lunes, 6 de agosto de 2018

Acordes de piano nocturnos


Georgina Herrera Luna


Se oyen melodías de piano de noche y madrugada. El ambiente es tenebroso y muy cerrado. Debajo de los pisos se escuchan pisadas, acordes pianísticos y algunos cantos con bella voz perteneciente a un varón. Según exalumnos, “es horrible e imposible entrar ahí”.
Esto ocurre en Mexicali, en la ciudad del sol. Se dice que en la escuela Presidente Alemán hay un hombre fantasmagórico que aparece cuando alguien decide tocar el piano o interpretar una pieza culturalmente musical.
Alrededor del año de 1950, la ciudad apenas estaba naciendo. Todo dentro del municipio era nuevo: casas, algunos pequeños edificios recién hechos. El gobierno construyó más inmuebles y se crearon más escuelas públicas para los jóvenes y niños.
Una de las escuelas de estreno era la primaria Presidente Alemán, por la colonia Cuauhtémoc; una escuela amplia y con grandes patios, salones apenas levantados, aulas de música y ciencia con instrumentos innovadores para esas fechas. Nuevos profesores y nuevos alumnos.
Entre ellos estaba el maestro de música, un hombre dedicado a enseñar. Joven, de buenos modales, con muchos valores y una gran ilusión en enseñar la actividad que más le gustaba.
El profesor, maravillado con el gran auditorio de aquella nueva escuela, entraba todos los días a verlo; cuando algo estaba sucio, dedicaba su tiempo a relucirlo y asearlo por completo.
Para él, el auditorio era perfecto, y cada vez que se cansaba de ver los instrumentos en el mismo lugar lo cambiaba todo, incluido el gigantesco piano.
Un día decidió que tenía que moverlo, pero el problema era que el mueble carecía de llantitas, así que rentó una pequeña grúa que cupiera por la puerta del auditorio.
Muy feliz el docente esperaba que su piano estuviera por los aires y así acomodarlo en el lugar planeado. Ya alzado, el maestro decidió colocarse debajo de él, para dirigir la obra.
En ese momento pensó que era una buena idea, hasta el instante en que el piano se soltó del arnés y le cayó encima, terminando así la corta vida y los sueños del extraordinario maestro de música.
Después de eso, cerraron el auditorio por un par de meses, para quitar cualquier marca o mancha que quedara de aquel profesor fallido. Cambiaron pisos, cortinas, sillas; desgraciadamente no pudieron comprar un piano nuevo por falta de presupuesto, así que solo limpiaron muy cautelosamente el existente.
No se habló más del tema; ningún niño o maestro quiso entrar ahí, ya que se corrían rumores sobre lo sucedido; acordes se escuchaban, pero ninguna persona era encontrada.
En la cuadra de la escuela cada vez menos niños había, solo abuelos, papás con hijos adultos y una escasa variedad de padres jóvenes con sus familias.
Los años pasaron y cada vez fue menor la matrícula en la escuela. Los sonidos nunca se dejaron de oír y con mucha más razón pidieron los alumnos a sus papás un cambio de escuela, por los sucesos extraños que pasaban. Se fueron cerrando salones y grupos de estudiantes, hasta clausurar la primaria.
Se dice que por las noches se pueden percibir el piano y una voz que canta melodiosamente. También, como si alguien arrastrara mesabancos por todo el plantel.
Hoy en día la escuela Presidente Alemán no es más que un edificio con muchos recuerdos y leyendas. Pero todos los sucesos se quedan en ella. Ahora solo funcionan oficinas del actual CECYTE. No obstante, eso no impide que hasta los oídos de las personas del lugar lleguen los acordes.


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