Las expectativas que
yo tenía sobre preparatoria eran que iba a ser lo máximo, que sería una nueva
etapa de la vida. Y cuando entré a la escuela las instalaciones me gustaron
mucho.
Cuando vi a los
profesores por primera vez creí que serían muy estrictos y malos; pero conforme
los fui conociendo resultaron todo lo contrario: son amables, graciosos y,
sobre todo –y lo más importante–, pacientes. Cuando no le entiendes al tema que
están viendo en clase ellos te vuelven a explicar cuantas veces sean necesarias,
para que puedas comprenderlo; y si al final de la clase sigues sin comprender,
puedes asistir a asesorías, en las que durante una hora te explican solo a ti
lo que no entendiste, hasta que puedas resolverlo por ti mismo.
Antes de ingresar al
Instituto Salvatierra yo terminé mis estudios de secundaria en la escuela
llamada Técnica 18, donde, por cierto, el nivel académico no es muy alto. Por
ejemplo, el profesor que impartía la materia de matemáticas nunca nos explicaba
nada, y si tenías una duda respecto al trabajo o no sabías cómo resolver el
problema, te decía que te apoyaras con los demás compañeros. Además, al evaluar
no aplicaba exámenes, solo nos calificaba con trabajos y asistencia; por lo
tanto, nunca logramos aprender algo. Igualmente, con el profesor que impartía
la materia de inglés: nunca aprendimos nada de su clase, ya que solo llegaba y
decía el trabajo sin explicar cómo lo debíamos realizar, y casi siempre
faltaba.
El primer día de la
semana de inducción a la preparatoria del Instituto Salvatierra, yo sentía un
poco de nervios y a la vez un poco de miedo, pues ignoraba lo que iba a pasar o
cómo sería mi nueva escuela. Además, no conocía a nadie. Pero conforme fueron
pasando las horas ese nervio y miedo desaparecieron, ya que fui conociendo y
relacionándome con otras personas, iniciando amistades. Ellas hicieron que yo
fuera tomando confianza y me sintiera más tranquilo.
También en los días
de inducción hubo como un tipo de repaso de la clase de matemáticas, debido a
que nos aplicarían un examen de diagnóstico para ver si necesitaríamos
asesorías o no. Esas clases de repaso me ayudaron bastante, pues muchos de los
temas que vimos no los recordaba, o nunca los había visto en la secundaria. El día
del examen me fue muy bien, porque estudié para no necesitar asesorías.
La semana de
inducción fue de mucha ayuda. Nos permitió a los alumnos de nuevo ingreso
adaptarnos un poco mejor y relacionarnos con más personas, para que así podamos
sentirnos más cómodos y confiados en la escuela, tanto social como
académicamente. Nos permitió conocer mejor a los profesores y su forma de
trabajar, lo cual nos ayuda a trabajar como ellos quieren.
Asimismo, me gustó
mucho que nos dieran la bienvenida y nos explicaran cómo funciona la
preparatoria, y que aparte nos obsequiaran camisas representativas del
Instituto Salvatierra.
Gracias a estos cinco
días de inducción ya pude conocer más gente, con la que he hecho una amistad
que durará. También pude comprender la forma de trabajar de cada uno de los
profesores y las reglas que debemos seguir en sus materias. Esto me hace sentir
mejor, pues así podré desenvolverme en un ambiente sano y divertido.
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