jueves, 29 de junio de 2017

11:11 p.m.



Después de la noche del 16 de octubre de 1999, a Melody no se le vio más. Ella decidió arriesgarse y poner fin a esa necesidad que la estaba acabando, alejándose de todas las personas que la amaban. Pero ¿qué se puede hacer cuando una persona quiere estar alejada de todo? Y ese era su más grande deseo, que logró cumplir.
La buscaron por toda la ciudad de Lovaina, pero no la encontraron, así que no saben si murió tranquila o sigue viva en alguna parte del mundo. Todos se preparan para su funeral, toda su familia está desconsolada y adolorida por su muerte. No pudieron decirle adiós, eso es lo que les pesa más. También se encuentran sus compañeros de clase. Sienten tristeza, aunque todos ellos pensaban que era un tanto extraña.
Todos derraman lágrimas porque se fue. Pero no saben que ella está feliz de alguna manera.
Melody Wilson, una muchacha que siempre tuvo problemas para conocer personas y conseguir amigos. En la escuela frecuentemente estaba escribiendo historias de todo tipo; pero unas de sus favoritas eran las de suspenso y terror.
Creció y su vida siguió siendo igual, hasta que su existencia dio un giro, quitándole toda la tranquilidad.
Melody tenía diez años cuando empezó a sentir la necesidad de ir a observar las aguas iluminadas belgas, algo que no entendía para nada y sentía como sueños.
Pasaron dos semanas desde que inició ese apremio y decidió confiárselo a sus padres una mañana de sábado.
ꟷMamá, he tenido unos sueños raros en los que me quedo un rato observando el mar, pero… ¡se siente tan real! ꟷdijo un poco asustada y confundida. Sus padres la observaron extrañados mientras ella tomaba su cereal con forma de dinosaurio.
ꟷMel, ¿no te acuerdas de nada? ꟷle preguntó su mamá, tomando la taza de café en sus manos y dando un sorbo.
La niña dejó su cereal y los vio con una mirada de susto, realmente estaba asustada. ꟷ¿Acaso lo que acabo de decir sucedió? ꟷpreguntó con voz temblorosa.
ꟷSí. La semana pasada saliste por la puerta y caminaste al mar. Cuando oímos la puerta cerrarse tu padre te vio y decidió seguirte. Te encontró sentada viendo las olas.
ꟷ¿A qué hora sucedió todo eso?
ꟷTe levantaste a las 11:11.
No sabía qué decir o cómo actuar ante lo que su madre contó. En ese momento todo le llegó de repente, en un segundo todos los recuerdos de esa noche aparecieron en su cabeza. No alcanzó a terminar el desayuno. Agarró su mochila y se dirigió al autobús que ya se encontraba frente a su casa.
Durante siete años más siguió repitiéndose la misma acción. Sus padres intentaron de todo para que eso parara, pero ella siempre hallaba la manera de poder encontrarse con el mar.
Su cumpleaños número diecisiete se celebró como siempre: un pequeño pastel y una reunión familiar. Tras partir el rico pan de vainilla Melody decidió irse a su cuarto y escuchar música con los audífonos nuevos que le regalaron sus tíos. Sin darse cuenta se quedó dormida, dejando que su canción favorita siguiera reproduciéndose varias veces.
Escuchó que alguien la llamaba por su nombre. “¿Será mi madre?”, pensó. Pero la voz de su mamá no era tan grave, y en definitiva tampoco era la de su papá.
Al momento de abrir los ojos, se encontró con su cuarto vacío, con música que todavía sonaba a un volumen alto. Eran las 11:11 de la noche. De la manera más silenciosa, abrió la ventana y al salir la cerró. Cada vez se escuchaba más clara la voz que la llamaba. En el momento en que su cuerpo y las aguas del océano estaban frente a frente, a pesar de que en la oscuridad las olas no se podían ver, su sonido sí se oía.
Sentada en las arenas, pudo escuchar muy claramente la voz. Después de varios minutos se retiró y entró a su casa por la misma ventana por la que había salido.
Pasaron varios meses y la interesante voz seguía persiguiéndola. Ella trataba de ignorarla. Por varios días lo logró y se concentró en todas sus actividades.
Esa noche del 16 de octubre tomó la decisión de enfrentar a esa voz, así que se mantuvo de pie en esa playa a la que había ido desde que tenía memoria. Seguía observando, hasta que algo o alguien salió de las olas. Era una creatura extraña que jamás había visto.
El ser desconocido se acercó, la miró con ojos que brillaban como diamantes y tenían una expresión de admiración, y le dijo:
ꟷPor fin te encontré. He visto desde que eras pequeña lo mucho que sufres y la soledad que te aflige y tienes en estos momentos. ꟷTocó sus manosꟷ. Si me acompañas te prometo que serás feliz en donde yo vivo. Es algo que cumpliré.
La creatura tenía razón. Melody se sentía sola y no sabía qué hacer con tanto dolor. La invadía el sentimiento de que no encajaba en los ambientes de este mundo.
Lo único que pudo hacer fue asentir, tomar con fuerza la mano que se le ofrecía y sumergirse con él sin mirar atrás.




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