lunes, 6 de agosto de 2018

Siete en una


Juan Pablo Ruiz Álvarez


Me cuesta trabajo escoger mi atuendo. Yo quiero usar el vestido azul, aunque ellas quieren el negro. Pero esta es mi cita, no la suya. No debería importarme lo que ellas quieran; sin embargo, me es imposible callarlas. Por más que lo intente no puedo deshacerme de esas voces. Me miro al espejo para darme unos últimos toques. Pienso en lo bonita que me veo, pero ellas no opinan lo mismo. Una voz dice: “Te ves gorda”; otra: “Él no te quiere para algo serio”, y una última: “¿No sería mejor quedarnos en casa?”. Esto nomás logra darme inseguridad.
Me pongo a pensar en la tarde de ayer, la tarde en que lo conocí. Estaba en el mercado comprando comida cuando en un pasillo mi carrito chocó con otro. Volteé a ver con quién había chocado y era él. Un hombre alto, con barba corta y ojos azules. Me pidió disculpas de inmediato, pero quedé en shock por un momento. Una de las voces expresaba: “Es un hombre guapo”; otra: “No te hagas ilusiones”, y una última: “¡Contesta su disculpa, no seas boba!”.

Le dije que no se preocupara y me contestó con una sonrisa. Me preguntó mi nombre y yo le contesté: “Ashley”. De ahí iniciamos una breve conversación, y, cuando menos lo esperaba, me invitó a una cena. Estaba confundida, no podía comprender cómo una persona a quien acababa de conocer me invitaba a una cena que posiblemente sería romántica. Nos despedimos, y saliendo del mercado me fui a mi casa para escoger mi atuendo.
Ya casi es hora para la cena, así que salgo para llegar a tiempo al restaurante. Es aquí cuando me congelo. Estoy frente a mi carro, sin poder moverme. Todas las voces están hablando fuerte y al mismo tiempo. Debí haberme tomado el medicamento, pero hace que me dé sueño y necesito estar más que despierta para esta cena. Me recupero y subo al carro, para dirigirme al lugar. Cuando llego, me asomo por la ventana del restaurante y ahí lo veo. Está sentado en una mesa, posiblemente esperándome. Esto me dibuja una sonrisa en la cara y entro.
Me siento en la mesa y ordenamos nuestra cena. Iniciamos con una conversación mientras esperamos la orden. Él está interesado por dónde nací, mis gustos musicales y de mi familia. Lo último hace que me ponga sentimental, pues ya hace años que no hablo con ellos. No pudieron con mi constante cambio de personalidad, por lo que yo me hice cargo de mi trastorno. Pienso en confiarle esto, pero no quiero arruinar nuestra primera cita. La última vez que salí con alguien fue hace mucho, y la verdad es que lo necesito.
Terminamos de cenar y ya es hora de irnos. Creo que me fue bien. De repente me pregunta algo: si me gustaría pasar la noche con él. Al parecer la cita fue mejor de lo que pensé. No sé qué contestar, no me tomé el medicamento y puede que suceda algo malo si accedo a ir. Las voces hacen que me confunda aún más. Un par de ellas dice que lo haga, que me hace falta; otro par, que no lo haga y que regrese a casa para tomar el medicamento; y un último par, que lo haga, porque necesito hacer amistades. Son cuatro contra dos, así que decido contestarle que sí.
Ya que llegamos a su casa me muestra el camino a su cuarto, donde nos acomodamos para acostarnos. Él me presta de sus prendas para dormir. Apaga las luces y cae rápido en un sueño profundo, mientras que yo estoy teniendo el peor momento de mi vida, pues las voces en mi cabeza no se callan. Me levanto de la cama para ir al baño, y cuando me veo al espejo empieza a darme un ataque de pánico. Puedo sentir cómo voy perdiendo el control sobre mi cuerpo y ellas se apoderan de él.
Después de unos minutos ya no me queda nada por hacer. Ellas están al mando, y yo nomás puedo ver todo lo que ellas decidan hacer. Salimos del baño y empezamos a husmear en todas las partes de la casa. Puedo escuchar lo que quieren: su cartera y las llaves de su carro. En cuestión de segundos ya tenemos todo, y salimos de su casa de la manera más silenciosa posible. Prendemos el carro y nos alejamos del barrio.
Es así como pierdo una amistad más y es así como me pierdo a mí misma.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario