Llegando
de Guadalajara, tras un largo viaje aéreo, todo el equipo de porristas del Instituto Salvatierra ya se dirigía al
camión rumbo a Puerto Vallarta, para cumplir su meta en la competencia
internacional.
Después
de casi seis horas de recorrido, ya ahí esperando a que sólo nos dieran las llaves,
recorrimos el hotel, que era muy bonito y también grande. ¡Lástima que no
podíamos meternos a la alberca, porque nos cansaríamos!
Al día
siguiente, peinadas y comidas, teníamos que ir entrenar a las siete la mañana
para la preliminar, que abriría en unas horas. Yo, a pesar de la fatiga,
trataba de dar mis 120 por ciento, en lugar del 100.
Subimos
todas hacia los cuartos a alistarnos. Se escuchaba en el pasillo cómo se pedían
peines, espráis o goma, etcétera. Estando preparadas fuimos adonde se ubicaba
la competencia, ahí mismo en el hotel, ya listas para competir.
Calentamos
y presentamos la rutina dos veces en un matt
(así se le llama al tapete especial de porras), en el que ardían los pies
totalmente, ya que permanecía todo el día expuesto al sol. Al terminar eso
corrimos rápido, casi saltando por los pies ardiendo, para hidratarnos.
Casi
por entrar al escenario, con bastantes nervios, nos pusieron en una especie de
cápsula, que al nombrarnos se abría. Comenzaba a aparecer humo y empezábamos a gritar,
en lo que terminaban de presentarnos.
Al
acomodarnos, luego luego se puso nuestra canción de rutina. Ya, con toda la
emoción, comencé, pues, a correrla. Todo
salió bien, nomás que una niña –por prácticamente culpa en bases– cayó.
Finalizando
como tres horas después, algo mortificadas esperando los resultados, llegó el coach y por fin supimos… Lo que nos
llevó al cuarto lugar fue que cometimos un error al crear la rutina, ya que le
pusieron cosas de otro nivel.
Por la
noche nos tuvimos que quedar como dos horas o más, hasta las diez, para cambiar
la rutina.
Al día
siguiente también hubo eso de la cabina. Pero lo diferente fue que, como era la
final, teníamos mas nervios, y aparte por los cambios que habíamos tenido la
noche anterior.
Terminada
la rutina supe que todo salió. ¡Estaba tan contenta! Solo hacía falta esperar
las premiaciones.
Al
final de todas las presentaciones de todos los equipos, ¡por fin el momento que
esperaba! Primero dijeron el tercer puesto, que fue para CETYS Mexicali, y luego
tristemente dijeron el segundo lugar, que fue para el Instituto Salvatierra. Me
sentí algo mal de aquello que no merecíamos. El primer puesto se lo llevó Eagle
Stars, un equipo de México.
Por la
noche era la Victory Party, donde
dieron un gran show sobre el tema de este año, que fue China. Estuvo muy padre.
Y después pusieron música para bailar y divertirnos.
El
domingo nos tomaron unas fotos con el trofeo de nuestro segundo lugar. Más
tarde, en la alberca, piña colada y mucha diversión.
Muy
temprano el lunes nos levantamos, para tristemente irnos, lo que yo no quería.
Comimos, empacamos y a Mexicali nos fuimos.
Fue lo
mismo: el camión, como unas cinco horas –en el que, por cierto, todo el camino me
dormí–. Y también el avión, que estuvo con muchas turbulencias.
Para
mí fue una experiencia que quisiera volver a repetir, y también para volver con
un primer lugar.
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