lo que pasa después.
Gracias a que el desenlace es abierto, nos podemos dar el lujo de sacar conclusiones propias sobre las consecuencias del acto cometido por el narrador. Y es que uno podría decir que el final es cerrado, tras haberlo leído, pero ni siquiera al inicio del relato, en donde el protagonista explica qué fue lo que lo incitó a proceder de esa manera, revela lo que pasó después.
Además es predecible. Y no porque ─como fue bien mencionado antes─ desde un inicio el protagonista nos aclare sus razones, sino porque se adentra en el tema de por qué siente tal molestia por el ojo. Explica con detalle y enfatiza en este punto, que uno simplemente deduce lo que pasará y la única incógnita es cuándo lo hará.
En cuanto a los personajes, fue antes mencionado que el narrador también es el protagonista. Nos cuenta desde su punto de vista cómo sucedió todo.
El viejo juega el papel de personaje secundario, teniendo apenas unas cuantas líneas y siendo mencionado varias veces por el narrador.
Y los personajes ambientales son los policías, de quienes apenas se habla.
La voz narrativa que utiliza Poe es la primera persona. Relata los sucesos desde su propio punto de vista. Y en cuanto al tiempo narrativo, se aprecia que es retrospectivo, ya que se emplea el tiempo pasado: “levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco”.
El recurso temporal más usado es el racconto, es decir, la narración de lo sucedido (el asesinato del viejo y la última semana antes de ello) toma más de lo que podría ser un flash-back. Y no se incluye el flash-forward.
El espacio en que se desarrolla la historia es el domicilio que comparten el anciano y el narrador: “Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien”. Esta es de las pocas veces que se menciona el lugar; pero nunca se hace referencia a otro diferente a lo largo del cuento, lo que nos lleva a la deducción de que los hechos solo transcurren en esa casa.
La época, basándonos en el periodo en el que vivió el autor y las pequeñas características que nos da en el texto, se podría decir que es algo victoriana.
Y la atmósfera es un poco confusa, ya que es una combinación de suspenso, locura y disgusto, todos experimentados y proporcionados por el protagonista.
Además se encuentran algunos prototipos textuales:
  • Narración: “La noche avanzaba, mientras yo cumplía con mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo, descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas”.
  • Descripción: “Tenía un ojo semejante al de un buitre… un ojo celeste y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre”.

Y las funciones de la lengua:
  • Poética:
Comparación: “tenía un ojo similar al de un buitre […]”.
Adjetivación: “[…] levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz […]”.
Metáfora: “[…] no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo”.
  • Emotiva:
Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón.
Al final de todo, “El corazón delator” es un escrito muy bueno, bien redactado y entendible, en cuestiones de lenguaje. Y, aunque quizás el tema o la trama no sea para todo público, sí es un cuento que todos deberían leer. En lo personal, no es la primera vez que lo leo, y no será la última. Es muy bien recomendado.
Tanto la escritura como las funciones que maneja, así como el tiempo, son los adecuados, no solo para comprender el texto, sino también para teletransportarte al tiempo y lugar de los hechos.
Referencia:
Poe, Edgar Allan, “El corazón delator”. Disponible en: https://ciudadseva.com/texto/el-corazon-delator/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario