lunes, 6 de agosto de 2018

De engaños y almas en pena


Aurora Isabel Castro Baldenegro


Todo lugar tiene una historia que contar, y La Cachanilla, popular plaza de nuestro querido Mexicali, no es la excepción. ¿Qué ocurre cuando una bella mujer que vivía de amoríos, un caballero conducido por sus celos y rumores entre ellos… convergen con una antigua construcción a las afueras de la ciudad, para ocultar un asesinato? Esto es lo que nos cuenta la talentosa autora de 19 años Karen Patricia Esquivel Ferro, exalumna del Instituto Salvatierra y actual estudiante de ingeniería mecánica, en “Pisadas en La Cachanilla”.
El texto está muy bien escrito, en mi opinión, ya que se trata de una leyenda. Cumple con algunas de sus características más notables: los personajes son humanos, puede deducirse que es escatológica (habla sobre sucesos sobrenaturales) gracias a que su clasificación es clara, posee un tiempo y un lugar reales (La Jabonera del Pacífico, en los años cincuenta, en la capital bajacaliforniana) y, además, es fácil saber que su origen es local (“Tenía muchos amantes que iba dejando por las diferentes colonias”).
En cuanto a los aspectos sociohistóricos más notables se encuentran los sociales, sobre los cuales se dice que la población era pequeña y todo pasaba de boca en boca rápidamente; y los políticos, porque se señala que el gobierno era nuevo y el sistema judicial no era efectivo en ese entonces. Por la época en que la historia se sitúa, son características claras de imaginarse, pues en una ciudad que está en sus comienzos suele haber este tipo de situaciones.
Sus personajes, aunque carecen de nombre, están bien definidos, punto a favor de la autora. La figura principal en este caso es “la bella mujer”, de quien todos en la leyenda hablan: una persona que goza de su soltería, estando con todo hombre que se encuentra en el camino y, por lo tanto, teme al compromiso. Como secundario entra “el caballero”, un hombre prácticamente perfecto... de no ser por sus problemas a la hora de querer controlar sus sentimientos, los cuales lo llevan a cometer actos cosas indeseables, sin que pueda siquiera pensarlo dos veces. Drama total.
La leyenda es contada por alguien que contempla los sucesos desde afuera y los relata en tiempo pasado, por lo que podemos decir que su narrador es testigo: “Se cuenta que no es un demonio, ni algo peor lo que ronda por las noches”.
La atmósfera de la historia es algo que cambia constantemente: lo que comienza con un ambiente bastante agradable en las pintorescas colonias del antiguo Mexicali, se torna en uno angustiante, misterioso y sombrío acercándose al final. Es justo eso uno de los aspectos que hacen que el lector se quede atrapado en la intriga del qué pasará después.
La función emotiva se hace presente en muy pocos fragmentos, pero no está ausente: “...muchos aseguran que oirá los sollozos de la pobre mujer” (aquí el narrador nos expresa su compasión hacia el personaje principal). La poética, en cambio, es mucho más notable en el texto: “Mexicali era joven, y lo eran también las personas y las historias que comenzaban a crearse”.
En general, “Pisadas en La Cachanilla” no me pareció tan mal, aunque sinceramente lo esperaba un poco más original. La manera como el relato se lleva a cabo es agradable, y su escritura es clara y romántica. La lectura se da a buen ritmo y no hay agujeros en la trama; sin embargo, siento que la idea central de la historia (los engaños y las almas en pena) está bastante gastada y es muy común de encontrar.
Buena adaptación, tal vez no la mejor que he leído, pero me entretuvo lo suficiente como para darle un visto positivo.

Referencia:
Esquivel Ferro, Karen Patricia, “Pisadas en La Cachanilla”. Disponible en: https://nuevotallereando.blogspot.com/2017/06/pisadas-en-la-cachanilla.html


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