En el mundo hay un sinfín
de obras literarias, cuentos y novelas que nos hablan de la vida diaria. Y Macario (de B. Traven) no es la
excepción. Nos muestra los deseos de una persona que, sin importar su nivel
económico, podrá cumplir su sueño.
La historia cuenta la vida de
Macario, un humilde leñador que vivía en un pueblo junto a su esposa y once
hijos. Su deseo era comer un pavo asado entero el solo, y su mujer pudo
cumplirle el tan anhelado sueño. Mandado por ella, él huyó a la selva para
comer el pavo sin que nada ni nadie lo molestara.
En el transcurso de la comida
se presentaron tres personas. El primer personaje fue, probablemente el más
temido: el demonio. Vestido de charro intentó engañar al leñador, pidiéndole un
trozo de pavo; pero fue tan grande la inteligencia de este que no logró hacerlo
caer en su trampa.
La segunda persona, nuestro
gran Señor, fue Dios. Seguramente su presencia no fue con mala intención; su
único objetivo era hacer crecer la fuerza y la toma de decisión de Macario.
Finalmente llegó la tercera
persona, el dueño de todos los miedos y creador de tantas tristezas junto con
la mía: la muerte. Un personaje esquelético moría de hambre; él rompió con la dura
decisión de Macario y logró obtener medio pavo asado. Por agradecimiento llenó
el guaje de agua. Pero no era cualquier agua: cada gota representaba una
renovación, una vida salvada. Macario podía salvar vidas con tan solo una gota;
pero, claro, con la aprobación de la muerte.
Esta obra consta de una
gran trama, así es, la novela. Pero, ¿por qué se clasifica de esta manera y no
como un cuento? La respuesta es sencilla: su extensión es larga, contiene
varios personajes y no solamente narra una historia, sino varias secundarias
más. Es realista, deja de lado los elementos ficticios para encarnar la
historia real de una familia de pueblo.
El narrador es omnisciente,
lo sabe absolutamente todo y relata en tercera persona. “Se acomodó lo mejor
que pudo sobre el suelo y con un suspiro de profunda satisfacción se recargó en
la cavidad de un árbol grande, sacó el pavo de la canasta, extendió las
hojas...”. Es esta cita textual se
refleja cómo el narrador no supone nada; por lo contrario, lo sabe todo con
lujo de detalle.
El ambiente se ha clasificado
en tres ámbitos (espacio, tiempo y atmósfera). La obra narra los hechos en el
pueblo y en el bosque, donde Macario encontró a tres de los personajes y donde
pudo comer la mitad de un pavo asado.
Se puede ver que la historia
ocurre en la época colonial y el ambiente psicológico es sin duda la ilusión,
debido al sueño de Macario, quien logró vencer casi todos los obstáculos por su
gran generosidad y toma de decisión.
La vida de Traven, el autor,
no es realmente conocida. Se dicen varias cosas pero nada ha sido comprobado.
Se mencionan varios lugares de nacimiento y distintas fechas. Pero un dato cierto
es el de su llegada a nuestro país en el año 1925, justo en el gobierno de Plutarco
Elías Calles, quien gobernó de 1924 a 1928 y en cuyo mandato se creó la primera
línea aérea y se fundó el Banco de México.
Y aunque su biografía no es
oficial, una persona puede reflejar más de lo que piensa con tan solo su
escritura. Tal es el caso de esta novela, en donde se expresa la creencia
religiosa de Traven. Al incluirse la presencia del diablo, Dios y la muerte en
esta novela, podemos ver que Traven era un creyente que supo caracterizar de
una excelente manera a sus personajes.
Macario ha sido de las pocas obras que me ha tocado leer, pero sin duda una de
las mejores. Su trama es tan distinta a las demás, que nos deja con una huella
en nuestra vida literaria. Su historia es tan real, que pareciera que la
estamos viviendo. Y no es una narración común, su tema es diferente, muy único
y original.
Traven. B. (2003), Macario. Selector, México, 108 pp.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario