martes, 27 de junio de 2017

Por los pasillos de Rectoría




En la década de los setenta, el edificio que se encuentra en la avenida Obregón y la calle Julián Carrillo todavía era la sede de los poderes estatales.
Durante el gobierno de Milton Castellanos Everardo se dio un gran desarrollo de la infraestructura, ya que se construyeron más edificios y se crearon más escuelas para los jóvenes y niños de Mexicali. El gobierno cedió a la universidad el antiguo Palacio de Gobierno, para que se instalaran las oficinas de Rectoría de nuestra más importante institución educativa.
Hay que resaltar que estos logros de la UABC se debieron a la exigencia de los alumnos, que lucharon intensamente con las autoridades por sus derechos como estudiantes, para hacerlos valer; también a los trabajadores y administrativos académicos, quienes pelearon por mejorar sus condiciones laborales.
Por eso fue que el gobernador les ofreció el antiguo inmueble, para que se calmaran y se dieran cuenta de que sí los tomaban en serio y eran importantes.
Ahí, en el que fue Palacio de Gobierno, había ocurrido un acontecimiento muy trágico. Para ser más precisa, en el sótano, donde después se instalaron las oficinas de Radio Universidad y el Departamento Editorial de la máxima casa de estudios de la capital del estado.
Habían dejado a una mujer en las celdas de la Policía Judicial –ubicadas en los subterráneos–, que estaba detenida tal vez por haberse pasado un alto, o quién sabe.
La mujer falleció, quizá por inanición o deshidratación. La causa de su muerte se ignora, pues cuando algunos policías bajaron al sótano encontraron su cuerpo inerte en el piso. Estaba tiesa como una lagartija sin vida cuando la encontraron allí.
A los agentes les había parecido extraño, pues el lugar ya empezaba a oler como un basurero o un callejón sucio, porque el cadáver se hallaba en proceso de descomposición. De no haber ocurrido la revisión se hubiera quedado ahí, pudriéndose, el cuerpo de la pobre mujer.
Años después, en el 77, como dije antes el gobernador entregó el edificio a la UABC, para que instalara sus oficinas principales y así pudiera seguir creciendo esa gran institución, que hoy en día es una de las mejores del estado, con buenos ingresos de estudiantes cada año.
Las personas que trabajan haciendo guardia en el sótano de Rectoría, aseguran que por las noches ven, por los pasillos de las oficinas, a una mujer con las mismas características de la que murió ahí, deambulando y lamentándose por su destino tan trágico, e intentando saber por qué fue que nunca la pudieron salvar.

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